Atracción destructiva +18

By DeniseAyleen

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¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un p... More

Prólogo
Reparto
Nota
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79 - Final
Epílogo
Sinopsis | AD2 | Destructivos
Prólogo | AD2
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9 🔞 | AD2
10 | AD2 | Parte 1
11 | AD2 | Parte 2
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20 🔞 | AD2
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44 | AD2 | Parte 1
45 | AD2 | Parte 2
46 | AD2 | Parte 3
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69 | AD2
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71 (Cap especial) | AD2
72| Parte 1 |AD2
72 |Parte 2 |AD2
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By DeniseAyleen

Skyler

Chase y yo despertamos temprano en la mañana. De hecho, fue él el que me despertó.

—Es temprano —miré la hoja en el teléfono y lo dejé. Me tapé la cabeza con las sábanas—. Todavía no tenemos que ver a la bruja.

Cerré mis ojos. Sentí que Chase se sentó a un costado de mí. Me destapó la cara, pero no abrí los ojos. Su mano acarició amorosamente mi mejilla. Se sentía lindo.

—Quiero llevarte a desayunar a una cafería bonita que vi cuando veníamos al hotel.

Abrí mis ojos.

—¿En serio? ¿Llevarme a desayunar? ¿Desde cuándo? Tú no eres de esos —sonreí.

—Pero puedo serlo porque a ti te gusta eso. Es hora de que sea más detallista contigo. Más cursi —noté que sintió verguenza ante las palabra.

Recordé la conversación que tuve con mis hermanos acerca de que Chase tenía que ser más romántico conmigo. Me di cuenta de que ellos hablaron con Chase. Sonreí.

—¿Mis hermanos te dijeron algo?

Frunció las cejas.

—¿Tus hermanos?

—¿No fueron mis hermanos quienes te están obligando a ser más cursi conmigo?

—¿Por qué lo harían? —respondió.

Entonces me equivoqué.

Amplié mi sonrisa.

—¿Esto ha salido de ti? ¿El querer comportarte así conmigo? —me sonrojé.

—Quiero ser un mejor partido para ti. Sé que no somos novios todavía, porque no he hecho la pregunta, pero... —se detuvo, como si estuviera pensando qué decir—. No quiero que te quedes con mis palabras, quédate con mis acciones. Verás lo atento que puede ser Chase White.

—Me has demostrado que eres atento cuando entregaste tu alma a un demonio para salvarme —recordé.

Chase se quedó mirando fijamente a mis ojos. Me senté en la cama, cubriendo mis pechos desnudos con las sábanas. Acaricié su cabello sin borrar mi sonrisa.

Tal vez Chase White no era el hombre más romántico del mundo, o el más detallista, pero estoy segura de que él demostró más que cualquier persona que se ha presentado en mi vida. Chase no dudaba un segundo si tenía que detener una bala con su pecho para que no me lastimen a mí. Él no tenía problema en entregar su vida por salvarme a mí.

—Pienso que no todo tiene por qué ser tan drástico en nuestras vidas, Skyler. Antes me parecía estúpido, pero hoy soy otra persona. Hemos pasado por tanto —tomó mis manos y las presionó—. Quiero traerte flores, llevarte a cenar, a la playa... a donde tú quieras. Pero quiero algo normal en nuestras vidas.

—No somos personas normales, Chase —hice una mueca.

—Pero sigo pensando que no todo tiene que ser tan drástico. Quiero vivir, Skyler. Vivir feliz contigo.

—Lo aprecio, Chase —me incliné para abrazarlo.

Me apoyé en su herida del cuello, la cual, por fortuna, no había empeorado. Chase se quejó del dolor, pero cuando quise separarme de él para no hacerle daño, él no me lo permitió.

—Quédate ahí —ordenó acariciando mi cabello con ternura.

Cerré mis ojos y disfruté. Me sentía tan protegida en sus brazos, que olvidaba todos mis miedos y probelmas. No sé cuánto tiempo Chase y yo estuvimos así, pero casi me quedo dormida de nuevo.

