Skyler
De repente, me sentí pequeña ante la situación. Sabía que esto iba a pasar, pero aún así vine, y ahora me estaba arrepintiendo un poco de haberlo hecho. Sin embargo, si mis inteciones eran poder lograr una relación amorosa con Chase en un futuro, tenía que acostumbrarme a la idea de que vería a Sam mucho más seguido, así que era mejor que me acostumbra antes, en vez de tener que hacerlo después. Solo debía procurar no demostrar amor ni atracción por Chase frente a él y todo iba a estar bien.
—Hola —decidí ser la primera en saludar. Sam rápidamente me enseñó una sonrisa amistosa y eso calmó mucho mis nervios.
Sentí un cosquilleo de tranquilidad dentro de mí.
—Buenas noches, chicos —nos saludó a ambos. Un segundo después, observó a Chase y también le regaló una sonrisa, pero se desvaneció rápidamente cuando dejó de verlo.
¿El ambiente estaba tenso o solo era yo?
Blake pasó a un lado de Sam y caminó a darme un corto abrazo como saludo. A Chase solo le dio un apretón de manos. Chase siempre fue un poco arisco con las personas, pero hoy se comportó amable con Blake, como si le agradara mucho verlo de nuevo.
—Qué bueno que hayas venido —dijo, incluso.
Me centré en ellos dos para no tener que mirar a Sam. Está bien que ambos aclaramos todo lo que teníamos que aclarar, pero eso no quitaba el hecho de que era un poco difícil acostumbrarse a esto. Lo que realmente me ponía incómoda a mí, era el hecho de pensar que él estaba incómodo con verme.
—Gracias, Chase. Hace más de una década que tú y tu familia no me invitan a una cena familiar. Tenía ganas de venir, tu madre cocina muy bien. Y vine porque Sam prácticamente me obligó. Dijo que me echaría de la casa si no lo acompañaba —bromeó.
Si eso realmente fue así, creo que Blake era como el apoyo de Sam por tener que verme.
—Cierra la boca, Blake —Sam se lo llevó para la cocina, pasando a un lado nuestro, como si nada.
Está bien, supongo que era su forma de enfrentar todo y yo iba a respetar eso. Chase y yo volvimos a quedarnos solos en la sala. Chase me observó.
—¿Todo bien?
—Sí —aseguré, formando una sonrisa. Pero me encontraba un poco pensativa.
¿Realmente esto fue una buena idea?
—Creo que se está tomando muy bien, Skyler. No tienes que preocuparte. Tranquila —susurró.
—¿Crees que esté bien?
—Sí. Está bien. Pero supongo que debe estar acostumbrándose, como tú, como yo... Tranquila, ¿de acuerdo? —Me tomó de las manos, atrayéndome más a él y envolviéndome con sus brazos. Sentí tanta paz en ese gesto, que me permití cerrar los ojos y respirar con más tranquilidad. Mi corazón ya no estaba tan acelerado como cuando vi a Sam.
Respirar profundamente y sonreír. Es todo lo que debía hacer. Y callar a mi mente para no volverme loca y pedirle a mi madre que pase a recojerme. Ahora yo era una adulta, podía superar esta noche. ¿Qué podía salir mal?
Solo era una cena y luego me iría a mi casa a contarle todo a Jason.
—Si estás lista, vamos a la cocina —propuso.
—Estoy lista —no estoy lista.
—De acuerdo —me tomó de la mano para empezar a caminar, pero yo me safé amablemente de su agarre.
Chase me observó con confusión.
—Lo siento, ¿te ha molestado que hiciera eso?
—Está él... Por un tiempo debemos dejar las demostraciones de lado. No quiero lastimarlo, él es muy bueno y me importa su bienestar.
—Claro, por supuesto. Perdón —se mostró arrepentido.
