Chase
No tenía sentido.
¿En qué iba a poder ayudarnos él?
—¿Qué sabes? —inquirió Sam, mirando a su amigo.
—Insisto, esto no es de tu incumbencia —me interpuse mirando a mi hermano. Nosotros no podíamos confiar en él. Este era un asunto realmente importante y no creo que a Skyler le gustaría que más personas supieran lo que estaba pasando ahora. Ella no confiaba en Blake porque no lo conocía.
Él era el mejor amigo de mi hermano desde hace décadas, pero no me importaba. Yo nunca llegué a conocerlo del todo, pero siempre tuvo algo en él que no me terminaba de cerrar.
—Chase, por favor —insistió Sam, molesto. Parecía estar algo inquieto y ansioso.
—Esto no se trata de nosotros. Se trata de Skyler, Sam. Blake es tu mejor amigo, pero yo no confío en él y estoy seguro de que a Skyler no le gustará saber que Blake sabe lo que le está pasando. Esto es privado. Tenemos que resolverlo entre nosotros.
—Lo siento, Blake, pero creo que Chase tiene razón —Andrew se puso de mi lado. Se lo agradecí. Él me entendía.
—Está bien si no quieren confiar en Blake, pero confíen en mí. Yo sé que él no dirá nada a las personas equivocadas —Sam defendió a su amigo.
—No le diré nada a nadie —juró Blake.
Mi mirada seguía siendo recelosa.
—Yo conozco a una bruja en Nueva Orleans que nos puede ayudar. Es muy buena en lo que hace y tiene más de cien años. Ella nos puede ayudar a averiguar por qué le está pasando a Skyler esto.
¿Cien años?
Imagino que la mujer usó las mismas tácticas para vivir tanto tiempo que Marie, mi ex novia loca. La del estúpido amarre de amor.
—No puedo confiar en una bruja que no conozco. De hecho, no confío en las brujas. Son más malvadas que un vampiro. ¿O te recuerdo lo que me hicieron? ¿Te acuerdas del búnker? Me secuestraron y me torturaron. Casi me queman vivo.
—Ella no es así. Entiendo que seas desconfiado. Me parece lógico. Pero si hay una mínima posibilidad de entender por qué le está pasando esto a Skyler, deberías ir a por ella. Tal vez entender qué le ocurre hará que encuentres la manera de ayudar a tu novia. ¿No es eso lo que quieres?
Yo no quería que Skyler estuviera en peligro. Temía por ella. Me asustaba la idea de pensar en que ella saliese lastimada con todo esto. Si la información llegaba a los oídos equivocados, la información se podía divulgar y Skyler podría sufrir las consecuencias. Esto no era por mi egoísmo, era por ella.
—Chase... —suplicó Sam.
—Temo que algo le ocurra.
—No le ocurrirá nada porque estamos todos aquí para protegerla —respondió.
Miré a los demás. Nadie decía nada, pero sé que Jason tampoco estaba muy de acuerdo con la idea de Sam. Jason también me entendía.
—Si tú no tomas esta oportunidad, lo haré yo —advirtió.
—Por favor, Sam, no seas estúpido. La vas a poner en peligro. Estamos hablando de la abominación. Hablamos de un brujo y un vampiro. ¿Sabes lo que la harán si se enteran? Será el fin para Skyler. O una eternidad de sufrimiento. La secuestrarán, la retendrán y le harán pruebas. Fui un brujo, no todos somos malos, pero si se trata de esto... Los brujos pueden ser crueles. No le tendrán piedad.
Al fin Jason dijo algo y me apoyó. Miré a mis otros hermanos para que me apoyaran. Lo que Sam quería hacer era una locura. Sé que Skyler no iba a estar de acuerdo con esto. Ni siquiera su familia. Sería bueno que los hermanos Rice estuvieran presentes en la discusión para ponerse de mi lado.
—Estoy de acuerdo con Jason —Andrew nos apoyó.
Pero Nate y Zach no lo hicieron. Podía esperarlo de Zach, pero no de Nate.
Lo miré indignado.
—¿Qué les pasa a ustedes dos? —Andrew también estaba consternado.
