LAST ROMEO

By wickedwitch_

278K 17.2K 759

Condenados a odiarse. Destinados a amarse. Desde pequeños, tanto Genevieve como R han visto cómo sus dos fami... More

Nota de la autora.
PRIMERA PARTE.
I. SHOT ME DOWN.
II. HEY BROTHER.
III. ANIMALS
IV. BANG BANG.
V. PAPARAZZI.
VI. HERO.
VII. POKER FACE.
VIII. COME, GENTLE NIGHT
IX. DON'T LET ME GO.
X. YOU GIVE LOVE A BAD NAME.
XI. ROMEO DRINK TO THEE
XII. PIECES OF ME.
XIII. TIME BOMB.
XIV. BECAUSE OF YOU.
XV. MIGHTY LONG FALL.
XVI. DAYMARE.
XVII. OVER YOU.
XVIII. SHAKE THAT BRASS.
SEGUNDA PARTE.
XIX. HEARTACHE.
XX. DISPARO AL CORAZÓN.
XXI. FALLING FAST.
XXII. LETTING GO.
XXIII. PERDÓN, PERDÓN.
XXIV. HAUNTED.
XXV. FORTUNE'S FOOL.
XXVI. MEMORIES.
XXVII. WELCOME TO HELL.
XXVIII. FIND YOU.
XXIX. BAD GIRL.
XXX. EARNED IT.
XXXI. HEART BY HEART.
XXXII. CALL ME BABY.
XXXIII. NEW DAYS
XXXIV. HE LOST EVERYTHING
XXXV. STUCK IN THE MIDDLE.
XXXVI. KENDRICK'S SACRIFICE.
XXXVII. BINARY SUNSET
XXXVIII. IT CAN'T BE
TERCERA PARTE.
XL. A PATH I CAN'T FOLLOW
XLI. EVERYTHING AND NOTHING.
XLII. FROZEN.
XLIII. ALL I NEED.
XLIV. WE WERE SO CLOSE.
XLV. CUT.
XLVI. LOST.
XLVII. RECUÉRDAME.
XLVIII. WHEN THE DARKNESS COMES
XLIX. LET HIM GO.
L. ECOS DE AMOR. (1ª PARTE)
LI. ECOS DE AMOR. (2ª PARTE)
LII. PER ASPERA AD ASTRA.
LIII. LOVE DEATH BIRTH
LIV. BEGINNING OF THE END
LV. THE OTHER HALF (OF ME)
LVI. YOU RUIN ME
LVII. U R
EPÍLOGO. LAST DANCE

XXXIX. BEHIND THESE HAZEL EYES

2.3K 188 12
By wickedwitch_

Cuatro meses después.

Había terminado la lista de mis damas de honor cuando mi madre entró sin tan siquiera molestarse en llamar a mi habitación. Había perdido ese privilegio, pues mis padres se habían encargado de explicarme que la privacidad era uno de los privilegios que me habían dado, cuando había salido del coma. Aún estaba confusa respecto a lo que había sucedido en el accidente, pero había algo que jamás se me habría podido olvidar.

Más exactamente una conversación que habían mantenido mis padres cuando creían que yo aún seguía inconsciente.

-No puedo creerlo –había dicho mi madre, molesta-. Ha coqueteado con ese chico, es obvio que han llegado mucho más lejos... y estaba embarazada. ¡Embarazada de Romeo Beckendorf! ¿Tienes idea de lo que hubiera podido suceder de haber seguido adelante con el embarazo? ¿De haberse enterado Patrick? Todo nuestro trabajo se habría esfumado. Hubiera preferido que ese bebé fuera un Weiss –añadió con desdén.

Escuché unos pasos.

-Lo importante es que se ha corregido ese error –debía estar refiriéndose a mi embarazo. Un embarazo del que no había tenido noticia hasta ese mismo momento-. Es mejor que ella no lo sepa. Y agradezcamos a Dios que el accidente se haya llevado consigo a ese bastardo. De lo contrario me habría deshecho de los dos.

