ᴛᴏᴄᴀʀ ᴇʟ ᴄɪᴇʟᴏ ☁️♡ ʸᵐ

By YOONGLH

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Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada un... More

☁️Intro: omega sabor a fresas☁️
☁️Aromas☁️
☁️Prólogo: fresas y merlot☁️
☁️01: dulces y cigarros☁️
☁️02: coqueteos y discusiones☁️
☁️03: cambios y encuentros☁️
☁️04: miradas indiscretas☁️
☁️05: golpe de suerte☁️
☁️06: ¡omega al rescate!☁️
☁️07: secretos descubiertos☁️
☁️08: una tregua silenciosa☁️
☁️09: estrellas fugaces☁️
☁️10: luz de la luna☁️
☁️11: realidad disociativa☁️
☁️12: caminos nuevos☁️
☁️13: ¡hey, chico fresa!☁️
☁️14: latidos acelerados☁️
☁️15: enciendan motores☁️
☁️16: nuevas oportunidades☁️
☁️17: rosas juliet☁️
☁️18: alfa esclavizado☁️
☁️19: un día rosita☁️
☁️20: alfa liberado☁️
☁️21: peleas clandestinas☁️
☁️22: ojitos bonitos☁️
☁️23: llegada inesperada☁️
☁️24: letras de una canción☁️
☁️25: secretos nocturnos☁️
☁️26: regalos y sorpresas☁️
☁️27: dientes de león☁️
☁️28: un deseo secreto☁️
☁️29: omega consentido☁️
☁️30: baila conmigo☁️
☁️31: fresas dulces☁️
☁️32: alfa consentido☁️
☁️33: salir contigo☁️
☁️34: casi descubierto☁️
☁️35: asunto de amigos☁️
☁️37: manzanas de caramelo☁️
☁️38: juegos y carreras☁️
☁️39: padre e hijo☁️
☁️40: visita nocturna☁️
☁️41: nevermind studios☁️
☁️42: sueños del mañana☁️
☁️43: bar de ilusiones☁️
☁️44: encanto de medianoche☁️
☁️45: dulce despertar☁️
☁️46: la señora Park☁️
☁️47: fuerte convicción☁️
☁️48: una advertencia☁️
☁️49: verdades amargas☁️
☁️50: corazones heridos☁️
☁️51: frágiles sentimientos☁️
☁️52: cuidar a Yoongi☁️
☁️53: confesión de amor☁️
☁️54: sabor a fresas☁️
☁️55: tinta y piel☁️
☁️56: mudanza y cuestiones☁️
☁️57: perversos insaciables☁️
☁️58: dulces anhelos☁️
☁️59: barreras de defensa☁️
☁️60: juegos de seducción☁️
☁️61: un Min y tres Park☁️
☁️62: almas atadas en tinta☁️
☁️63: pandilla de hippies☁️
☁️64: merlot embriagador☁️
☁️65: alfas enamorados☁️
☁️66: noche de luciérnagas☁️
☁️67: hazme balancear☁️
☁️68: noticias impactantes☁️
☁️69: fiesta de aniversario☁️
☁️70: susurros incitantes☁️
☁️71: secreto a voces☁️
☁️72: un destino caprichoso☁️
☁️73: cielo de nubes grises☁️
☁️74: lágrimas de amor herido☁️
☁️75: el peso de la esperanza☁️
☁️76: el precio de la libertad☁️
☁️77: la razón de la justicia☁️
☁️78: calma y tormenta☁️
☁️79: sentimientos agridulces☁️
☁️80: placeres y autocine☁️
☁️81: jugando con la suerte☁️
☁️82: adictos sin control☁️
☁️83: amar y morir por ti☁️
☁️84: el miedo a perderte☁️
☁️85: la promesa que cumplió☁️
☁️86: el cielo de tus ojos☁️
☁️Epílogo: votos a las estrellas☁️
☁️Agradecimientos☁️
☁️Regalitos: parte uno☁️
☁️Regalitos: parte dos☁️
☁️Regalitos: parte tres☁️
☁️Regalitos: parte cuatro☁️
☁️Regalitos: parte cinco☁️
☁️Regalitos: parte seis☁️

☁️36: el chico Park☁️

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By YOONGLH

Observaba a través de la ventanilla del auto, Sergey decidió estar en silencio para que la exploración del omega fuese cómoda y así pudiera saciar toda la curiosidad que sentía.

—¿Es un santuario religioso? —preguntó gracioso, por lo divertido de la situación.

—Lo es —respondió el alfa—. Las religiosas encargadas del lugar decidieron alquilar el local y es bastante espacioso.