Cuando entramos a la cocina, conocí al novio de Madeline, con quien ella ya convivía. Peter era una persona muy agradable y también era un vampiro, quien estaba al tanto de mis cualidades mágicas. Supongo que Madeline se lo comentó, o tal vez fue el mismo Chase. Pero, conociéndolo, no creo que él fuese tan confianzudo con Peter, pues no se conocían hace mucho tiempo.
Chase tomó asiento y, lamentablemente, me tocó sentarme frente a Sam. Habría elegido el otro extremo de Chase, pero estaba ocupado por Nate, y los demás asientos quedaban lejos de Chase, y no quería sentarme en otra parte que no fuese a su lado, pues así me sentía más cómoda. Aunque ya no tanto, porque Sam estaba frente a mí, y podía sentir cómo me miraba, a pesar de que intentaba disimularlo. Tan bien no le salía.
—¿Qué piensas acerca de él? —le pregunté a Chase, una vez que Madeline y Peter abandonaron el comedor. Usé un tono bajo y me serví jugo para asegurarme de que ambos no lograsen oírme con su oído vampírico.
—¿Peter? —habló en el mismo tono.
—Sí.
—Es simpático. Me llevo bien con él, pero no soy muy abierto. No lo conozco tanto. Pero hago el esfuerzo por ella, porque ha sufrido mucho y se la ve feliz iniciando una nueva relación.
—Sí, Caleb le dolió mucho cuando murió, a pesar de que mi padre era un idiota —Sam se metió en nuestra conversación.
Fue ahí, cuando su voz se oyó, que mis ojos fueron a su encuentro e hicimos contacto visual.
—¿Y te cae bien a ti? —le seguí la conversación a Sam, pues no era una opción quedarme callada después de que se esforzó en decirme algo luego de nuestra última charla afuera de mi trabajo.
Supongo que si él me estaba hablando ahora y lucía tan amable, no estaba enojado conmigo. No mintió cuando dijo que estaba bien que Chase y yo lo intentáramos una vez más. No mintió cuando me dijo que no iba a meterse en el medio y que quería que Chase y yo fuésemos felices, a pesar de que las cosas no resultaran como él quería que sucedieran. Realmente eso mostraba mucha madurez de su parte.
—Parece ser un buen tipo. Si mamá es feliz, yo también.
—Sí, y si él le hace daño a mamá, Sam y yo ya hemos acordado que lo mataremos —me comentó Chase, y luego bebió un sorbo de agua.
Más allá de que fuera un comentario violento, me gustó la complicidad entre Chase y Sam. Sabía que ellos ya hablaban normalmente y que se llevaban bien, pero era grato enterarme de que bromeaban juntos.
—Yo apoyo esa idea —se unió Nate.
—Yo ya sé que podemos hacer si la lastima, desde el día en que me presentó a Peter. Si algo pasa, búsquenme y les diré el plan para asesinarlo —bromeó Zach.
Faltaba que llegara Andrew, pero qué bonito era ver a cuatro de los White tan unidos como antes. Debo decir que extrañaba esto.
—¡Bueno, bueno! ¡Con que ya tienen el plan para asesinarme! —Peter entró al comedor con una sonrisa en el rostro. No parecía importarle mucho lo que dijeron los chicos, se lo tomaba con humor. Pero creo que él no sabía que, más allá de que era una broma, no era en sí una broma.
—Hablamos fuerte para que nos escucharas, Peter —expuso Zach, pero agregó una sonrisa para que el ambiente no se llenara de una tensión innecesaria.
Peter, como dije, era agradable. Se rio y Madeline se le unió.
—Mis muchachos son así —afirmó—. Amorosos conmigo, pero violentos con quienes perjudican a la familia.
—Es bueno saberlo —Peter le dio un beso en la mejilla a Madeline.
Era lindo ver que ella estaba feliz. Después de todo lo que sufrió con la muerte de Caleb y de Chase a causa mía. Debo decir que, a pesar de que yo no elegí que todo eso pasara, me sentía culpable. Hubo mucha pérdida y dolor por mi existencia. Mucho sacrificio.
