Dolce amore

By AngieRosas058

1.5M 95.1K 19.3K

Saga Flores en la Mafia #4 Se dice que siempre llega alguien a nuestras vidas para salvarnos de nuestra oscur... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 44
Medusa
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Agradecimientos
La nueva era

Capítulo 43

29.4K 1.7K 424
By AngieRosas058

La canea, Isla de Creta; Grecia.

Enzo

Sonrío al ver a mi esposa, yendo de un lado hacia otro arrastrándome con ella para que la siga. Niego divertido, al verla tan feliz por estar de nuevo en su hogar de origen.

Cuando Karla, mencionó la idea acerca de las vacaciones para nosotros, no se me ocurrió mejor lugar que venir a Grecia, perfecto para nosotros lejos del ojo público y sin necesidad de estar mirando por encima de nuestro hombro.

—¡Eros! ¡Vamos apúrate!— exclama— ¡No quiero llegar tarde!—

Me río, cuando toma mi mano y me arrastra con ella. Suspiro con diversión, ciertamente ver la sonrisa de mi esposa pintada en su rostro, me hace saber que todo este viaje valdrá la pena.

—Dea— trato de frenarla— tenemos mucho tiempo—

—Si, pero no me importa— refuta, ruedo los ojos— anda, mueve tu trasero de viejo—

Arqueo una ceja detrás de mis lentes de sol, antes de que me arrastre de nuevo con ella. La jalo con fuerza hacia mi pecho, chilla por la sorpresa, pero se ríe por lo bajo.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, pegándola más a mi cuerpo. Me inclino ligeramente, besando sus labios rápidamente antes de subir mis labios por su mejilla hasta la punta de su nariz.

—Calma, dea— sonrío— tenemos mucho tiempo, solamente tenemos un día aquí—

—Lo sé...— hace un pequeño puchero— pero, hace tantos años que no...—

—Lo sé, dea— asiento— pasaremos una increíble semana aquí, antes de ir a nuestro próximo destino—

—¿A dónde más iremos?—

Sonrío aún más mientras acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—Vamos a recorrer gran parte de Grecia, dea— afirmo

Sus ojos se abren con evidente sorpresa, antes de empezar a chillar de emoción.

—¿De verdad?— asiento— ¿He dicho lo mucho que te amo?—

—Lo oí varias veces en la mañana...— se ríe— pero, no me molestaría que me lo dijeras otra vez—

Sus manos toman mi rostro, para besarme de nuevo. Suspiro suavemente contra su boca, disfrutando de su contacto, cuando nos separamos une su frente con la mía, antes de besarme en la mejilla

—Te amo— mi otra mejilla— Te amo...— me río, cuando me besa la punta de la nariz— ¡Te amo!—

—Te amo, dea— respondo— eres el amor de mi vida, ¿lo sabes?—

—Por supuesto que lo sé— afirma con una sonrisa— aunque, admito que la fiesta de divorcio suena muy tentadora—

Niego divertido, antes de retomar nuestro camino hacia el museo de arqueología; la cual será nuestra primera atracción del día. Con mi mano en su cintura aún, caminamos en dirección hacia el museo.

Karla, me señala ciertos puntos de lo que poco que recuerda, saco la cámara que suele llevar consigo a un nuevo lugar.

La enfoco en su rostro tratando de capturar la sonrisa que brilla en su rostro, justo cuando voy a tomarle; se da la vuelta y me sonríe aún más, entonces acciono el botón capturando el momento.

Observo la imagen en la pantalla y se la muestra con una sonrisa.

Bella mia moglie— se la muestro— amo tu sonrisa, lo sabes, ¿no?—

Veo como sus mejillas se ponen rojas, me río cuando me golpea el brazo suavemente.

—Odio cuando me tomas desprevenida con los halagos, Eros— sonríe— pero, también amo tu sonrisa. Hace que mis días sean mejores—

Ahora soy yo, quien siente un ligero calor en las mejillas. Maldigo de buena manera a mi padre, por haberme heredado la facilidad de sonrojarme ante los halagos. Mi esposa se acerca y pellizca mis mejillas.

—Amo cuando tus mejillas, se ponen así de rojas— intento soltarme, pero me lo impide, se ríe— son como pequeñas cerezas—

En represalia, pellizco las suyas suavemente estirándola suavemente haciendo una mueca en su rostro.

—¡Oye!—

Golpea mi mano, me carcajeo ante su ceño fruncido.

—No puedo evitarlo, dea— sonrío de manera encantadora, como le gusta— me dan ganas de morderlas—

Entonces, se me ocurre una mejor idea. Mi esposa parece prevenirlo, porque niega de inmediato.

—Ah no, ni lo sueñes, Eros—

Me acerco más a ella a paso lento, dispuesto a hacer lo que quiero. Pero antes de pueda atraparla, comienza a correr lejos de mí.

