Skyler
Mi cuerpo tembló levemente cuando Chase besó mis labios. Me sentí muy pequeña a su lado, pero muy segura y muy feliz de que esto al fin estuviese pasando.
No sé por cuánto tiempo esperé que esto pasara, pero sé que fue mucho tiempo y que mi corazón estaba roto por eso. Siempre me dolió tener que estar lejos de Chase
Fuimos dos jóvenes que se amaron, pero el amor no fue suficiente para estar juntos. Hoy en día, Chase y yo logramos limpiar nuestro amor de la toxicidad que nos rodeó en un principio. El respeto que ambos teníamos hoy era indispensable para mí. Siempre fui consciente de que Chase y yo, más allá de que en el pasado nos amamos, éramos tóxicos el uno con el otro y nos faltábamos el respeto. Pero pudimos superar eso con todo lo que vino después a nuestras vidas. Jamás creí que íbamos a estar juntos, o que intentaríamos estarlo otra vez, pero las cenizas de ese amor tan fuerte seguían tan presentes como el fuego que una vez hubo. Lo confirmaba con este dulce beso.
Pude apartarlo y decirle que no era lo correcto, pero mi interior me pidió que no lo hiciera. No solo fue un deseo físico de mi parte, sino que también fue un deseo de mi corazón. Sentí que esto era lo correcto para Chase y para mí, sentí que debía darle la oportunidad a él y darme la oportunidad a mí misma.
Le di todas las señales a Chase de que esto que él hacía era lo que yo también quería. Dejé que me besara, dejé que sus labios me guiaran hacia donde él quería llegar. Permití que toda esa marea de sensaciones me atravesara el cuerpo. Permití que toda esa emoción y ese anhelo se notaran en mis besos. Dejé que él me tomara de las mejillas y me acariciara, dejé que él bajara su mano por mi brazo y tuviera un gesto de cariño conmigo. Sé que podíamos terminar en un punto más extremo si nos dejábamos liberar por el deseo de nuestros cuerpos, pues yo podía sentir las ganas que Chase tenía de arrancarme la ropa, y era algo mutuo, porque a mí me pasaba lo mismo que a él. Sin embargo, no estaba segura de que fuese el momento adecuado para llegar a ese otro punto, pero me permití disfrutar más del recorrido sin darle tanta importancia a mis pensamientos.
Este era nuestro primer beso después de mucho tiempo sin haber probado su boca. Debo admitir que me sentía sumamente invadida por el cosquilleo en mi interior. Extrañé tanto poder besarlo, que me sentí como si estuviera en casa, en un lugar seguro, mientras su boca besaba la mía. La textura de sus labios me llevaba a esos tiempos turbulentos que vivimos, pero también a esos encuentros tan fogosos que pudimos tener.
Chase me acercó más a su cuerpo y me abrazó para que no me separara de su boca. Era difícil controlarse.
—Es un misterio la forma en la que te amo —se detuvo para decirme. Yo quería seguir en lo que estábamos, mi piel estaba en llamas y necesitaba de su tacto como al aire para respirar, pero sus palabras me llamaron la atención.
Sin embargo, no dije nada y esperé a que él aportara algo más.
Chase removió mi cabello de mi rostro y se quedó en silencio, mirándome a través de la casi completa oscuridad de mi habitación.
—¿Sucede algo? —tuve que preguntar, pues él se quedó callado, pensando en algo.
—No, solo estoy pensando —hizo una mueca efímera.
—¿En qué estás pensando?
—No sé si quieras saberlo, Skyler.
—Estoy preguntando por algo, Chase.
—Es que recuerdo la última vez que estuve en esta cama, Skyler. No terminaron bien las cosas entre tú y yo. Nos hicimos mucho daño. ¿Recuerdas?