Ninguno de ellos dijo nada más. Cuando desperté del coma ambos se mostraron de lo más amables y preocupados conmigo; yo apenas tenía recuerdo de lo que había sucedido, así que dejé que ellos me explicaran su versión. Mi madre me miró con gravedad y procedió a relatarme con todo lujo de detalles la desfachatez que había tenido R conmigo cuando, después del accidente, había salido huyendo; mi madre prosiguió contándome que algo se nos había cruzado en la carretera, en la huida desesperada que habíamos montado R y yo, estampándose en el coche y provocando que R perdiera el control. Además, añadió, tenía suerte de que Patrick no tuviera noticia de mi desliz, como llamó a mi relación con R.

En algo sí que había acertado mi madre: R había desaparecido de la noche a la mañana y no trató de ponerse en contacto conmigo en ningún momento.

-Genevieve, tenemos que marcharnos –me avisó mi madre, devolviéndome de nuevo al presente-. Patrick vendrá a las nueve para que podáis pasar un rato juntos y ultiméis los detalles de la ceremonia, ¿me has entendido?

Bajé la mirada.

-Sí, mamá –asentí en tono sumiso.

Mi madre me dio el beso de rigor en la mejilla y me pidió con un gesto de mano que la siguiera hacia el piso de abajo; no me permitían estar mucho tiempo sola y yo ya había gastado mi cupo diario. Mi habitación estaba casi vacía debido a que mis padres habían llegado a la conclusión de que debía mudarme junto a Patrick al apartamento que tenía en el Centro.

Mi fiesta de compromiso había tenido lugar un mes después del accidente; mi familia se encargó de todo, ya que yo estaba todavía recuperándome de las secuelas. Lo único que tuve que hacer fue asistir a mi propia fiesta y sonreír como si estuviera encantada de estar allí.

Además, ahora que Patrick había comenzado a asistir a unos cursos preparatorios en la universidad podría tener tiempo para mí si me mudaba definitivamente a su apartamento, lejos de las garras de mis padres.

Se me escapó un suspiro mientras bajábamos por las escaleras, donde me esperaba Davinia, que era la encargada de hacer de niñera conmigo; mi madre me miró como si hubiera dicho algo sumamente grosero y frunció los labios después, lanzándome una mirada de aviso.

Mi padre me dedicó una rápida mirada antes de coger a mi madre por la cintura para que salieran de allí cuanto antes.

Él era el que más decepcionado estaba conmigo. Haber descubierto que tenía una relación secreta con el hijo de su enemigo había sido un duro golpe para él; había creído fervientemente que todo había terminado en el mismo momento que había recibido una llamada del hospital donde le informaron que su preciosa hija había tenido un aparatoso accidente del que no sabían si lograría recuperarse. Pero su sorpresa fue mayor cuando descubrió todo lo que había sucedido.

Sin embargo, por lo que logró contarme Bonnie, mi padre había usado aquella situación en su favor: le había gritado en mitad del hospital a Charles Beckendorf que su hijo me había estado obligando a estar con él. Incluso le insinuó que, de no seguir con aquella farsa, en la que R era el que más perjudicado, habría consecuencias no muy agradables para su familia.

Siempre tan sutil...

El estómago se me retorció de nuevo, como llevaba haciendo cuando siempre pensaba en el accidente y en la conversación que capté entre mis padres en el hospital, al recordar que había estado embarazada. Embarazada. Y yo ni siquiera había tenido noticia de él.

Y del que ni siquiera me había hecho una idea.

Davinia me acompañó diligentemente hacia el salón y me estudió con la mirada cuando me desplomé sobre uno de los sillones y cogí el mando para encender la televisión; llevaba encerrada en aquella casa casi cuatro meses. Las únicas ocasiones en las que se me había permitido salir había sido cuando Patrick requería mi presencia en alguno de los muchos eventos a los que ya empezaban a invitarlo como si fuera uno más de ellos.

-Patrick no tardará en venir –me informó Davinia en un tono seco. No era ningún secreto para mí que Patrick Weiss no era santo de su devoción.