—Lo he notado —murmuró Jimin, aún continuaba mirando todo lo que podía desde su lugar—. Tienen una gran ubicación también, es ventajoso para ellos.

Sergey lo miró a través del espejo retrovisor. —¿Aún no lo has descubierto?

—¿Qué cosa? —indagó Jimin.

—¿Reconoces la calle que está allá? —preguntó el mayor, señalando la avenida que estaba a un par de cuadras.

Jimin miró dicho lugar e inmediatamente formó un círculo en sus labios. Estaban bastante cerca de su nuevo apartamento, de hecho, podía asegurar que eran aproximadamente diez minutos caminando desde su ubicación actual.

—Interesante coincidencia —dijo sonriente.

La interrupción de Yoongi fue un poco repentina. Jimin terminó de abrir la puerta del auto para poder tener contacto directo con el alfa que había llegado para saludarlo, y quizá hacerlo bajar por fin para acercarse y que conociera el lugar.

—Hola, chico fresa —dijo el recién llegado.

—Hola, alfa —respondió mostrándose feliz de poder verlo.

El mayor de los dos le ofreció la mano y Jimin la tomó con mucho gusto. Sonrió sonrojado cuando el alfa le besó el dorso de su mano derecha para luego hacer lo mismo con la izquierda.

—¿Listo para conocer el lugar? —indagó el pelinaranja sin soltar la pequeña mano que sostenía.

—Más que listo —concedió el menor siguiendo los pasos de Yoongi.

Juntos se acercaron hasta donde estaban los amigos del alfa. Jimin al principio estaba un poco nervioso, era la primera vez que hablaría con ellos sin estar apoyado de sus propios amigos y la verdad era que temía causar una mala impresión con ellos, más aún si se tenía en cuenta su atrevimiento al enviar un regalo.

Fue reconfortante y tranquilizador para él verlos sonreírle con naturalidad, pese a ello, Jimin decidió permanecer parcialmente oculto tras la espalda del alfa que aún lo tomaba de la mano.

Nadie lo sabía, pero le causaba cierto pánico conocer personas nuevas, y aún más si estas personas eran cercanas para alguien que se estaba volviendo importante para él.

—Hola Jimin, ¿te acuerdas de mí?

La voz delicada llamó su atención. El pelirosa buscó hasta que encontró a un omega alto, bastante bonito, de cabellera celeste y ojos amables.

Sonrió al reconocerlo. —SeokJin.

Kim SeokJin era el niñero de sus primos, los pequeños gemelos hermanos de Chanyeol. En realidad continuaba siendo el niñero de ellos, pero por el momento estaba de vacaciones. Fueron pocas las ocasiones en las que Jimin lo miró, hablaron poco, pero le agradaba.

—Me alegra verte de nuevo —habló el omega peliceleste—. Espero que podamos ser más cercanos ahora.

—Lo seremos —aseguró Jimin con una sonrisa, luego miró al otro alfa que reconocía como uno de los amigos de Yoongi y a la chica sonriente que conoció la noche que fue a las carreras—. Hola a todos.

Alessia lo miró con esos ojos grandes y expresivos que tenía. —Eres muy tierno, espero que me recuerdes porque yo también quiero ser tu amiga.

—Te recuerdo —dijo el pelirosa, sintiéndose con más confianza a medida que fluía la conversación.

NamJoon aprovechó un momento bastante oportuno, carraspeó ligeramente para que el omega rosita lo mirara. Sin duda lo primero que el alfa notó fueron los ojos pequeños y azules, le resultaron hermosos, entendiendo al instante lo que había cautivado a su amigo.

—Hola —saludó con torpeza intentando no ser rudo—. Yo... quiero agradecerte por el regalo que nos diste, no lo esperábamos pero lo aceptamos —asintió varias veces—, y si quieres tatuarte ya sabes que tienes un lugar a tu completa disposición.

Todos rieron divertidos por las palabras tan emotivas del pelinegro, todos excepto Yoongi quien quería matar al torpe hombre por soltar meras estupideces.

—Para mí fue un placer —dijo Jimin—. Y sobre tatuarme, lo tendré en consideración.

NamJoon asintió satisfecho con la respuesta obtenida; un par de minutos después SeokJin aprovechó para llevárselo lejos del lugar, alegando que tenían unos asuntos pendientes y que no podían perder tiempo, aunque para todos fue evidente las intenciones que tenía el omega mayor de dejar a Yoongi solo con Jimin.

Ale por su parte tuvo un plan un poco diferente, pero con el mismo objetivo. Dijo que iría a hacerle plática al alfa guardaespaldas que cuidaba a Jimin, asegurando de que debería sentirse muy aburrido estando tan solito.