—Es una posibilidad que podemos tomar. Es esto o esperar a que Skyler empeore. ¿Acaso Blake, Sam, Zach y yo somos los únicos que están conscientes de que Skyler ha mordido y bebido la sangre de un vampiro? ¿Cuándo hemos oído de un vampiro haciendo eso? Los vampiros rechazamos la sangre de un vampiro porque es asquerosa para nosotros. ¡Pero ella la ha bebido! Esto es malo. Muy malo —Nate me miró a mí. No miré a Jason ni a Andrew.
Él sabía que, si había alguien que realmente podría oponerse a muerte a esto, era yo.
—¡Aquí están! —dijo Sara.
Skyler me tomó del brazo.
—¿Qué pasa? —Nos preguntó a todos—. ¿Por qué están todos aquí? Mason y Violett están solos en la fiesta. Han dispersado el grupo —reprochó.
—Sí, ya vamos —anunció Blake y tomó a Sam para ir al interior de la casa.
Los demás se miraron entre ellos y caminaron uno detrás del otro. Sara se fue con Andrew y Skyler y yo nos quedamos juntos.
—¿Qué ha pasado? ¿Les dijiste algo a tus hermanos? —se preocupó.
—No —mentí. Odiaba hacerlo, pero no quería que se enojara conmigo.
—¿Qué hacían aquí?
—Hablábamos.
—Chase, no me mientas —presionó—. Sé que me ocultas algo. Te conozco. No quiero secretos.
Suspiré.
Maldita sea.
—¿Podemos hablar en otro momento de esto? Quedamos en que nos divertiríamos esta noche.
Skyler me hizo mala cara. Era complicado para ambos pensar en otra cosa. Sin embargo, lo intentamos.
Yo odiaba bailar, pero bailé durante horas por ella. Lo hice para verla feliz y para hacerla sonreír, pues no había nada más lindo en este mundo que verla deslumbrar su hermosa sonrisa. Cuando me cansé, Violett y Sara fueron juntas a bailar con unas chicas que conocieron en la fiesta.
La vi divertirse. Por un segundo, me olvidé de todos nuestros problemas al verla feliz. Sentí, por un momento, que Skyler vivía una vida normal y yo también.
—No ha sanado —dijo Blake detrás de mí.
Lo miré.
—¿Disculpa?
—Tu herida ha dejado de sangrar, pero la marca de los colmillos en tu cuello no ha desaparecido.
Toqué mi cuello. Efectivamente, Blake tenía razón. Pude sentir con mi tacto que tenía dos pequeños orificios en la piel. Miré otra vez a Skyler.
—No quiero ser un pesado, pero conozco a Skyler desde hace un tiempo y me gustaría saber que ella está bien. Sería una pena que algo así arruine por completo su vida. No solo la de ella, sino también la de todos nosotros.
Odiaba el hecho de que él se metiera. Es decir, yo conocía a Blake desde casi toda mi vida, pero ¿quién se creía que era él para meterse en estos asuntos?
Él notó mi mirada.
—Sé que sigues molesto conmigo por lo que pasó en tu casa. Abrí la boca cuando no debí hacerlo. Lo admito. Pero estamos hablando de Skyler. Ella necesita ayuda.
Oí su risa en medio de toda esa música espantosa. Captó mi atención y la miré bailar. Sara dijo algo que hizo que Skyler estallara de risa. La noté tan viva en ese momento que un nudo se instaló en mi garganta y en mi pecho. Me sentí angustiado porque no sabía qué podía pasar.
La vez que intenté ayudarla con esto, terminé entregando mi alma a un demonio para poder salvarla. Esa tragedia desató mil problemas dolorosos. Hubo mucha sangre después de ese entonces.
Por un segundo, tan solo un segundo... consideré la ayuda de Blake.
Sin embargo, lo miré una vez más y lo ignoré. Salí de la casa y me apoyé contra la pared a ver el cielo. Necesitaba aire fresco. ¿Qué aire fresco? Necesitaba un maldito cigarrillo. No tenía uno conmigo. Lo dejé porque a Skyler le hacía mal. Ella no estaba conmigo, no se molestaría, pero no quería que el aroma quedara impregnado en mi ropa.
—No puedes seguir rechazando la idea de Blake —Sam vino a hablar conmigo.
Rodé los ojos.
—Estaba tranquilo hasta que llegaste.
—Pues qué lástima. Sabes que es lo mejor, Chase.
Skyler apareció de la nada. Estaba con Sara.
—Te vi salir —comentó.