Me encogí de hombros. Estaba cansada de fingir delante de mi familia lo mucho que me arrepentía de mi rollo con R y lo agradecida que estaba porque me hubieran perdonado, por no hablar de los fuertes sentimientos que "tenía" hacia Patrick.

Toda una pantomima.

-No es la primera vez que me ve en pijama –hice notar, con la vista clavada en un episodio de reposición de una vieja serie-. Y tampoco tengo intención de seducirlo, aún estoy convaleciente.

Mis padres sabían, como era más que obvio, que entre R y yo había habido mucho más que unos simples besos. Me habían ocultado mi propio aborto y habían fingido que no sabían nada del asunto cuando, estaba segura, que habían averiguado todo lo que habían podido sobre mi historia; no entendía por qué seguían fingiendo delante de mí, ya que la memoria que había perdido después del accidente había sido rellenada con información que la misma Bonnie me había explicado personalmente.

Recordé de golpe que me había saltado nuestra llamada y alcancé el teléfono fijo que había cerca del sofá, sobre una mesita de café; marqué de memoria el número de la casa de Bonnie y recé para que me contestara lo más rápido posible.

Su voz somnolienta se oyó tras el quinto timbrazo.

-¿Quién osa molestarme en mi período de recuperación? –bramó y supe que había salido la noche anterior con Marko, quien se había convertido oficialmente en su novio y, según ella, en el hombre de su vida.

Marko y ella habían terminado saliendo tras un par de semanas coqueteando y sin llegar a nada claro; el mejor amigo de R había resultado ser un tipo simpático y todas las veces que había coincidido con él se había mostrado de lo más atento conmigo. Quizá por el accidente.

-Soy yo, marmota –me burlé de ella.

-Vi, te juro que si te tuviera ahora mismo delante de mí ibas a comerte mi almohada –me amenazó en broma y yo me eché a reír-. ¿La misma pregunta de siempre, cariño?

Me mordí el labio con indecisión. Los únicos que tenían acceso a la vida de R eran Bonnie y el propio Marko, que era su mejor amigo; ellos me habían contado que R había desaparecido de la ciudad poco después de darle el alta y que los rumores habían crecido. Sin embargo, ninguno de ellos pudo darme una respuesta convincente.

Era como si R se hubiera esfumado para siempre.

Mis padres creían ciegamente que estaba dolida y resentida con R por su abandono, pero yo sabía que había algo raro detrás de toda aquella historia.

-¿No habéis sabido nada? –pregunté, vigilando todo el salón y comprobando que Davinia se había ausentado un momento para hacer algo.

Escuché a Bonnie suspirar y supe que su respuesta no iba a ser la que yo quería escuchar.

-Hay... rumores –comenzó con dudas-. Marko dice que... que lo han visto recientemente pero que... que está cambiado.

¿Cambiado? ¿Cómo que parecía estar cambiado? Cuatro meses no podían obrar un cambio tan profundo en R; yo misma lo había comprobado personalmente cuando le había pedido que cambiara a mejor.

¿Qué era lo que le había sucedido en aquellos cuatro meses? ¿Dónde había estado en realidad?

Se me escapó un gemido ahogado cuando escuché el timbre. Bonnie supo de inmediato quién era; bufó.

-Tu odioso prometido ya ha llegado –dicho esto, colgó.

No entendía qué había cambiado en la opinión de Bonnie para que ahora no soportara a Patrick; había salido con nosotras en alguna ocasión, y como un favor personal hacia mí para que saliera de casa, y Bonnie se había comportado. Sin embargo no se me habían pasado por alto las miradas ceñudas y los malos gestos cuando Patrick no la miraba directamente.

Recibí a Patrick con una tirante sonrisa y con todo el material que había reunido mi madre para la boda; estaba encantada con todo aquello y estaba disfrutando como una niña para convertir la ceremonia en lo que siempre había querido para ella.

Mi prometido vestía ropa informal y traía consigo un DVD que, según me dijo, era para que la noche nos fuera más amena. Había perdido todo el interés por seguir fingiendo que estaba enamorada de él y simplemente me dedicaba a matar el tiempo consultando mi móvil o distrayéndome.