Chase esperó a que me diera una ducha y me cambiara. Hoy iba a ser un día largo, así que Chase quería que tuviéramos un momento de paz, un momento para nosotros dos. Me llevó a la cafetería, la cual era gigante y hermosa. Nos indicaron la mesa y Chase hasta me corrió la silla para que me sentara.

—¡Pero qué caballero despertamos hoy!

—¿Ves? Chase White también puede ser un hombre caballeroso. Ordena lo que quieras, no te fijes en los precios —me tendió uno de los menús.

—¿Lo que quiera?

—Lo que la reina quiera.

Lo miré. Chase estaba mirando atentamente el menú, buscando algo que ordenar. Noté que ocultó una sonrisa ante su comentario. Sabía que le daba algo de verguenza comportarse así, pero me encantaba esta nueva parte de Chase.

—Gracias, Rey —bromeé.

—Ay, no. No me digas así, por favor —suplicó sin mirarme.

—Bueno, Cuchurrimín —lo molesté.

Lo oí suspirar.

—Ya me estoy arrepintiendo de traerte aquí —también bromeó.

Me reí.

Chase me miró con una sonrisa.

—Me encanta cuando sonríes, Skyler.

Amplié mi sonrisa y tomé su mano.

—Tranquilo Don Romántico. No tienes que darme cumplidos cada dos segundos.

—Pero yo quiero hacerlo porque nace de mí —aclaró.

Chase y yo ordenamos lo mismo. Café fé y pastel de vainilla. La siguiente hora, Chase se quedó callado escuchándome hablar de todo lo nuevo que he aprendido en los grimorios que me prestó mi tía Jane. Chase parecía amar la conversación porque me miraba atentamente, aunque temí aburrirlo. Luego de la cafetería, Chase y yo caminamos por las calles de Nueva Orleans. Nuestro viaje no tenía por ser tan serio como lo planeamos.

Me detuve en una tienda de artículos para brujas. A juzgar por la vibra que sentí, supe que la dueña era como yo. Poseía magia. Compré velas y sahumos, pues estaba quedándome sin. No todos los que entraban en esa tienda eran brujos. Algunas personas compraban esos artículos para practicar la brujería sin tener poderes mágicos. Noté que la dueña me sintió desde que entré en la tienda. Ella sabía que lo que yo era.

—¿Una bruja real? —me preguntó cuando fui a pagar.

—Así es —sonreí.

Salí de la tienda para reunirme con Chase. Me sorprendí cuando lo vi de pie sosteniendo un ramo de rosas. Lo miré con una sonrisa.

—¿Y eso?

Me tendió el ramo.

—Para ti.

Lo tomé.

—Te estás tomando el papel muy en serio, pero me encanta.

Lo tomé de la mano para que empezáramos a caminar. Chase me llevó a la plaza más cercana y me pidió que nos sentáramos allí. sentáramos, pues había algo que quería decirme. Lo noté incómodo y pensativo. Eso me puso nerviosa.

—¿Estás bien, Chase?

—Sí, solo estoy pensando en cómo diré lo que tengo para decir. Hace tiempo que no hago esto. De hecho, creo que hice esto solo una vez en mi vida y fue contigo.

No le entendí.

—¿De qué me estás hablando? —Hice que me mirara.

Chase giró su cuello para ver mi rostro. Parecía incómodo y algo nervioso, pero lo mantenía en control. Recorrió mi rostro hasta llegar a mis labios y luego a mis ojos. Parecía que tenía que decirme algo importante.

—Quiero ser tu novio, Skyler —confesó.

No pude ocultar la sonrisa que apareció en mi rostro. Me puse colorada al ver que Chase se sintió más nervioso de lo que estaba. Sé que para él era incómodo, pero me gustaba verlo así conmigo. Se veía tierno y me daban ganas de comérmelo a besos. Sabía que esa pregunta llegaría pronto, pero no creí que fuera durante nuestro viaje en Nueva Orleans.