Quedaron sólo ellos, con un estudio de tatuajes casi terminado y a la espera de ser conocido por el omega.

—¿Entramos? —preguntó Yoongi mirándolo con intensidad.

Jimin asintió en silencio. Al ingresar lo primero que encontró fue una sala de espera, pequeña y completamente equipada con todo lo necesario, al omega le gustó mucho el espejo y las velas aromáticas.

—La decoración me recuerda a las bandas de rock —confesó Jimin con sus ojos brillando en aceptación.

—Lo tomamos como base para la temática del local —admitió el mayor, mientras se encargaba de guiar a su acompañante hacia la sala donde trabajarían.

—Fue un gran acierto —dijo el menor, bastante ocupado en conocer cada rincón del lugar.

Las paredes estaban pintadas en un gris claro con algunos detalles hechos a mano en tonos negros y dorados. Cuadros de bandas reconocidas estaban colgados en puntos estratégicos, plantas de pino y hierba buena, y en la esquina derecha un estante donde se exhibían muchos casete que estaban clasificados por color.

—¿Qué opinas del lugar, algodoncito? —indagó el alfa escuchándose ansioso por obtener una respuesta.

—Hay algo que falta, pero no estoy seguro de lo que sea —murmuró pensativo.

Yoongi lo atrajo hacia sus brazos, lo abrazó sintiendo la delicadeza del cuerpo contrario y lo pequeño que se sentía bajo su tacto, despertando sentires nuevos en su parte interna y espiritual, ante todo con la armonía que últimamente sentía con su lobo.

Teniéndolo tan cerca, el alfa pudo notar un detalle pequeño y que le hizo sonreír ampliamente.

—Puedo sentir tu aroma —murmuró, con su nariz olisqueando por encima de la cabellera rosa.

El omega frotó la naricita en el pecho fuerte. —Ya no uso inhibidores, así que mi aroma irá tomando fuerza a medida que pasen los días.

—Me encanta —confesó el mayor, su voz escuchándose más baja y su agarre tornándose más fuerte.

El aroma dulce del omega consumió a Yoongi en medio de nubes rosas y pensamientos profundos. El alfa en su interior también tomó parte de lo que estaba sucediendo, conoció la esencia, la apreció y se juró protegerla de toda amenaza que quisiera desaparecerla.

—Tu aroma está aumentando —dijo Jimin, su voz escuchándose calmada, casi adormilada.

—Es mi lobo —respondió—. Está despierto.

Jimin lo miró a los ojos, le regaló una sonrisa llena de picardía cuando comprendió la situación, aunque también se sentía sumamente halagado y hasta enternecido, sobre todo cuando un tímido alfa no pudo seguir sosteniéndole la mirada.

—Tu lobito es un coqueto conmigo —canturreó encantado.

El mayor se hizo el desentendido. —Ni idea de lo que hablas, creo que es tu marcado ego haciendo de las suyas.

—Tu lobito me ama, tu lobito muere por mí —continuó Jimin, riendo más cuando las mejillas del alfa se pintaron de rosa.

—No sigas, algodón, o voy a morderte —amenazó Yoongi.

Le daba vergüenza que su lobo enamorado fuese tan evidente ante los ojos del omega, así que se encargaría de mantener su orgullo intacto, aunque sabía que ya estaba fallando.

—Tienes un lobito tierno y bastante lindo, ¿a qué sí? —jugueteó Jimin, sorprendiéndose cuando escuchó un sonido bajo y tierno que salió desde el pecho del mayor.

Parecía un ronroneo, pero no lo era. El pelirosa miró al alfa con sorpresa y Yoongi... bueno él quería que la tierra se lo tragara completo y así poder evitarse el sentimiento vergonzoso que estaba viviendo.

—¿Eso fue un ronroneo? —preguntó el menor.

Los ojos del alfa se entrecerraron en su dirección y fue rápido al actuar. Lo llevó hacia el sillón reclinable que estaba más cerca y lo sentó aprovechando para meterse entre sus piernas, todo mientras se deleitaba al escuchar el sonido sorprendido que Jimin expulsó ante la rapidez de Yoongi.

—Es increíble que me hagas hacer el ridículo con tanta facilidad, omega —dijo el pelinaranja con una sonrisa ladina.

Jimin parpadeó con inocencia. —No es mi culpa.

—No, aún así, voy a vengarme —prometió el mayor.

