La Marca de Sara - (GRATIS)

By marlenequen

22M 1.6M 301K

Sara es una estudiante de 20 años que tras la repentina muerte de su padre, se ve forzada a abandonar su carr... More

Sinopsis
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
EPÍLOGO

Capitulo 1

883K 40.8K 7.2K
By marlenequen

Suena el despertador y como siempre soy la primera en levantarme. Las clases empiezan temprano y todavía tengo que conducir varios kilómetros hasta la universidad. Aparto las mantas para salir de la cama y el frío me recuerda rápidamente la situación por la que estamos pasando. Es pleno invierno y no podemos poner la calefacción porque el jefe de mi padre le debe varias mensualidades. Vivir así está siendo muy difícil. Nunca hemos sido una familia adinerada, pero gracias a mi padre siempre hemos podido vivir decentemente. Jamás le ha importado hacer horas extra o trabajar los fines de semana con tal de que no nos faltara de nada. Incluso hace dos años me compró un pequeño coche para que pudiera desplazarme sin problemas. Vivimos en un pueblo bastante alejado de la ciudad y se me iba el tiempo viajando en autobús. Para nuestra desgracia, lo hemos tenido que poner en venta.

Desde que su empresa cambió de jefe todo es un desastre. El muy sinvergüenza prefiere gastarse el dinero en coches de lujo y fiestas antes que pagar a sus trabajadores. No pueden abandonar el puesto para intentar buscar otro empleo, porque les tiene amenazados y si lo hacen perderán todos sus derechos. Además, debido a la crisis económica que vive el país, es muy difícil encontrar otro trabajo rápido.

He descubierto a mi padre llorando a solas en varias ocasiones. Está tan agobiado que ya no sabe qué más hacer. Mi madre está enferma y apenas podemos comprar sus medicamentos. Hemos visitado a varios asistentes sociales en busca de ayuda, pero parece que no tenemos derecho a ninguna porque mi padre oficialmente está trabajando.

Meto los pies en las suaves zapatillas que tengo preparadas cerca de la cama y me pongo la bata de felpa que me regaló mi abuela sobre los hombros. Al menos así estaré algo más calentita mientras tomo el desayuno. Camino sin hacer ruido para no despertarles y me fijo en que la puerta de la habitación de mis padres está abierta y él no está en la cama. «Qué raro», me digo. Seguramente haya salido de viaje. Están preparando una especie de huelga y últimamente viajan a la capital para reunirse con los abogados del sindicato. Camino hasta la cocina y cierro la puerta. Voy hacia la cafetera y me fijo en que hay una hoja de papel pegada en ella. «¿Estará rota?», me pregunto. La tomo con los dedos y leo lo que pone.

Sara, mi niña, mi preciosa hija mayor... —Arrugo la frente, esto es muy extraño—. Qué orgulloso estoy de ti y de todos tus progresos. Qué feliz me ha hecho verte crecer y descubrir la gran persona en la que te has convertido. Ojalá algún día puedas perdonarme por esto. Ojalá entendáis por qué lo hice y qué me ha llevado a ello. —Mi cuero cabelludo se eriza y un mal presentimiento se clava en mi pecho.

No puedo más, mi niña, no puedo seguir viviendo así. No puedo seguir viendo cómo mamá se niega a medicarse para que podamos comer. No puedo ver cómo después del esfuerzo que estás haciendo finalmente tendrás que abandonar tus estudios. —Mis manos comienzan a temblar.

Ayer me llegó la peor de las noticias. El cartero me entregó una carta y antes de abrirla supe lo que era. Nos han desahuciado... No soporto la idea de que el banco se quede con nuestra casa y os echen a la calle sin nada. Me siento fracasado como padre. No merezco vivir y por eso he tomado esta decisión.

Lo único que te pido es que ayudes a mamá con el papeleo que tendrá que mover a partir de ahora. El estado tendrá que darle una pequeña paga de viuda y podréis seguir viviendo con ella. Al menos me voy sabiendo que tendréis un plato sobre la mesa. Cuida de tu madre y tus hermanos como yo lo he hecho hasta ahora. Os amo con todo mi corazón.

—¡NOOO! —grito asustada y la imagen del hueco vacío de su cama viene a mi mente. Estoy tan bloqueada que no recuerdo dónde está la puerta—. ¡NOOO! —Corro con la intención de salir a buscarle. Sabía que yo leería esa nota primero. Tengo que evitar que haga una locura. No puedo permitir que se quite la vida a la desesperada para que podamos cobrar una ayuda.

Las luces de las habitaciones se encienden. Los estoy despertando a todos, pero no me importa, necesito llegar hasta él como sea. Abro la puerta de la calle y siento que me ahogo. Jamás el mundo me pareció tan grande. No sé por dónde empezar a buscarle. Lloro angustiada y corro por el jardín. Necesito saber que no está en el cobertizo. Con angustia, descubro que no hay rastro de él. Vuelvo a la casa para coger las llaves del que todavía es mi coche cuando un vehículo con luces azules se para en la puerta.

—Sara. —El padre de Lucas, uno de mis mejores amigos. Es agente de protección civil.

—No, por favor... —Sé lo que va a decirme y camino hacia atrás.

Veo que llega otro coche. Es el que usan los médicos del centro de salud y todas mis sospechas se confirman.