—¿Estás pidiéndome que seamos novios, Chase?

—Depende.

—¿Depende?

—Depende la respuesta —contestó—. No, no es cierto. Me expongo a la decisión que sientas que es correcta. El otro día me dijiste que quieres estar conmigo. Tal vez has cambiado de opinión y me aterra eso, pero estoy dispuesto a pasar por este incómodo momento porque quiero ser tu novio. Me gusta ser tu amigo, me encanta, pero tengo otras intenciones contigo. Tal vez suene esgoísta, pero es lo que siento, Sky.

—No, no es egoísta. Me encanta que lo digas, Chase, porque esto de ser amigo y tener que privarnos casi siempre de todo me estaba matando. Sí, sí quiero. Quiero ser tu novia —Quise abrazarlo, pero Chase tomó mi rostro y me besó.

Me besó tan lindo, tan suave, tan románticamente. Un beso lento. No quería separarme más de él.

Puede que fuera tonto y no tuviera mucho sentido, pero me sentía tan feliz que me llené de esperanzas de que todo mejorara. Tuve una oleada de positivismo y me dije a mí misma que, a partir de ahora, todo en nuestras vidas estaría bien porque estábamos juntos. Me sentía fuerte a su lado.

—No hay ninunga persona en este mundo a quien ame tanto como te amo a ti, Skyler —tomó mis manos.

—Eres tan cursi cuando quieres, Chase.

—No, es en serio, Skyler. Yo me muero si no te tengo. Morí en vida cuando te dejé aquella vez, muero cada vez que te veo llorando o asustada. Contigo he descubierto lo que es querer ser mejor persona y por eso sé que es amor lo que siento por ti. Porque quiero ser la mejor versión de mí mismo y darte el mundo entero con tal de verte feliz. Tú solo pídeme lo que quieras y yo haré hasta lo imposible para entregártelo. No me interesa ganar nada a cambio. Tu felicidad es el mayor premio que puedo tener.

Se me hizo un nudo en la garganta. No pensé que Chase fuese capaz de decir cosas tan hermosas. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Él las notó y se sorprendió.

—¿Vas a llorar?

—Es que eres muy tierno, Chase White.

—¿No te asusta lo que te he dicho?

—¿Por qué asustaría? Me has alegrado la vida con tu existencia, Chase —lo besé.

Me dio varios besos cortos.

—Tú la eternindad. Espero que las flores te hayn gustado. No sabía cuáles elegir. Pero elegí las rosas porque creo que son las que más van contigo.

—Las rosas van conmigo —afirmé—. El color rojo es mi preferido.

—Entonces, ¿somos oficialmente novios? Porque ya quiero pedirte matrimonio mañana —bromeó.

Me reí.

—Somos oficialmente novios.

—Pero en serio me gustaría que nos casáramos alguna vez —confesó—. Ya sé que eso no va conmigo, pero sí va contigo y quiero hacerte feliz. Para ser sincero, sí te imagino caminando hacia el altar, en la iglesia, o en la playa, o en un salón. O en donde tú quieras.

—¿Con anillos y fiesta?

—Con anillos y fiesta —pasó su brazo por mis hombros e hizo que recostara mi cabeza en su hombro—. Podemos contratar a Nate y Zach para la música. A Andrew para casarnos. A Jason para entregarnos los anillos. Tus hermanos pueden llevarte al altar. Obligamos a A Blake a que arroje flores mientras caminas, como castigo por ser tan bocón.

—¿Y Sam?

—A Sam lo contratamos para que cocine. ¿Has probado la comida de Sam alguna vez? Tienes que probarla.

—Parece que tienes todo planeado.

—Sara y Violett serán tus damas de honor.

—¿Y los testigos? —recordé.

—Nate puede ser nuestro y Sara también.

—Tendrías que comprar anillos, Chase —sonreí. Sabía que aquella imagen que teníamos en nuestras mentes era falsa, pues no íbamos a casarnos pronto, pero la idea me fascinaba.

