Amor en Navidad (#1 Corazón d...

By dzgggfjh

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Derín ha trabajado durante cinco años en la misma cafetería, pero un día la dueña del lugar le menciona que t... More

Sipnosis
🎄Capítulo 1🎄
🎄Capítulo 2🎄
🎄Capítulo 3🎄
🎄Capítulo 4🎄
🎄Capítulo 5🎄
🎄Capítulo 6🎄
🎄Capítulo 7🎄
🎄Capítulo 8🎄
🎄Capítulo 9🎄
🎄Capítulo 10🎄
🎄Capítulo 11🎄
🎄Capítulo 12🎄
🎄Capítulo 13🎄
🎄Capítulo 14🎄
🎄Capítulo 15🎄
🎄Capítulo 16🎄
🎄Capítulo 17🎄
🎄Capítulo 18🎄
🎄Capítulo 19🎄
🎄Capítulo 20🎄
🎄Capítulo 21🎄
🎄Capítulo 22🎄
🎄Segunda Parte: Familia de Navidad🎄
🎄Capítulo 1🎄
🎄Capítulo 2🎄
🎄Capítulo 3🎄
🎄Capítulo 4🎄
🎄Capítulo 5🎄
🎄Capítulo 6🎄
🎄Capítulo 7🎄
🎄Capítulo 8🎄
🎄Capítulo 9🎄
🎄Capítulo 10🎄
🎄Capítulo 11🎄
🎄Capítulo 12🎄
🎄Capítulo 13🎄
🎄Capítulo 14🎄
🎄Capítulo 15🎄
🎄Capítulo 16🎄
🎄Capítulo 17🎄
🎄Capítulo 18🎄
Extra: Cumpleaños de Derín

🎄Epilogo🎄

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By dzgggfjh


Quince años después

Dafne

—¡Dafne! —Alper golpea la puerta de mi habitación. —¡Dafne! Si no sales por esta puerta en menos de un minuto llamare a la tía Sylvie y nos iremos al aeropuerto sin ti —golpean por última vez la puerta de mi habitación.

—Voy —es lo único que me permito pronunciar mientras mi cuerpo se deja ir en inmenso placer que está sintiendo en estos instantes mientras el rubio que se encuentra encima de mi embiste como un loco.

—¿Quién era? —pregunta enterrándome su miembro en lo más profundo de mi ser justo cuando llego al máximo punto de placer.

Grito con fuerzas mientras me corro en su polla.

—Mi hermano —respondo pausadamente intentando recobrar un poco de aire. —Toma tus cosas y vete —menciono al apartarme de él entrando al baño para arreglarme un poco y Alper no se dé cuenta de la verdadera razón por la que tardo en salir.

Le mentí diciendo que sostenía una llamada con Gamze cuando en realidad estaba cogiendo con ese rubio que conocí ayer por la noche en un bar.

—Nos volveremos a ver —pregunta poniéndose los pantalones.

—No —digo la verdad.

Se termina de vestir mientras espero sentada en la silla de mi tocador y cuando está listo le pido que salga por la ventana.

—¿Bromeas? —pregunta asustado al ver la altura.

—Para nada —respondo apartando las cortinas para abrir la ventana.

—¿Por qué no puedo salir por la puerta como una persona normal? —pregunta pasando saliva.

—Porque ayer no entramos por la puerta lo recuerdas —no quería que Alper se enterara que traje a un tipo a casa que tuvimos que entrar a casa como ladrones sin hacer nada de ruido.

Además de que la abuela se encontraba aquí y yo salí de fiesta a escondidas de ella. Soy una adulta que en ocasiones se comporta como una niña, pero eso no significa que deje de temerle a la mujer.

—Cuidado con el perro de los vecinos —menciono al dóberman de conoció mientras subíamos a mi habitación.

—¿Enserio, Dafne? Ese maldito perro intento comerme en la madrugada.

—Pero no lo hizo. Hace unos instantes comprobé que aun seguías vivo, muy vivo —respondo ayudándolo a salir de mi habitación.

—Este sacrificio merece otro encuentro —menciono del otro lado de la ventana.

—Puede ser —respondo sin dejar de ver como sus pies se encuentran en la orilla del marco de la ventana.

