Se me estaban haciendo eternos los minutos, Las clases duraban una hora. Liam y yo lo habíamos acortado así. Faltaban veinte minutos y para mí era como si faltasen dos horas.
Ahora estaba haciendo un trabajo individualmente, de matemáticas. Liam me lo calificaría en cuanto lo terminara. Se supone que eran clases, no exámenes.
- Creo... Creo que ya terminé. - anuncié, puse el lápiz a un lado de la hoja blanca en donde segundos antes había estado escribiendo.
- Vamos a ver. - se levantó de su asiendo, y se acercó a mí, parándose a un lado de mi silla.
Su perfume, su olor a hombre estaba matándome.
Apoyó su brazo izquierdo en el escritorio, sus músculos se podían observar desde mi lugar.
- Aquí. - puso el dedo en una parte de la hoja. - Esta mal, Tienes que repetir el ejercicio.
- ¿Sólo eso esta mal? - pregunté.
Su mirada se encontró con la mía, y automáticamente mariposas comenzaron a volar por mi estomago.
- Solo eso. - declaró sin dejar de mirarme.
- Lo haré nuevamente. - asentí, y volví a mirar el trabajo.
-Bien. - vacilante, volvió a sentarse en la silla del escritorio.
Borré la respuesta equivocada y tomé el lápiz nuevamente. Tenía que concentrarme, no estaba dispuesta a dejar que Liam pensara en que era una descerebrada.
Sentía la mirada de Liam en mí, ¿Qué estaría mirando? ¿Mis pechos? ¿Por qué simplemente no me besaba? No me opondría si lo hiciera.
Lamenté el hecho de no haberme puesto una blusa mas cubierta. Ahora podía mirarme así me hubiese rechazado. Estúpido y sensual profesor.
- ¡Maldición! - exclamó Liam levantándose de la silla.
Alcé la mirada sorprendida, y me encontré con que el café se le había derramado en su cuerpo. En su entrepierna, bajando por sus muslos tapados por el pantalón.
- ¡Maldición! - repitió alterado.
- ¿Porqué se le derramo? ¿Acaso estaba pensando o mirando algo que no debía? - me burlé.
Me dio una mirada ofuscada, y volvió a su pantalón. - Que graciosa. - susurró.
- Debe quitárselo. - Propuse.
- No. - respondió al instante. - ¿Tienes algo con lo que pueda limpiarme? - preguntó.
- Sí. - me levanté de la silla, le di la vuelta al escritorio, abrí un cajón y saqué unos pañitos húmedos.
Mi padre los mantenía ahí.
- Déjeme ayudarle. - me acerqué, y me agaché.
- Puedo hacerlo yo... - detuvo sus palabras en cuanto comencé a limpiar su pantalón.
El café se había derramado en toda su entrepierna, me ponía nerviosa tener que limpiarlo ahí, y mucho más cuando había algo duro en su pantalón.
- Dios, que grande. - pensé en voz alta.
Tonta, soy una tonta, tonta. Tonta.
- ¿Qué? - contestó con nerviosismo.
- El... El mojado que hay, digo, lo... mojado. - terminé la frase sintiéndome nerviosa.
- Creo que ya estoy bien. - dijo, y continuó. - Debemos terminar de estudiar. - añadió.
- Sí, es lo mejor. - por primera vez me sentí al borde de un ataque.
La puerta se abrió, y a continuación oí una voz bastante conocida.
- Vine porque... - dejó de hablar.
Me levanté rápidamente, y giré para encontrarme con Harry, Mi ex.- Novio.
Le había terminado porque lo vi besándose con otra chica, fue muy doloroso. Ya habían pasado dos semanas, pero Harry seguía diciendo que la chica lo había besado a él cuando estaba desprevenido.
- ¿Quién es este tipo? - exclamó en voz alta.
-Harry... - hablé rápidamente. - Cálmate, ¿Quién te dejó entrar? - pregunté antes que nada.
- Te he preguntado yo primero. ¿Quién es? - se acercó peligrosamente.
- Soy su profesor. - habló Liam con firmeza.
- ¿Profesor? - preguntó Harry, seguía enojado. - ¿Y le ibas a hacer una mamada?
- Oye, no se quien carajo te creas pero estas malinterpretando las cosas. - dijo Liam, hubo un momento de silencio. - ¿Quién eres tu? - preguntó Liam sorpresivamente, Ahora él estaba molesto.
- Soy su novio. - Harry me tomó de la cintura. - Su novio, ¿Esta claro? - repitió.