—Compraré los anillos más hermosos que encuentre. Te regalaré un diamante hermoso y gigante para que lo presumas.

—Tendríamos que organizar todo: la decoración, el salón... ¡La luna de miel!

—¿A dónde te gustaría ir? —acarició mi brazo.

—No lo sé... me gustaría ir a tantos lugares. ¿A Corea? ¿O a un país de Latinoamérica. Me imagino en una playa, tomando sol, tomando alguna bebida deliciosa.

—O podemos ir a varios países —propuso.

—¿Tanto dinero tienes, Chase White?

—Si sumamos las edades de mi familia y yo, tenemos más de seiscientos años. ¿Crees que no íbamos a tener dinero, Skyler? Además, Caleb trabajó mucho y logró hacer demasiado dinero para vivir cómodos.

—No entiendo por qué no viven en una mansión si tienen tanto dinero.

—A la familia White no nos gustan las mansiones. Demasiado escandaloso para nosotros. Preferimos vivir en una casa. Es más cómodo para nosotros. Por cierto, no te lo he dicho, pero compraré un auto nuevo.

—¿En serio?

—Me cansé de robarle el auto a Nate. Siempre se enoja. Extraño mi Audi. Además, iré a verte siempre con mi auto. Es más cómodo. Podré llevarte a cualquier sitio.

—Estoy feliz por ti, Chase.

—¿Sabes algo? —mencionó.

—¿Qué?

—Hoy, a pesar de que estemos aquí por lo que ya sabes, me siento muy feliz. Siento... Paz. Creo que esa es la palabra correcta. Estar bien contigo me tranquiliza tanto, Skyler. Sabes que te amo, ¿verdad?

Cómo no saberlo. Si él era capaz de dar la vida por mí. Incluso de matar.

Regresamos al hotel para encontrarnos con los chicos. Teníamo que ir a ver a la bruja a tiempo. No hace falta aclarar que estábamos muertos de nervios. O, al menos, yo lo estaba.

Mis hermanos me llamaron dos veces para preguntarme cómo iba todo. Blake aseguraba que todo iba a salir bien, pero tenía una sensación en mi estómago de que las cosas podían no resultar bien. Tal vez era el miedo jugándome una mala pasada.

Nos detuvimos en una tienda de artículos para brujería. Blake nos guió por un pasillo largo y nos mostró unas escaleras. Eran como de un sótano.

—¿Ahí trabaja ella? —juzgó Chase con su cara tan simpática y amigable de siempre.

—Es un lindo lugar por dentro.

Blake golpeó la puerta.

La mujer no tardó en abrir. No parecía ser una persona desagradable, pero tampoco muy agradable.

—¿Cómo estás? —le preguntó Blake con una sonrisa.

Ella sonrió y nos miró a todos.

—¿Todos ustedes van a entrar aquí? Son demasiados —aclaró.

—Sí, entraremos todos, o no entraremos —Chase usó su tono autoritario.

La mujer le sonrió, pero sé que no le agradó mucho el comentario.

—¿Supongo que es por la dama que tienes a tu lado? —Me miró—. Es por ella que estás así de nervioso. ¿Es tu novia?

—Jessica, él es Chase. Disculpa si parece grosero, pero está preocupado por ella. Todos quieren entrar con ella porque tienen miedo de que algo le ocurra —explicó Blake.

—¿Tienen miedo de que lastime a la chica?

Esto comenzaba a ponerse incómodo. Miré a Chase. Él no parecía estar contento. Lo noté frustrado y nervioso, nada que ver al chico con quien estuve hace rato. Apoyé mi mano en la espalda de Chase para que se tranquilizara. Él sintió mi tacto y me miró. Le transmití con la mirada un "tranquilo".

—Solo están nerviosos, Jessica.

—Blake, no me siento tranquila teniendo a tantos vampiros dentro de mi lugar de trabajo. Son demasiados.

—¿Admites a tres vampiros? —negoció.

—Cuatro —se metió Chase.