Después de que Andrew y Sara llegaran a la cena, me sentí más en confianza. Tenía a mi prima sentada cerca de mí, quien tenía más confianza con Madeline que yo, pues ambas hablaban mucho. Yo no me quedé callada, por supuesto que aporté a la conversación, pero no tanto como ellas hablaban. La cena estuvo bien, me acostumbré un poco más, pero igual seguía sintiéndome algo tensa por tener la presencia de Sam en frente de mí.
Sam estaba bastante callado. Incluso Blake hablaba más que él. Supongo que no tenía mucho para decir. Esperaba que él estuviera bien.
—¿Estás bien? —la pregunta se escapó de mis labios cuando lo vi agachar la mirada y centrarse en un punto muerto de su plato ya vacío.
Los demás no se dieron cuenta, pero Chase dejó de prestarle atención a lo que Andrew decía para verme. Sam levantó la mirada de inmediato para mirarme. Miró a Chase y luego a mí otra vez.
—Sí —respondió, seguro de su respuesta.
—¿Seguro?
—Sí —contestó con rapidez y añadió una sonrisa para que le creyera y giró su cabeza para ver a Andrew hablar.
Chase y yo intercambiamos miradas.
—Tranquila —susurró y también me obsequió una sonrisa.
—Oye, Sky... ¿Cómo estás? ¿Cómo lo llevas? —preguntó Blake, dejándome confundida.
Los demás parecieron terminar su conversación y le prestaron atención.
—¿Cómo llevo qué?
—Todo el asunto de haber sido la abominación y eso... Sam me contó hace poco de eso.
—¡Cierra la boca, estúpido! —Sam se alteró de inmediato y le dio un manotazo en el brazo.
—¿Qué? ¿Qué diablos te pasa? —preguntó Blake, confundido, mirando a Sam.
Quise que me tragara la tierra. Ya no me daba la cara para estar en la casa de los White después de esa relevación. Primero que nada, me irritaba el hecho de que Sam le contara a Blake (quien era agradable, pero a quien yo no conocía como para que supiera mi más grande secreto) sobre esto, pues él no tenía derecho a decirle nada y Blake no tenía por qué saberlo. Y segundo, estaba muy nerviosa e incómoda porque ahora Madeline, no solo sabía que yo era una bruja, sino que también sabía que yo era la abominación.
Miré la reacción de Peter, quien prácticamente tenía la boca en el suelo. Creo que hasta estaba un poco asustado, y no sería raro que lo estuviera, pues casi todo el mundo sobrenatural seguía en busca de la abominación. Mis ojos llegaron finalmente a Madeline, quien estaba igual de sorprendida y tenía una expresión de angustia en la cara.
Podíamos fingir que Blake dijo cualquier cosa, pero ninguna excusa que pusiéramos se vería creíble para Madeline y Peter.
—¡Sácalo de aquí antes de que lo mate! —Chase se alteró, se volvió frío e intimidante. Se levantó de su silla y yo hice lo mismo antes de que agarra a Blake y le hiciera algo.
Blake se levantó en posición de defensa, pues Chase estaba perdiendo los cabales. Sam también se puso de pie. Lo miré un segundo, molesta. Él jamás debió abrir la boca y Blake jamás debió suponer que podía hablar de ese tema como si nada.
—¡Me dijiste que todos lo sabían, Sam! ¡Dijiste que todos estaban bien con eso!
—¡Mis hermanos! ¡Me refería a todos mis hermanos!
—Sácala de aquí, Chase —dijo su madre, mirándome con ¿asco?
Sí, su mirada era de desprecio, de indignación.
Sentí una profunda culpa. Me sentí como un bicho. Un bicho raro, asqueroso, al que no se lo podía ver de otra forma. Mi corazón palpitó rápidamente, y de los nervios, se me formó un nudo en la garganta.
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