El rubio que no recuerdo su nombre en estos instantes llega a la orilla de mi casa y veo como corre al escuchar los ladridos del dóberman saliendo de mi casa. Por muy pocos instantes el pobre pasa frente a Alper que se encuentra recargado en el capo de mi coche con los audífonos puestos.

Salgo de mi habitación tomando el presente que la noche anterior envolví para mis padres como regalo de bodas. Su aniversario número quince. Quince años desde que se dieron el "si" frente a todas las personas que asistimos a su boda.

Boda que con los años sigue siendo una de las más habladas por la prensa con el pasar de los años. Su matrimonio es algo que siguen admirando. Sus admiradores se encuentran al pendiente de la relación que no pierde interés amoroso con los años.

En ocasiones yo me pregunto si a mi vida también llegara alguien que me haga amarlo como mi madre lo hace con mi padre. Mamá sigue enamorada de papá.

Mi hermano y yo en ocasiones los molestamos preguntándoles si no han pensado en dejar al otro y su respuesta es lo que más me encanta de ellos. porque solo se ríen y después se dan un beso frente a nosotros dejándonos con la boca cerrada.

Ellos saben que no nos incomodan ver las muestras de afecto por su parte. Crecimos viéndolos darse y darnos amor. Tal vez un poco cuando entraba en la pubertad me molestaba que hicieran esas muestras en la escuela, pues mis compañeros de clase me molestaban, pero yo los dejaba con la boca cerrada al decir que los míos por lo menos se amaban y no se odiaban como los suyos.

Llego a la entrada y aparto los audífonos de los oídos de Alper para que se dé cuenta que he llegado.

—Estuvo buena la follada —pregunta entregándome las llaves de mi bebé.

—Tía Becca ya hablo contigo —pregunto ignorando lo que dijo.

Es mi hermano menor, tenemos mucha confianza, pero esa clase de conversaciones con el aún me incomodan. No me permito hablar con el de ciertos temas, no quiero que mi hermano se entere cuando y como me follo a un tipo. Si puedo decirle sobre mis experiencias con ellos, pero no al punto de ser muy explícita con mis encuentros casuales. Su edad también es algo por lo que me detengo. Cuando sea su momento de explorar su sexualidad hablaremos sin trabas y podremos hablar durante horas de sus encuentros.

—No, pero quedamos en que yo le mandaría un mensaje cuando llegáramos al aeropuerto —respondo encendiendo el carro.

—Y tía Mara.

—Debemos pasar a su casa cuando vengamos de regreso con mamá y papá —respondo saliendo de la privada donde vivimos.

Este precioso bebé mamá y papá me lo dieron en mi cumpleaños número veinte. Dos años conmigo y sin duda no lo cambiaría por nada.

Desde hace cinco años que nos mudamos a Estados Unidos. A mi padre le ofrecieron una mejor propuesta laboral como director general en contenidos del canal en que trabaja.

***

—Son ellos ¿no? —Alper señala a una pareja con el mismo vestuario.

Ambos se encuentran vestidos de igual forma. Madre viste con un blazer marrón de piel sintética con pantalones caqui y zapatillas deportivas blancas. Mientras padre trae una chaqueta de piel marrón con pantalones negros en complemento con la camisa del mismo color.

—¡Mis bebés! —mamá corre abrazarnos hasta donde nos encontramos Alper y yo esperando que se reúnan con nosotros.

Papá viene detrás de ella con las dos maletas de ambos.

—¡Ya mamá! —Alper se queja apartándola impidiendo que bese sus mejillas.

—Eres mi bebé, déjame besarte —aprieta sus mejillas. —No pude hacer esto dos meses. Déjame darte amor —besa su frente.

—Que oso mamá —se queja Alper.

—Mi bebecito —sigue besándolo irritándolo más con las muestras de amor que la mujer de ojos azules hace con tal de molestarlo un poco.

—¡Princesa! —papá me abraza.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo justo cuando mamá también se une a nosotros.

Beso sus mejillas con cariño y dulzura.

—Vamos a casa —Alper se deja abrazar por padre mientras yo lo hago con mamá.

La bellísima mujer de ojos azules que me abraza deja un par de besos en mi mejilla. Su aroma es algo que no he perdido con el pasar de los años, estos dos meses fuera de casa extrañe tenernos en casa.