—Traigo una mala noticia...

—NO... vete. ¡VETE! —Me niego a escucharle. Quiero creer que si no oigo lo que viene a decirme no habrá pasado. Se acerca hasta mí y me abraza.

—Lo siento, hija. Lo siento mucho.

Los médicos corren hasta mi madre, que está en la puerta. Todos en el pueblo conocen su estado de salud y saben que toda precaución es poca con ella ante una noticia así.

tres meses y medio después...

—Sara, hija, ¿a qué hora era la entrevista?

—A las cuatro.

—Date prisa o llegarás tarde. Todavía te queda una hora de camino.

—Tranquila, mamá. Está todo controlado... —Salgo de la habitación—. ¿Voy bien? —pregunto mientras me pongo delante de ella.

—Estás preciosa, cariño. —Se acerca a mí y coloca uno de los botones de mi camisa mientras sus ojos comienzan a aguarse. Estos meses sin él están siendo un infierno para todos—. Siento tanto que tenga que ser así... —Llora.

—Mamá, ya hemos hablado sobre esto.

—Lo sé, cariño, pero ni papá ni yo hubiéramos querido esto para ti. Estábamos seguros de que ibas a llegar lejos. Eres una gran estudiante y merecías algo mejor que limpiar casas. —Seca sus lágrimas con un pañuelo de papel y siento pena. Cada día está más débil y delicada.

—Nunca es tarde para eso. —Tomo su delgada barbilla y beso su cara—. Cuando nos vaya mejor podré retomarlo. He hablado con los profesores y van a convalidarme algunas asignaturas si decido volver. —Miro el reloj—. Tengo que irme, prométeme que hoy ya no llorarás más —asiente, poco convencida, y salgo de la casa.

Durante el trayecto le voy dando vueltas a todo. Hemos conseguido alargar el desahucio unos meses más gracias al doloroso dinero que está recibiendo mi madre, pero todavía tenemos una gran deuda que pagar. Mi padre sabía lo que hacía... Dos semanas después de lo ocurrido descubrí que había estado hablando con un abogado el día antes de su muerte y que se había informado de todo. Prácticamente lo preparó. Desde entonces tengo sentimientos encontrados. No sé si amarle por ese gran gesto en el que lo único que demostró fue su amor por nosotros u odiarle por todo el daño emocional que nos ha generado desde entonces.

Varios minutos después aparco en la entrada de la casa donde me harán la entrevista. Desde fuera parece una mansión. Es inmensa y todo se ve muy lujoso. Aliso mi camisa y camino hasta la puerta. Necesito como sea conseguir este trabajo, no me queda tiempo para buscar otro y tengo que pasar la prueba como sea. Aprieto el botón del telefonillo y espero. Tras un largo pitido y sin que nadie pregunte al otro lado, la puerta se abre.

—¿Hola? —le hablo al telefonillo para pedir permiso, pero no obtengo respuesta. Camino despacio hacia el interior y nadie sale a recibirme—. ¿Hola? —vuelvo a decir cuando he avanzado un poco más, pero todo sigue en silencio.

—Buenas tardes. —Alguien habla a mi espalda y me sobresalto. Me giro y veo a un hombre moreno de unos cincuenta años apoyado en una columna de mármol. Tiene los brazos cruzados y parece muy seguro de sí mismo. Lleva puesto un traje blanco y la luz refleja en su cabeza rapada.

—Hola... —contesto. Su presencia me incomoda. Sonríe y no me inspira confianza. Sus ojos repasan mi contorno de una manera extraña y me tenso.

—¿Eres Sara? —Oír mi nombre salir de su boca me produce un escalofrío.

—Sí, señor. —Mi voz tiembla—. Yo... vine para hacer una entrevista... ¿Podría indicarme? Quedé con una mujer llamada Lorena.

—Lorena es una de mis asistentas y quien concertó la prueba, pero con quien hablarás será conmigo.

—Ohm... Disculpe entonces. —Cruzamos miradas e instintivamente bajo la mía. Sus ojos marrones son tan penetrantes que hacen que me sienta diminuta.

—Yo seré quien te explique todo lo que tendrás que hacer. —Se acerca y se detiene detrás de mí. Noto sus ojos pegados en mi cuerpo y mi vello se eriza. Saldría corriendo en este mismo momento, pero me contengo. No puedo hacer eso, necesito el puesto como sea o mi familia se verá en la calle...


_______________________

¡GRACIAS POR VUESTROS VOTOS Y COMENTARIOS!


Continue Reading

You'll Also Like

13.1K 2.5K 101
¿Escuchar la voz de una persona por teléfono, podrá hacer que te enamores? Carrick Treyvelan perderá lo que más ama en la vida, pero el destino le t...
25.8K 2.8K 63
Mi nombre es Zetaree. Soy la princesa Imperial de Nirvania de Norte. Y me acabo de casar. Me he casado con La Muerte. El hombre más temido y despiada...
22.8K 2.3K 42
Su familia estaba por formar lazos por matrimonio con la gran secta Gusu Lan, se convertiría en la prometida del segundo Jade...Pero ella planeaba de...
515 89 3
𝗦𝘂𝗻𝗸𝗶 :: ❛Kim Sunoo es un omega que está acostumbrado a tener siempre una cuchara de oro en la boca, nunca ha hecho nada demasiado arduo y su ún...