Jessica lo miró al igual que Blake.

—Tres —no accedió.

—Cuatro, o nos vamos —amenazó.

Miré a Chase.

—Oye... —susurré.

Blake se acercó a Chase.

—Chase, por favor, piénsalo. Al menos deja entrar a tres vampiros. Pueden ser tú, Sam y Jason. No le pasará nada, lo prometo —Blake intentó convencerlo, pero Chase era complicado.

Noté en sus ojos que no se sentía seguro, así que volví a tocar su hombro para que confiara en que todo estaría bien. Chase terminó sonriendo levemente para tranquilizarme. Accedió. Él no quería hacerlo, pero lo hizo por mí.

—Bien —finalizó.

Giré para ver a Sam y Jason. Mis acompañantes.

Los demás me sonrieron como muestra de apoyo.

Jessica nos dejó entrar a su espacio de trabajo.

El aroma a incienso de canela llegó a mis fosas nasales rápidamente. El sótano era espacioso y limpio. Estaba lleno de estantes con libros, ingredientes para hechizos y plantas. Una mesa de madera descansaba al fondo de la habitación. Era su escritorio. Me llamó la atención la camilla en medio del cuarto. Tuve una sensación extraña al verla.

La toqué con la llema de los dedos y me asusté al sentir tanto calor.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —susurró Chase.

—No, nada —fingí y seguí caminando detrás de Jessica.

La mujer me señaló la silla para que me sentara frente a ella en su escritorio. Chase tomó asiento a mi lado. Sam y Jason se quedaron de pie detrás de nosotros.

—¿En qué puedo ayudarlos? —cruzó sus manos con una sonrisa.

Esto era incómodo. No sabía cómo empezar a decirle la situación. Evité decir que nací siendo el resultado de un amor prohibido entre una bruja y un vampiro y le conté los síntomas que he estado teniendo en los últimos tiempos. La mujer se mantuvo neutra durante mi relato.

Jessica cerró sus ojos y se quedó en silencio. Miré a Chase y a los chicos. Creo que ella estaba hablando con espíritus. Algunas brujas tienen más facilidad que otras para hacerlo.

—Has lastimado a alguien recientemente, ¿no es así? —consultó sin abrir sus ojos.

—Sí —dije tímida.

—¿Es el chico a tu lado?

—Sí.

—No querías dejar de morderlo cuando lo hiciste, ¿cierto?

—Así es —suspiré avergonzada.

—¿Me dijiste que has tenido episodios en los que te conviertes en vampiro?

Asentí.

—¿Puedo tomar tus manos, Skyler?

—Sí —le tendí mis manos tímidamente.

Ella me tocó sin abrir los ojos e hizo presión en mis manos. Me pidió que cerrara los ojos mientras susurraba en otro idioma.

—¿Por qué veo fuego?

—¿Qué?

—Te veo rodeada de fuego, Skyler. ¿Has estado en un incendio? Siento demasiado calor a mi alrededor. ¿Perdiste a alguien? También percibo dolor, miedo y desesperación.

Lo supe. Supe a qué se refería y tenía miedo de dar una respuesta. La bruja me hablaba de la vez en la que estuve en el infierno con Sam.

—¿Qué pasó en el infierno, Skyler? —Me sorprendió. Ella lo adivinó sola o leyó mis pensamientos.

Sé que no debí, pero abrí los ojos y miré a Chase un momento. Esto me daba miedo.

—Fui a ver a alguien a quien quiero mucho —respondí.

Giré un poco para ver a Sam. Él estaba atento a mí y a la bruja.

—¿Por qué?

—Porque lo extrañaba demasiado —expliqué.

—¿Cómo hiciste para ir allí? Ningún brujo puede ir al infierno sin ayuda de otro. Es peligroso y letal. Si te mueres o lastimas allí, tu cuerpo se lastima aquí.

—Lo sé, pero tenía que verlo. Me ayudó una bruja. Ella hizo el hechizo.