Nunca nos hemos separado mucho tiempo.

—Mis bebés —canturrea mamá mientras Alper y papá suben las maletas y ella me abraza mientras nos recargamos en el capo.

—Somos tus bebés —respondo dejándome mimar por ella.

Dos meses sin estas muestras de amor, se extrañan. Las abuelas y tías estuvieron para nosotros, pero nada se compara estar alrededor de este par de brazos que desde niña se volvieron en un refugio para mí.

Derine era una madre para mi sin siquiera hubiera un papel que comprobara que somos familia. Me cuidaba como nadie en el mundo, nos dábamos cariño de madre a hija. Nunca le he dicho, pero desde el primer día que me la presentaron pensé que realmente era mi madre y no una simple niñera.

***

—¿Dónde vamos, Dafne? —pregunta padre desde el asiento de copiloto.

Alper y mamá van en asiento trasero.

—A casa de la tía Mara —respondo sin despegar la vista de la calle.

—Que vamos hacer ahí —pregunta mamá.

—Tiene algo para ustedes —responde Alper.

—¿Qué cosa? —pregunta mamá.

Estaciono frente a la casa de tía Mara. Su casa está cerca del aeropuerto.

La mujer rubia de ojos azules que años atrás me cuido se encuentra esperando en la acera. Extiende su mano, saludando. Correspondemos al bajar.

—Bienvenidos. Pasen por favor —menciona adentrándonos a la propiedad.

—¿Qué hacemos aquí, Mara? —pregunta papá cuando cruzamos el jardín.

—¡Sorpresa! —nuestras familias se encuentran reunidas en casa.

Tía Becca quien está al lado de abuela Alice camina hasta mis padres quienes siguen en shock por la sorpresa.

—¿Qué hacen todos aquí? —pregunta padre dejándose abrazar por su suegra.

—Bienvenidos a su fiesta de aniversario —pronuncia ahora su madre abrazándolo mientras sigue en shock.

—Madre... dije que no pensaba celebrar —menciona papá abrazando a mamá quien ahora llora.

—Corrección. Dijiste que no pensabas hacer una celebración con miles de invitados solo una pequeña cena con tu familia —lo corrige Mara.

—Exactamente eso dije. Pero cuando decía mi familia me refería a mi esposa e hijos sin ofender a los demás —responde padre dejando a mis abuelas asombradas.

—Lo sentimos hijo. Pensamos otra cosa y como ustedes regresamos el mismo día de su aniversario de casados no imaginábamos que tendrían planes —responde la abuela sin dejar de ver a su hijo y nuera.

—Está bien madre. No se sientan mal. Nuestros planes solo eran ordenar comer comida de cualquier restaurante y cenar viendo una película —mi padre ahora abraza a su madre. —Ahora vemos a disfrutar todos estos platillos que prepararon.

—Gracias —abuela besa su mejilla. —No quería arruinar sus planes.

—No arruinaste nuestros planes. El plan de aniversario que teníamos ya lo cumplimos. Viajar con mi esposa un tiempo con ella era lo único que quería.

—Bien —entran a la casa de tía Becca mientras yo me quedo en el patio trasero.

Saco mi celular de la chamarra negra y leo los mensajes que me llegaron.

Gamze: ¿Dafne? Estas ahí

Gamze: Quiero los detalles sucios de tu encuentro con el rubio despampanante de ayer.

Gamze: No quiero que escondas ningún detalle. Asi lo más insignificante del mundo.

Gamze: Olvídalo. Hable con Alper y ya me dio los detalles.

Apago el teléfono entrando a la casa a ayudar en algo. Debí imaginar que Alper escucharía toda la acción que tuve la madrugada de este día. Debo de preocuparme de que abuela Alice también me haya escuchado.

Entro a la cocina muy disimuladamente y tomo a tía Becca de la mano saliendo de la cocina llevándola conmigo a la habitación.

—¿Qué pasa? —pregunta iluminando la habitación.

—La abuela te ha dicho algo —pregunto sentándome en la cama.

—De que —pregunta sentándose en el sofá frente a la cama.

—De nada —respondo aliviada levantándome de la cama caminando a la puerta.

Ella se queda en el sofá pensativa.

—Espera Dafne —me frena cuando toco la perilla.

