Capítulo 46 - ALIANZAS

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Como era de esperarse, el rumor del romance de moda se había regado como lluvia en el Amazonas. Todos habían pasado la mañana en clase hablando sobre Tomás y su novia, bueno, todos menos ella. De hecho Emma a su lado tampoco había hecho ningún comentario, ambas habían estado extrañamente calladas esa mañana prestando atención a clase. Tan sólo en la última hora Emma le pasó uno de sus famosos papelitos.

“Y yo que pensaba que me había equivocado, creí que Parker tenía más sentido común que eso. Ew.”

Sara no hizo ningún gesto mientras leía, Emma había parecido tan segura aquella noche cuando le había dicho que estaban juntos, no podía creer que ahora confesara que simplemente había adivinado. Ella giró el papel y escribió sin mostrar mucho interés.

“Así como tú lo dijiste una vez: “Las frutas podridas caen solas””

Sabía que Tomás no había asistido a clase, lo sabía desde que había entrado al salón. En esos últimos días se había hecho más consciente de lo mucho que sentía su presencia cuando estaba cerca, como un imán atrayéndola. Probablemente había faltado a clase para ir a consolar a su novia, o tal vez había faltado para pasar el día con ella y ni siquiera le importaba que todos estuvieran hablando de ellos, él jamás prestaba atención a esas cosas.

Tal vez ahora se sentía aliviado.

Maldición. Sara sacudió la cabeza.

—¿Oye, Emma? —La llamó intentando pensar en otra cosa—. ¿Qué me pedirías a cambio de un favor?

Emma la miró inmediatamente con sus ojos como rendijas.

—Eso depende de qué favor sea —dijo con cierto recelo.

—Bueno, es que el viernes hay una fiesta en el club y voy a asistir con unos amigos…

—Tienes que estar bromeando —la interrumpió en tono de burla—. ¿Acaso te caíste anoche de la cama?

En realidad había algunos días en que despertaba en el suelo, pero no era momento para contar esas cosas.

—¿Escuchaste bien lo que te dije? Te daré algo a cambio si vas conmigo.

—Claro, porque eso hace que sea una mejor idea —bufó ella—. Lo siento Smith, pero últimamente tu lista de amigos no incluye a Ian Somerhalder.

—Emma —Sara suspiró—. Usaré una verruga de bruja durante todo un día. En la nariz.

Con eso logró que ella la mirara con un poco más de interés.

—¿Qué tan grande sería esa verruga?

—No sé, dejaría que tú la eligieras.

Emma se lo pensó, luego sonrió como si la estuviera imaginando.

—Y durante esa noche en la fiesta —dijo después—. Si la usas también esa noche aceptaré. Y si vas vestida de negro.

Sara sonrió por primera vez en ese día.

—Hecho —aceptó—. No te vas a arrepentir… digo, de verme con esa verruga.

Emma puso los ojos en blanco.

—Y quiero que David Brando se encuentre alejado de mí al menos diez metros a la redonda.

Maldición.

—Emma, si quieres que David se disculpe contigo por todo lo que ha hecho, debes dejar que hable contigo.

Por la mueca de fastidio que hizo, cualquiera pensaría que David era alguna especie de orco, pero cuando Emma gruñó entre dientes que aceptaba que David se acercara sólo para disculparse, Sara supo que ese supuesto odio era puro teatro.

AtrapadaWhere stories live. Discover now