—Algo ocurrió allí. Ese día es la clave de lo que te está pasando, Skyler. Pero hay más... Estoy confundida. Estoy viendo demasiadas cosas ahora mismo. Vuelve a cerrar tus ojos —ordenó.

Los cerré.

Jessica murmuró algo respecto a un trato. ¿Qué trato?

Fruncí las cejas.

—¿Por qué me están hablando de un trato? Un trato letal y peligroso. Un trato de muerte. ¿Hiciste un trato con alguien?

—No. Pero... —me detuve.

Yo no hicie ningún trato, pero conocía a alguien que lo hizo. Chase. Él hizo un trato con un demonio.

—¿Pero qué? Habla, Skyler. Hace demasiado calor aquí, es desesperante —apresuró.

Mierda.

Yo no quería dar demasiada información. Mientras más preguntas hiciera Jessica y mientras más respuestas diera, la bruja estaría cerca de la verdad. Me daba miedo el resultado de la sesión, pero es verdad que también me sentía desesperada por una respuesta.

—Pero hay alguien que lo hizo por mí.

—¿Un trato de vida? Una vida a cambio de otra. ¿Verdad?de vida? Una vida a cambio de otra. ¿Verdad?

—Sí.

—Veo al muchacho que se entregó por ti... pero su rostro se percibe borroso. Te veo a ti llorando y veo demasiados brujos. ¿Por qué brujos? ¿Los brujos iban a lastimarte?

—Sí, algo así.

—¿El chico que se entregó por ti temía por tu muerte? Es lo que veo y tiene sentido. Pero no lo entiendo. ¿Por qué? ¿Qué iba a pasar? ¿Por qué me dicen que tu familia quería asesinarte para que renacieras?

Carajo.

Abrí nuevamente los ojos. Chase estaba mirándome. Colocó su mano en mi pierna para darme apoyo. Asintió con la cabeza para que respondiera.

—Sí, Jessica.

—¿Por qué renacer?

No respondí, pero ella tampoco hizo más preguntas. Jessica susurró rápidamente y empezó a removerse en su silla, como si sintiera dolor. No soltó mis manos en ningún momento. Al contrario, las presionó fuertemente, haciéndome daño. Hice muecas de dolor, pero no me quejé. No quería distraerla.

—Una bala en el corazón —le entendí.

La bala que me mató.

—Te asesinaron con una bala en el corazón, pero sigues viva.

Jessica ejerció demasiada fuerza en mis manos como si fuera sobrenatural. Fue imposible no quejarme estfa vez.

—Me lastimas. ¡Me lastimas! —sentí que iba a quebrarme las manos.

—¡La lastimas! —Chase intentó separarnos, pero la bruja no me soltaba y él no podía hacer que ella me soltara por más que lo intentara.

—¡Suéltala! —Sam intentó ayudarme—. ¿Por qué tiene demasiada fuerza, mierda?

Jessica no parecía estar en este mundo. Ella seguía sumida bajo aquellos susurros que eran imperceptibles para nosotros. Las llamas de las velas encendidas a nuestro alrededor crecieron, asustándome. Cuando creí que mi mano se rompería, Jessica me soltó bruscamente y se levantó de su silla asustada.

Me señaló con su dedo.

—Tú... Tú eres la abominación —descubrió.

Mi corazón latió fuertemente. Podía sentirlo en mis oídos. Chase me colocó detrás de él para protegerme en caso de que la bruja me atacara. Sam hizo lo mismo. Jason tomó mis manos y las acarició para aliviar el dolor.

—¿No te has dado cuenta, cariño? —preguntó angustiada—. Desde que él regresó del infierno has tenido la respuesta de lo que te pasa frente a ti...

Miré a Chase.

—¿De qué estás hablando, Jessica? —Chase estaba nervioso y enojado.

—De que cuando tú saliste del infierno, rompiste el pacto que hiciste. Por consiguiente, ella está regresando poco a poco a su estado original.

Oh, no... No puede ser.

—No puede ser posible —negó mi novio.