Mis padres le habían asegurado a Patrick que todo aquel enfriamiento por mi parte había sido por el accidente que había tenido con el chófer de la familia cuando le había pedido que me llevara a casa tras el entierro y que no debía preocuparse por nada. Todo iba a seguir adelante.

Iba a casarme con él.

Algo se retorció dentro de mí cuando pensé en casarme con Patrick. El accidente había causado la pérdida de parte de mi memoria y solamente podía retroceder hasta que había perseguido a R en el cementerio, lo que pasó después era una auténtica incógnita para mí. Le había preguntado a Bonnie al respecto, pero ella se había mostrado esquiva y evasiva sobre el tema.

-Espero que te guste la película –fue lo primero que dijo y me tendió el DVD.

Me sentí culpable por comportarme así con él. Patrick no tenía la culpa de todo lo que me había sucedido; él simplemente se había mantenido a mi lado de manera fiel cuando las cosas se habían puesto feas. ¿Por qué, de repente, tenía la imperiosa necesidad de poner espacio entre nosotros?

Me obligué a sonreír y dejé el DVD sobre la mesa. La vista de Patrick estaba clavada en todos los papeles concernientes a nuestra boda, por mucho que tratara de ocultarlo estaba emocionado con la idea y con todos los preparativos.

-Antes tenemos que repasar algunas cosas –dije y le dejé espacio en el sofá para que pudiera sentarse a mi lado.

Mi madre me había dejado una importante cantidad de catálogos con listas donde estaban todo lo que nos faltaba por ultimar. El sitio estaba más que elegido, solamente quedaba por hacer una prueba con todos los accesorios que mi madre y la madre de Patrick habían elegido para colocar en el jardín de los Weiss; la carpa donde iban a disponer el banquete estaba más que preparada y habían hecho por ordenador una vista previa de cómo quedaría todo...

-¿El menú? –preguntó Patrick, leyendo el primer folio que había cogido.

Asentí.

-¿No puede hacerlo Lauraine? –se refería a la mujer que mi madre había contratado para que les ayudara a preparar la boda-. Ella es la experta en todo esto...

Me encogí de hombros.

-Al parecer no es suficiente para ella –le dije, desviando la mirada-. Quiere que estemos de acuerdo.

Patrick bostezó con evidente aburrimiento y devolvió los folios a la mesa. Observé cómo se ponía cómodo en el sofá, entrelazando las manos por detrás de la nuca y con una media sonrisa.

-¿Te han llegado las noticias? –me preguntó fingiendo casualidad.

Alcé la mirada de la pila de folios que tenía entre las manos y centré toda mi atención en mi prometido, que pareció complacido por ello.

-No sé de qué me estás hablando –un mal presentimiento hizo que un escalofrío me recorriera todo el cuerpo. En cierto modo supe que se trataba de R y tuve miedo de lo que Patrick tuviera que decirme.

Tragué saliva cuando vi que Patrick se acercaba a la puerta del salón para cerrarla. Al girarse hacia mí, comprobé que la sonrisa había desaparecido y su rostro estaba demasiado serio para las circunstancias.

-R ha vuelto a la ciudad –sentí una náusea cuando escuché el tono que estaba utilizando para hablar. Era comedido aunque, en el fondo, sonaba furioso-. ¿No estás contenta por semejante noticia?

El alma se me cayó a los pies. Volví a tragar saliva con esfuerzo y procuré mantener a raya la oleada de sentimientos que estaban a punto de desbordarse; Patrick permanecía quieto, de pie y observándome con atención. No entendía qué había podido fallar para que los rumores se hubieran extendido hasta Patrick.

Eso no iba a gustarle a mis padres.

-No entiendo por qué debo alegrarme por ello –repliqué y me tembló la voz.

Me había puesto en evidencia yo misma. Con un rugido animal que nunca antes había escuchado de Patrick, él se abalanzó sobre mí, dejándome atrapada contra el sofá y su cuerpo; jamás había visto a Patrick tan furioso y empecé a temblar del terror de lo que podría hacerme.