Cómo iba a olvidarlo. Eso fue algo que reviví en mi mente una y otra vez desde que Chase terminó nuestra relación afuera de la escuela. Hace mucho tiempo él y yo dormimos juntos por última vez, exactamente el mismo día en el que tuve que ir al hospital por lo del bebé. Pero con el tiempo borré un poco ese peso de mi mente, de mi alma. No es que dejé de darle importancia, pero no era sano para mí recordarlo. Los primeros meses sin Chase fueron una tortura emocional, pues mi mente repetía una y otra vez los últimos días que tuve con Chase antes de que él se marchara. Sin embargo, debo admitir que siempre sentí que necesité hablar una última vez del tema.
—Sí, tuvimos un pasado muy pesado. Pero ya estamos bien, ¿no? ¿Por qué recuerdas eso ahora? —lo acaricié.
—No es que tenga ganas de recordarlo, simplemente vino a mi mente y quise mencionarlo, para que sepas cómo me siento al respecto. Acabo de sentir mucha culpa. Me da un poco de risa por lo tonto que fui y lo inmaduro que me comporté. Me fui y te dejé sola, pasando por un momento complicado por lo de nuestro bebé, y luego regresé para verte una última vez y te volví a dejar. Pensé solo en cómo me sentía yo y no me detuve a sentarme en tu lugar. Me arrepiento mucho, Skyler. Ojalá puedas perdonarme alguna vez.
Era hermoso que él me pidiera disculpas. Escuchar esas palabras de su boca se sintió bien.
—Yo te perdoné hace mucho, Chase.
Chase me sonrió levemente, pero su sonrisa se entristeció y sus ojos también.
—¿Qué pasa?
—Yo sé que te parecerá muy loco lo que te voy a decir, pero me habría gustado tener ese bebé contigo, Skyler.
Eso me sorprendió. De hecho, se me hizo un nudo en medio de la garganta. Siempre supe que él no quería tener hijos, desde el primer momento en el que empezamos a mantener una relación cercana me lo aclaró, pero ahora su opinión era distinta. Pensé en lo que pudimos haber sido y tenido si yo no hubiera perdido el bebé, pero alejé esos pensamientos, pues no era sano para mí hablar sobre esto.
—Es sorprendente, lo sé.
—Nunca esperé que me dijeras eso.
—Yo era una persona completamente distinta antes, Skyler. Ahora veo todo de otro modo. No soy quien fui ayer. Lo del bebé es algo que lamento mucho todos los días porque sé el daño que te causó y no estuve allí para cuidarte y protegerte. Tuviste que pasar por todo eso sola y no fue justo.
—Ya te perdoné por eso, Chase.
—Sé que no se puede, pero algún día me gustaría poder tener un hijo contigo. Y sí, sé que estoy pasándome un poco de la raya al decírtelo porque acordamos ser amigos, pero después del beso que nos hemos dado, no puedo guardarme este deseo. Nos imagino en una casa, a ti, a mí, y a un bebé. Incluso un ruidoso perro. Sería lindo —sonrió, contagiándome la sonrisa.
—Tendremos que adoptar a un niño para que todo sea normal.
—Es un poco hipócrita, ¿no crees?
—¿El qué?
—Pretender que nuestro hijo pueda vivir tranquilamente una vida normal, cuando tú y yo no somos como la mayoría de la gente. Pero sí, quiero adoptar un hijo contigo, quiero vivir esa experiencia antes de morir.
Sus palabras me hicieron sentir un poco confundida. ¿Por qué él hablaba de morir? Él era un vampiro y un demonio. Chase no podía morir.
—¿Morir? ¿Por qué morirías? Eres inmortal.
—No sabemos hasta cuándo lo seré —contradijo.
—¿Planeas morir acaso?
—Tal vez cuando tú mueras. No quiero vivir una vida sin ti. Ya he estado en el infierno y en la tierra sin ti por mucho tiempo. No quiero más tiempo alejado de ti, Skyler.
—No digas eso, Chase. Tú tienes que continuar con tu vida.