—¡Ven aquí, dea!—

—¡Atrápame si puedes, Eros!—

Suspiro con diversión antes de guardar la cámara y comenzar a correr detrás de ella, su risa hace eco en algunas calles estrechas y callejones. Sin poder evitarlo comienzo a reírme también, sin dejar de perseguirla.

—¡Eres lento, abuelo!—

—¡Espera que te atrape, dea escurridiza!—

—¡Uy! ¡Que miedo!—

Sigo su paso de cerca, sin dejar de reírme. Logro cortar por un callejón sabiendo que, de alguna forma u otro, pasará por mi lado, sonrío mientras espero pacientemente a que llegue.

Sus pasos apresurados, entran por el pequeño callejón. Justo cuando pasa por mi lado, estiro mi brazo tomando su cintura y elevándola en el aire un poco. Su grito de sorpresa se mezcla con su risa.

La pongo en el suelo suavemente, mientras nos hago retroceder hasta que su espalda choca contra la pared. Nos reímos aun con la respiración entre cortada.

—Te tengo, dea—

Sus ojos azules brillan con diversión y desafío, levanta su barbilla con orgullo.

—Por el momento, Bianchi—

—Eres toda mía, dea— murmuro cerca de sus labios— siempre, serás mía—

—En tus mejores sueños, idiota— sonrío al oír el tono juguetón de su voz— nunca me casaría contigo—

—Es una pena— le sigo el juego— porque, ¿qué crees?— muestro mi alianza de matrimonio— ya estamos casados, querida—

—Quiero el divorcio—

—Olvídalo— la pego a mi cuerpo— estás atada a mí, te guste o no—

Jadea cuando mis dientes, muerden suavemente su labio inferior y lo chupo.

—Está bien...— responde, todavía en nuestro juego— solo por el sexo—

—Solo por el sexo— afirmo— ahora, ¿nos vamos?—

—Pero, quiero follar— dice, me río al ver su expresión— follame, esposo—

Me inclino para besarla una última vez, sonrío negando.

—Más tarde esposa— le guiño un ojo— recuerda, tenemos una vida entera por delante—

Tomo su mano en la mía, entrelazando mis dedos con los suyos. Retomamos con nuestro camino— del que nos desviamos bastante — hacia el museo arqueológico, me señala con uno de sus dedos divertida.

—Que quede claro...— escucho— solo sexo, Enzo—

Me río y muerdo su dedo con suavidad.

—Caerás ante mí, Karla—

—Sigue soñando, Enzo—

—No quieres conocer mis sueños, Black— refuto— todos son contigo, desnuda y chupándome la polla—

—¡Enzo!—

Una carcajada sale de mis labios, al ver su falsa expresión de indignación. A pesar de ambos superamos los treinta, eso no nos impide comportarnos de vez en cuando como un par de adolescentes enamorados.

Que ella, pueda seguirme tan fácil el ritmo, así como yo puedo seguir el suyo con nuestras locuras. Me hacen amarla más de lo que ya lo hago.

Y eso no cambiará

Nunca

Karla y yo, caminamos con tranquilidad mientras escuchamos las instrucciones del guía del museo. No entiendo ni mierda el idioma, pero afortunadamente mi esposa se encarga de traducirme todo; lo que me recuerda.

Debo aprender griego

—¿Te gusta?—

Asiento con una sonrisa, continuando con nuestro recorrido por el museo. Me detengo una de las tantas exhibiciones a los lejos, la miro con atención detallando cada parte de la pintura enfrente de nosotros.

Mi esposa, se coloca a mi lado observándola también. Ambos miramos la pintura con curiosidad, entonces sonrío ligeramente recordando donde le he visto antes esta obra.

—Eros y Psique...— murmuro

—¿Enzo?—

Señalo la pintura mientras mi lado de ratón de biblioteca, sale a luz.

—Así se llama la pintura Eros y Psique— respondo— fue pintada en el año 1798 por François Gérard, esta es una copia. La original está en el museo Louvre de París—

—¿Tiene historia?—

Retamos nuestro camino siguiendo al guía turístico, tomo su mano en la mía para continuar con la visita del museo mientras le respondo acerca de lo que sé de la historia de esta pintura.

—Depende de cual escojas, dea— respondo— hay muchas historias acerca de Eros y Psique, basados en el mito antiguo griego—

—Recuerdo uno— sonríe— ¿Puedo dar la clase de historia hoy, profesor Bianchi?—

Me río por lo bajo al oír su tono sugerente, me inclino ligeramente hacia su oído.

—Depende, señorita Black...— murmuro— ¿Será una clase privada?—

—Depende...— responde— si es un alumno ejemplar; tal vez lo recompense—

—Le garantizo, que puedo ser un alumno muy ejemplar— afirmo— mis notas, son excelentes—

La atraigo hacia mi cuerpo, dejando atrás a los turistas y al guía del museo. Quedándonos solamente nosotros dos en la sala, beso sus labios con fuerza mientras el deseo sube cada vez más.