Había conocido una parte de él que no sabía que existía.

-¡No me mientas! –me vociferó, salpicándome de saliva. Tenía el rostro desencajado por la furia-. ¡Lo sé todo, Genevieve! ¡Hace meses que sé que te estabas follando a Romeo Beckendorf a mis espaldas! –la fiereza de sus palabras, el odio que las impregnaban me hicieron que tuviera miedo por primera vez de Patrick-. Me has humillado. Has creído firmemente que podrías salirte con la tuya. Pero el juego os ha salido mal, preciosa: R te ha perdido. Tu padre le advirtió las consecuencias que tendría de volver a acercarse a ti; jamás podréis estar juntos.

Me abofeteó con fuerza después de hablar. Del golpe me mordí el labio, abriéndomelo; la sangre comenzó a salir de la herida, bajándome por la barbilla... Nunca antes nadie me había golpeado; nunca me lo hubiera pensado de Patrick. El chico al que creía que estaba perjudicando con mi actitud se había convertido en una persona completamente desconocida para mí.

Aquella fue la primera vez que dudé verdaderamente de que Patrick me quisiera. Nunca lo había puesto en duda... pero había abierto los ojos demasiado tarde con tanta gente que ya no sabía qué creer.

La mano de Patrick se cerró sobre mi muñeca derecha y me levantó de un brusco tirón hasta que nuestros rostros se quedaron apenas a unos centímetros. ¿Dónde estaba el auténtico Patrick? ¿Acaso acababa de descubrirlo?

¿Era esa persona con la que tendría que casarme?

-Tu primo me puso sobre aviso –me informó, orgulloso de sí mismo-. Aunque yo ya lo sospechaba desde hace tiempo; tienes que ser más cuidadosa con tus pasos, querida, porque nos lo has puesto en bandeja a todos.

»De ahora en adelante te comportarás acorde a nuestro compromiso. No quiero verte dudar y no quiero que duden las personas que tienen sus ojos puestos sobre nosotros; has sabido fingir bastante bien durante todo este tiempo, espero que sigas haciéndolo igual de bien... Y si me llega el rumor que has estado viéndote con R, aunque no sea cierto, lo haré desaparecer.

»No juegues con fuego, Genevieve, de lo contrario podrías quemarte.

Boqueé como si fuera un pez buscando oxígeno cuando me soltó la muñeca. Era incapaz de creerme que Patrick fuera... así; me había tenido engañada todos estos meses, haciéndome creer que era un pobre iluso que se había enamorado perdidamente de mí y que no se merecía todo aquello.

Observé con odio a Patrick mientras éste se encargaba de poner el DVD y volvía al sofá. Se había puesto su máscara de nuevo, aunque el brillo amenazador en sus ojos lo delataban.

-Dejemos el asunto de la boda para otro momento –comentó y me dedicó una media sonrisa-. Por cierto, mañana tenemos una cita bastante importante... Quizá encuentres alguna cara conocida y todo allí.

Me estaba poniendo a prueba.

Estaba tratando de ponerme al límite.

No lo iba a conseguir. Pero ¿cómo podría contarle a R todo lo que había descubierto en su ausencia?

Continue Reading

You'll Also Like

5.8M 282K 73
Si hace tres semanas me hubieran dicho que estaría en la misma habitación que Lauren Jauregui no lo hubiera creído posible, y mucho menos ser invitad...
16.9K 2.3K 73
Esta historia no me pertenece si no a uno de los mejore escritores que he encontrado en fanfiction Coeur Al'Aran. Aquí su página para que puedan enco...
216K 20.7K 24
Siempre tendré diecisiete años, esa no es una novedad. Ha pasado algún tiempo desde que él se fue y yo no puedo evitar sentirme cada vez más fría y s...
17.8K 1.9K 50
(En edición) Terminada❗✅ ¿Que harías si tus vecinos de al lado tuvieran comportamiento demasiado peligrosos y agresivos contra quiénes quieren acerca...