—Si —pregunto nerviosa rascando mi nuca.

—Porque preguntas —se acerca a mí con la ceja levantada. —¿Qué hiciste? —me interroga mientras paso saliva.

—Mmm... Pueda que en la madrugada yo estuviera teniendo sexo con un tipo en casa —respondo cerrando los ojos mientras suelto la bomba.

—Eso... ¿Por qué te preocupas que mi madre te haya escuchado?

—Alper me y me pregunto si ella de igual forma lo hizo.

—No te preocupes por nada. Mi madre no dirá nada, ni siquiera a ti. Si te escucho ten por seguro que no te dirá nada, va a preferir enterrar ese recuerdo a decírtelo.

—¿Cómo sabes eso? —pregunto curiosa ahora.

—Porque ella hace años me encontró follando con mi esposo y hasta el día de hoy jamás ha pronunciado palabra alguna. Tu padre y madre también han sido escuchados por ella.

Salimos de la habitación.

—No te preocupes por nada. No dirá nada a tus padres si te preocupa que un tipo entrará a su casa a escondidas. —me abraza cuando entramos a la cocina abandonada.

***

La cena termina. Ahora nos encontramos comiendo un delicioso postre que prepare el día de ayer sin siquiera saber que era para esto.

Me levanto de mi asiento saliendo de la propiedad. Abro la puerta del coche y saco de la guantera el presente que envolví para ellos.

Regreso a la casa pasando por la cochera cuando un par de gemidos me detienen. Muevo mi cabeza buscando de donde provienen. Giro mi cabeza y a través del retrovisor del coche la ventana veo a la novia de Adrián montándolo.

Sigo mi camino haciendo como si no hubiera visto nada regresando a la casa.

Tomo mi cámara que cuelga de mi cuello tomando una fotografía improvisa de mi familia quienes sonríen y celebran alegres.

—Daf, ven —me acerco a mamá dudosa.

—¿Qué pasa? —pregunto curiosa.

—Vamos a tomar una foto en familia —responde tío Tyler mirando entre todos. —Donde están Adrián y su novia.

—Ocupados —respondo sin detener las palabras.

—En que —pregunta tía Jena.

—Están atendiendo algo con urgencia —respondo. —Llámenlos.

Tomo el regalo entregándoselo a mamá.

—Es para los dos —respondo al ver a mamá abrirlo.

Saca la fotografía.

—Mi amor —besa mi mejilla.

Algunas personas talvez piensen que mi regalo no es el más caro del mundo y es cierto. Pero la historia detrás de esa fotografía vale más que todo el oro del mundo. Fue mi primera fotografía con la cámara que me regalaron.

Fotografía donde los retrato a ellos dos como el matrimonio que siguen siendo actualmente. Papá miraba fijamente a mamá y madre de igual forma lo hacía con él. Sus narices rozándose mientras el brillo en sus ojos no se desvanecía al mirar al contrario se intensificaba. Los labios de padre entre abiertos como robando el aliento de ella mientras los de madre inconscientemente mordían su labio inferior con una delgada y pequeña sonrisa.

—Llegamos familia —pronuncia Adrián entrando de la mano de su novia.

—Querida puedes tomarnos una fotografía —la abuela Alice le pregunta a la novia de Adrián.

—Claro señora —le entrego mi cámara.

Al parecer ya todos se encontraban en posición que lo único que yo hago es sentarme frente a mis padres sonriendo a la cámara.

Madre deja su mano en mi hombro mientras la otra la entrelaza con padre.

Sonrió con la imagen mental de hacer esta misma fotografía, pero en unos años más con los nietos de nuestros padres. Madre siendo más hermosa de lo que ya es y padre siendo el mismo hombre fuerte que cuida de su aspecto con el pasar de los años.

Recargo mi mejilla en la rodilla de padre sintiendo las caricias en mi nuca por parte de ambos.

Para finalizar la velada. Mis padres bailan la misma canción que bailaron en su primer baile de esposos. Mamá es la más feliz cantando la canción con papá quien mira embobado a mamá sin perder de vista sus particulares ojos azules. Las caricias por parte de ambos también se perciben fácilmente.

Papá sujeta las caderas de mamá mientras se balancean por el patio de casa de tía Mara. Las farolas del jardín son la única iluminación en el lugar.


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