—Sí, lo es. Tiene sentido. Lo he visto todo —explicó.

—Pero mi alma prácticamente no estaba aquí. El que salió del infierno fue el demonio que me poseyó. Yo no rompí el trato. Fue él mismo quien lo hizo.

—¿Has escuchado alguna vez que los demonios son engañosos? ¿Por qué crees que no se debe hacer pactos con los demonios? Salir a través de ti fue su plan desde un principio. No le importó si Skyler volvía a ser una abominación. Tú estás aquí ahora mismo. El pacto acabó hace mucho tiempo. Skyler está pasando por una etapa de transformación. Como ya saben, está teniendo síntomas. No es para asustarlos, pero esto es leve. Se pondrá peor.

Me tomé del pecho angustiada.

Cada una de sus palabras tenía sentido. Sé que mi novio no quería aceptarlo, pero no era ilógico lo que Jessica vio.

—Dime que sabes cómo hacer que se detenga.

—¿Para que se detenga? —Jessica me observó con lástima—. Matándola.

—¡Pero, ¿qué diablos estás diciendo?! —Mi novio se enfureció.

—Chase... —tiré de su brazo angustiada. Lo noté tan nervioso que temí que hiciera algo. La bruja no tenía la culpa de que esto estuviera pasando.

—Lo siento, niña. Sé que no es tu culpa. Pero no hay manera de salvarte.

—Vámonos de aquí. Este viaje no ha servido para nada —espetó Sam. Pero no se marchó sin amenazar a la bruja—. Si se te ocurre decirle algo a alguien, te juro que te asesinaré lentamente para que sufras, bruja.

—No te atrevas a amenazarme en mi casa —la bruja se acercó sin miedo a Sam—. No le tengo miedo a los vampiros. He vivido entre ellos muchos años.

—Puedes deberías. No te metas con Skyler, ¿oíste? —Tiré de Sam para que se alejara de Jessica.

—Vámonos, Sam.

—Antes quiero decirte algo, Skyler —Jessica me detuvo—. Pero a solas —me miró fijamente. Ella no mentía. Había algo en sus ojos que me decía que le creyera. Supuse que tenía que ver con alguna importante información que no podía decir frente a los chicos.

—Ni hablar —negó Sam.

—Se lo dices delante de nosotros, o no se lo dices —siguió Chase.

Miré a Jason para que me ayudara.

—Por favor, Jason, lleva a los chicos afuera. Quiero escuchar lo que Jessica tiene para decirme.

—¿Estás loca, Skyler? —Sam me juzgó.

—Skyler, tú no la conoces —recordó Chase.

Nuevamente le lencé una mirada a Jason. Él no estaba de acuerdo conmigo, pues opinaba igual que los chicos, pero necesitaba que me ayudara. Realmente tenía la sensación de que Jessica iba a decirme algo que yo necesitaba saber y no podía dejar pasar esta oportunidad.

—Déjenme sola con Jessica.

Los chicos protestaron, pero me negué a irme sin quedarme a solas con la bruja. Sam me trató de caprichosa, pero él no entendía nada. Chase le aseguró a la bruja que escucharía detrás de la puerta y que la mataría si me tocaba un pelo.

Se marcharon a regañadientes.

La bruja cerró la puerta.

—No van a escuchar lo que pase aquí, ¿verdad? —pregunté, pues algo me decía que ella colocó un hechizo.

—No. Las paredes están hechizadas —confirmó. Me escaneó con la mirada—. Será difícil de escuchar, Skyler, pero tienes que saberlo: hay dos opciones, y en ambas hay muertes. La primera opción es matarte y evitar catástrofes.

Carajo. Ya pasé por esto una vez, pero no era fácil escucharlo otra vez.

—¿Y la otra opción?

—Que tu novio haga un pacto con un demonio y regrese al infierno para que se rehanude el pacto y tú vuelvas a tener una vida medianamente normal como bruja. 

Disfruten mucho el capítulo. <3 

Buenas vibras.

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