Capitulo 1 - PRIMER DÍA

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 Era una hermosa y soleada mañana de lunes, pero cuando Sara Smith despertó por culpa de la luz que entraba por su gran ventana, los pajaritos cantando y Joss tocando a la puerta para avisarle que debía alistarse para ir al colegio, supo que sería el peor día de su vida.

—Diablos —murmuró. Odiaba como todos despertaban tan felices dejándola a ella como el ogro de la casa.

Sara no podía entender cómo podría alegrarla tener que entrar a otro colegio nuevo otra vez—algo a lo que debería estar más que acostumbrada. Pero por alguna razón sus papás parecían optimistas en que el Santa Sofía si iba a ser el último colegio en el que iba a estudiar hasta la graduación.

Tampoco es que fuera una pésima estudiante, simplemente odiaba el colegio, ¡al igual que todos los demás! Llevaba años haciéndose expulsar a propósito de un colegio tras otro con la esperanza que no la recibieran en ninguno más. Pero al parecer los colegios preferían las exageradas cifras de dinero que pagaban sus papás para que la recibieran así tuvieran que soportar la pesadilla que ella podía llegar a ser.

O también podría ser que la aceptaran por lastima, ya que sus papás alegaban problemas psicológicos a causa de su divorcio.

—¡Por favor, si hoy en día todo el mundo se separa! —exclamó irritada mientras se iba a bañar. A ella no le afectaba el hecho de que su papá hubiera abandonado a su mamá por un guapísimo modelo brasilero. No, lo que a ella le molestaba era que ahora que estaban separados, sus papás querían actuar como una familia unida.  

Bueno, claro que su papá no las había abandonado totalmente, él ahora se estaba esforzando por recuperar el tiempo perdido e intentar tener por fin una familia normal.

Para Sara su papá era un héroe. A ella no le importaba lo que dijeran las revistas de farándula sobre él, ella solo era feliz porque después de tantos años en que no pasaban juntos ni una navidad, él había decidido tomarse con más calma su trabajo para dedicarse a su única hija y ahora pasaban la mayor parte del tiempo juntos.

Entonces, ¿qué más podía pedirle a la vida? Si había visto tantos casos de hijos con papás separados que cuando tenían nuevas familias los olvidaban por completo. Su caso era muy distinto, los Smith Herrera eran tan disfuncionales que el divorcio había causado el efecto contrario en ellos y ahora parecían más una familia que antes.

Todo estaba bien cuando salía con su papá los fines de semana, cuando la llevaba de compras sin parar, y aunque a veces exagerara un poco, siempre la pasaba mejor con él y Felipao que con chicas de su edad. Los fines de semana eran como una burbuja… burbuja que se reventaba cuando llegaba el domingo por la noche y tenía que volver a casa para ir al colegio al siguiente día.

El único defecto de su perfecto papá era que apoyaba a su mamá con eso de que tenía que estudiar y graduarse… o tal vez era que no le quedaba opción.

Erika Herrera era la vicepresidente de la cadena de Spas H y la soltera más bella del país según las revistas de entretenimiento. Además de ser la mejor vestida, la ejecutiva del año, la mujer modelo y etcétera, etcétera, etcétera. Fuera de toda esa perfecta hoja de vida, era la mamá de Sara, la que por desgracia tendría su custodia hasta su mayoría de edad y que mientras tanto haría todo lo posible por acabar con los niveles de autoestima de su pobre hija.

Tampoco es que le tuviera envidia, pero es que no podía evitarlo, solo verla dolía. Tenía un cuerpo perfecto, sin cirugías, ojos azules  y cabello largo. Era como Angelina Jolie, solo que sin un Brad Pitt y sin medio equipo de futbol como hijos, de hecho no era nada afortunada en su vida amorosa. Con 34 años y una larga fila de solteros millonarios a su disposición, a Erika parecía no gustarle ninguno—o por lo menos ninguno desde Pierre. Sara estaba segura de que él sería su padrastro, pero Erika lo había arruinado todo y él se había ido para siempre.

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