—No podría hacerlo nunca más. No sin ti. Si tú te vas, no. Eres la persona más importante de toda mi vida, cariño. Eres esa mujer que quiero que esté a mi lado para siempre, y si no puedo tenerte para siempre, entonces, prefiero morir. Tal vez pienses que soy un obsesivo y que no sé estar solo, pero ese no es asunto. Lo que sucede es que no es que yo no pueda vivir sin ti, es que no quiero hacerlo porque te amo demasiado. He vivido una larga vida, Skyler. El día en que tú te vayas de este mundo, también me iré. Ya he vivido mucho, ahora lo último que deseo vivir es una vida contigo, a tu lado, siendo tu esposo.
—Siempre has dicho que no quieres casarte —recordé riendo, enamorada de las palabras de Chase. Eran muy románticas y tiernas, pero yo no podía esperar a que él se matara cuando yo muriera. No podía aceptarlo, ni siquiera si él decía que ya vivió demasiado tiempo.
—Eso fue antes. Pero desde que regresé al pueblo y me ayudaste a romper el amarre que me hicieron y pude volver a la normalidad, a sentirme autónomo de mis sentimientos, y te vi, todo se volvió tan claro para mí: siempre fuiste tú y siempre serás tú, Skyler. Mi propio hermano, Sam, quien te ama y está enamorado de ti desde que te conoce, se ha hecho a un lado para que tú y yo podamos estar juntos, porque él ha visto con sus propios ojos cuánto te amo.
Sabía que no le haría cambiar de opinión a Chase, así que no le dije nada más. Lo miré, lo analicé, vi sus expresiones y aprecié la ternura con la que me acariciaba.
—Si supieras todo lo que se pasa por mi mente, me echarías de tu casa —bromeó, logrando que mis mejillas se sonrojaran por completo. Me sentí algo nerviosa, pero lo disimulé—. No te preocupes, no te voy a hacer nada —se controló.
En parte me gustaba su autocontrol, pero otra parte de mí deseaba con todas sus fuerzas que Chase y yo nos perdiéramos y nos enrolláramos entre las sábanas. Pero supongo que lo mejor era conservar la calma. Permanecimos mirándonos hasta que nos quedamos dormidos frente a frente: él fue quien cerró sus ojos primero y yo fui quien lo observó descansar plácidamente como si fuera un niño.
Me alegraba poder tenerlo tan cerca, su compañía era especial esta noche.
Mis ojos se rindieron de repente y me sumergí en un profundo sueño.
—Skyler —me llamó alguien. No supe descifrar de quién era esa voz, pero tampoco podía ver nada a mi alrededor. Todo estaba a oscuras y hacía mucho calor.
Me limpié el sudor de la frente, asfixiándome por el humo que aparentemente había. Tosí repetidas veces, hasta que esa voz se escuchó otra vez.
—Skyler —canturreó la persona. Era un hombre.
Me atravesó una fuerte angustia. Algo no estaba bien.
Pero no pude averiguar de qué se trataba todo eso.
Abrí mis ojos y me senté en la cama de golpe. La sensación de angustia seguía en mi pecho. Sentí miedo de la oscuridad de mi habitación, pero miré a un costado y me encontré con Chase dormido. Verlo a mi lado me generó paz y alivio. Sin embargo, noté que algo caía por mi nariz.
Me limpié la nariz con la mano y encendí el velador para observar sangre en mi piel. Volví a limpiar la sangre de mi nariz y noté más en mi mano. Miré a Chase y apagué la luz, pues no quería que él viera eso y se preocupara.
Fui hasta el baño del pasillo y me encerré allí. Observé mi rostro en el espejo y noté la sangre cayendo por mi nariz. Me limpié y arrojé la evidencia al cesto de basura. No era común que esto me pasara, pues las únicas veces que me ocurrió fue cuando trabajé con hechizos muy fuertes y complejos.
Me sorprendió un dolor en uno de mis brazos y, cuando me levanté la manga para observar qué me pasaba, encontré un moretón feo en él. Eso no era una buena señal.
Espero que disfruten el capítulo. ¡Esta semana vuelvo con otro más! El capítulo 80 ya está casi terminado, así que pueden esperarlo.
Buenas vibras a todos.