Casi al instante Jimin se removió con fuerza viéndose víctima de las cosquillas que Yoongi le estaba dando; el alfa no tuvo piedad, por mucho que el menor suplicó no se detuvo hasta que el rostro del más pequeño se pintó completamente rojo.

—¡Para, para! —chilló Jimin con lágrimas pequeñas naciendo de sus ojos.

El mayor lo miró complacido. —Ahora estamos igual de sonrojados.

—¡Mentira! Tú estás rosado y yo estoy rojo.

—Mejor así —respondió Yoongi, embelesándose con la tierna imagen—. Ahora pareces una fresita.

Sin poder resistir la tentación que tenía por besarlo terminó cayendo. Los labios del alfa reclamaron los rellenos del omega, dando así inicio a un beso lento, bastante profundo y sincronizado que causó más de un suspiro.

Las manos de Jimin fueron a su lugar favorito, los dedos se enredaron en la larga cabellera contraria, mientras sentía como los brazos fuertes del mayor lo abrazaban por la cintura, uniendo sus cuerpos lo más que podían.

Les gustaba compartir su calor, besarse y sentirse lo más que podían. Tomaban todas esas oportunidades y no dudaban al hacerlo; se iban conociendo, compartiendo sueños y anhelos que mantuvieron en secreto por mucho tiempo.

Al final no sabían el rumbo que querían, simplemente se estaban dejando llevar por la corriente y eso sí, amando todo el proceso.

Los labios de Yoongi dejaron la boca cálida y se concentraron en besar las mejillas que seguían sonrojadas. Lo besó con delicadeza, afecto y dulzura, lo hizo como un poeta lo haría con su flor favorita, o como un artista lo haría con su musa, y continuó haciéndolo hasta que sus labios nuevamente se encontraron.

Ese momento se prolongó hasta que el conteo de los segundos quedó en el olvido.

Ellos estaban allí, juntos, con los ojos cerrados y besándose con todos esos sentimientos que se negaban a reprimir y que más bien ansiaban por hacer crecer todavía más.

¿Y si llegaba el amor? Ellos estaban dispuestos a recibirlo, cuidarlo con valentía, mostrarlo con orgullo y ser incondicionales.

Era una promesa que se formó bajo los latidos acelerados de sus propios corazones, una promesa que estaban dispuestos a jamás olvidar.

Sergey estaba extrañado con la situación en la que se había metido de forma involuntaria.

Hace media hora había llegado una chiquilla bajita, bastante parlanchina, de mirada coqueta y cabello corto. Se presentó como Alessia Meyer y afirmó que ellos serían muy buenos amigos.

El alfa no sabía que hacer, mucho menos que decir. La chica estaba a su lado, hablando y hablando sin detenerse, preguntándole muchas cosas a las que Sergey se encargaba de responder con simpleza.

—¿Siempre eres así de serio?

—Sí.

—¿Eres ruso o alemán? No, no me respondas esa, estoy segura de que eres de Rusia por tu acento.

—Sí.

—¿Cuánto mides? ¿Uno noventa?

Sergey la miró de reojo, aunque no fue notable debido a los lentes oscuros que llevaba puestos.

—Uno noventa y cinco —respondió finalmente.

Ale hizo un puchero. —Yo apenas mido uno y cincuenta y cinco.

—Bien.

—¿Ya has matado a alguien? —preguntó curiosa.

—Sí.

—¿Con armas de fuego o de otro tipo?

—Ambas.

La beta lo encaró. —¿Y cómo sabes a qué otro tipo de armas me refería para que asegures que también has matado con esas?

El alfa se quitó los lentes y la miró por primera vez con toda la confusión pintada en sus ojos grises. Era un poco gracioso si se tenía en cuenta lo mucho que Sergey tenía que doblar el cuello para ver a la pequeña mujer que se le había pegado como calcomanía.

—¿Qué? —inquirió. No había entendido lo último que la chica dijo.

—So —dijo Ale, para luego estallar en carcajadas estrepitosas—. ¿Entendiste mi chiste?

—No.

—¿Sabes más palabras que esa? —preguntó con diversión.

—Sí —respondió el alfa con la misma seriedad que adquiría en sus horas laborales.

Sergey se sobresaltó un poco cuando la chica se colgó de su brazo izquierdo con toda confianza. Una vez más miró hacia abajo, encontrándose con unos ojos grandes que le miraban sin parpadear.

—¡Genial! —exclamó Ale entusiasta—. Tendremos una extensa conversación, ¿no crees?

El alfa suspiró, aquella sería una tarde en demasía larga.

























Segundo capítulo del día yeiiii~ 🎉🎉

¿Qué les pareció? 👀

Los quiero montones. ❤️

☁️Yoon~

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