—Vine a tomar aire. Hace calor allí dentro —mentí.
—¿Te estás aburriendo?
—No, para nada. Es entretenido verte bailar como una loca.
Ella rio.
Su risa... tan inocente, y debajo de ella escondía su verdadero ser. Pero ni siquiera ella sabía lo que era capaz de hacer. Había tanta destrucción en ella.
—Iremos por algo de beber. ¿Quieren algo? —nos preguntó a Sam y a mí.
—No, estamos bien —sonreí.
—Está bien. ¡Te veo en un rato! —Nos sonrió.
Skyler y Sara se marcharon.
Ella parecía haberse distraído de lo que pasó. Yo, en cambio, no podía dejar de pensarlo.
La vi irse. Oí otra vez su risa. Era increíble cómo su risa destacaba entre tantas.
—Está bien —acepté, inquieto.
—¿Qué?
—Lo haremos, Sam. Haremos lo que Blake dijo.
—Gracias, Chase —tocó mi hombro.
—Pero si él o alguien intentan hacerle daño a Skyler, te aseguro que dejaré un mar de... —No pude terminar mi oración.
—Sí, ya sé. Eres malo y matarás a quien se interponga. No te preocupes, porque si alguien intenta algo contra en ella, seré yo quien asesine. Con Skyler nadie se mete —la defendió.
Toqué mi cuello otra vez, recordando las palabras de Blake.
—¿Puedes revisar mi cuello? ¿Tengo la marca de los colmillos?
Sam se fijó.
—¿No se han borrado? ¿Por qué no has curado?
—No tengo ni una puta idea de por qué. Eso no es normal en nosotros.
—Definitivamente, Chase —me miró serio.
Nate vino a hablar conmigo y Sam.
—Los estaba buscando —se apoyó contra la pared y sacó un cigarrillo de su bolsillo.
Lo encendió.
—¿Qué? —Elevó las cejas cuando lo miré.
—Me vendría bien uno —admití.
—A mí también —Sam le arrebató la caja y el encendedor de la mano y encendió uno para él.
—De nada —dijo Nate.
Sam me dio uno, pero Nate se lo arrebató de las manos.
—A él no —ordenó—. No lo dejan fumar.
—¿Cómo que no te dejan fumar? ¿Quién? —Sam no entendía.
—¿Quién va a ser? Skyler —Nate se burló.
—No es que no me deje fumar, es que le prometí que lo dejaría porque a ella le hace mal. Olvídalo, no me des nada, Nate.
—Tampoco iba a hacerlo.
—¿Qué querías, Nate? —estaba molesto—. Sam y yo estábamos hablando de algo importante.
—¿Qué tienes en el cuello? —indagó sorprendido y movió mi cuello para verme. Supe lo que estaba pensando. Blake no fue el único que lo notó—. No te has curado. ¿Cómo es eso posible?
—No tengo ni puta idea —me enfadé.
—Está bien, creo que entendemos que esto se está poniendo peor, ¿verdad? ¿Es Skyler o es tu cuerpo Chase? Porque puede ser tu cuerpo que no se esté curando o...
—Es ella, Nate —finalicé. Yo estaba completamente seguro de que yo no tenía nada que ver. Mi herida no se curó porque fue una mordida de una especie que ni siquiera debería estar en la Tierra.
—No quiero presionar, ni siquiera sé si estoy muy de acuerdo con la idea, pero... ¿no te parece que es momento de aceptar la mano de Blake? ¿O qué esperamos? ¿A que esto se ponga peor? Porque se está poniendo peor. Y no es por ser negativo, pero no sé si recuerdan cómo era Skyler antes. ¿Recuerdan la fuerza que poseía? ¿Se acuerdan de cuando tuvimos que inyectarle un sedante y tuvimos que estar todos juntos para sostenerla? ¿O acaso no recuerdan cuando actuaba como una desquiciada? No quiero esto para ella, y si hay una mínima posibilidad de poder a ayudar a nuestra amiga, hay que tomarla. Porque no es cualquier persona... es Skyler.
—Lo haremos, Nate —me crucé de brazos—. Ya lo hemos decidido.
¡NUEVO CAPÍTULO! Espero que les haya gustado.
¿Cuál es su personaje favorito? ¿Nate, Sam o Chase?
Nos leemos en el próximo.