Paseo mis manos por su cuerpo hasta su trasero, el cual estrujo con fuerza pegándola más a mí, para que sienta mi dura erección. Su jadeo muere en mi boca, aprovecho para jugar con su lengua suavemente.

—Pero hay un detalle, señorita Black...— murmuro en sus labios, sonrío— usted, no puede superar al maestro. Mucho menos uno como yo—

—¿Ah, sí?— arquea una ceja con desafío— déjeme decirle, profesor. Que soy una alumna, que consigue lo que quiere—

Gruño por lo bajo, cuando dientes atrapan mi labio inferior. Nos hago retroceder hasta que su espalda, golpea contra la pared en una esquina oscura y a un lado de una enorme escultura.

Nadie nos verá, perfecto.

—¿Piensa probar su punto, alumna Black?—

Su sonrisa, me hace saber que está de acuerdo con todo esto. Aunque no lo admita abiertamente, follar dentro de un museo ha sido una de mis fantasías más oscuras.

¿Quién dijo que la historia antigua tiene que ser aburrida?

Ciertamente, la adrenalina de saber que alguien puede venir y atraparnos hace que nuestra excitación suba a niveles más altos.

—Claro que probaré mi punto, profesor— afirma con voz ronca— soy muy inteligente—

—Veremos eso...—

Nos besamos de nuevo mientras nuestras manos no dejan de pasearse entre nuestros cuerpos. Pego a Karla, más a la pared; tomo una de sus piernas para colocarla alrededor de mi cadera clavando más mi erección en su centro.

Comienzo un pequeño vaivén con mis caderas, solamente para jugar con ella un rato. Beso su cuello dejando algunas marcas. Pequeños gemidos salen de sus labios y sus uñas se clavan en mis hombros.

—Eros...—

Sonrío contra su piel, moviéndome con más rapidez haciendo que su espalda se arquee.

—Menos mal, que te pusiste vestido, dea—

Mis manos se pierden debajo de la falda de su vestido, acariciando la piel de sus piernas hasta llegar a sus bragas. Las hago a un lado para perderme entre sus pliegues, veo como muerde sus labios para impedir que sus gemidos salgan más altos.

Doblo mis dedos, tocando ese punto que sé que la hará volver loca, conozco cada parte del cuerpo de mi esposa. Con mi pulgar acaricio su clítoris suavemente, sus uñas se entierran más en mis hombros.

—Ah, Enzo...—

—Shh, dea— murmuro— que nos van a descubrir y no he terminado—

Saco y adentro mis dedos cada vez más rápido de su coño, gruño cuando sus paredes vaginales los aprietan cada vez más, señal de que está cerca del orgasmo.

Jadeo cuando su cara se entierra en mi cuello y muerde la piel expuesta, sonrío al sentir que está haciendo la misma marca que la de Las Vegas. Cuando está a punto de llegar al orgasmo, me detengo. En represalia, me muerde con más fuerza.

—No te detengas...— gruñe frustrada— no sea malo, profesor. Con mi castigo—

Tomo su cabello y lo tiro, para que me mira a los ojos. El azul se ha convertido en un verde esmeralda oscuros por el deseo, la beso brevemente rozando mis labios con los suyos.

—Créeme, preciosa. Si vas a correrte, será con mi polla en mi interior— sonrío con cierta maldad— a menos...— ladeo mi cabeza— que juegue con tu coño, estando al borde del orgasmo una y otra vez. Hasta que me supliques para que te corras, dea—

—No tenemos mucho tiempo y...— pellizco su clítoris— ah, dios mío. Por favor, profesor—

—¿Qué deseas, querida?—

—Folleme duramente—

Arqueo una ceja

—¿Ah, sí? ¿Duramente?—

—Si, joder— gruñe— por favor, seré la alumna ejemplar que desea—

La beso nuevamente, mordiendo su labio inferior con fuerza.

—Solo porque lo pidió amablemente, señorita Black—

Tomo su otra pierna, para enrollarla en mi cadera dejándola a un metro del suelo. Sus piernas me clavan en mis caderas, acercándome más a ella sonríe mientras baja sus manos por mi pecho.

—Seré rápido, dea— murmuro— y muy duro—

De alguna manera y llevados por el deseo, nos las arreglamos para que quitarnos las ropa que nos estorba, antes de follar con mi esposa en el museo. Miro a ambos lados, verificando que nadie venga.

—No vendrá...—

Cubro su boca con mi mano, cuando suelta un grito de placer en el momento que me pierdo en ella. Gruño al momento que las paredes de su coño, aprietan mi miembro como recibimiento.

Nos movemos rápido y duro, con la adrenalina a tope en nuestro sistema mezclado con la excitación.

—Enzo— gime en mi oído— dios, si...—

—Dea— gruño en su oído.

No tardamos mucho en llegar al orgasmo, cuando sé que nuevamente está en el borde del clímax; mis manos se pierden debajo de su vestido, acariciando su clítoris de nuevo. Dejo un camino de besos húmedos por todo su cuello, dejando una que otra marca en su piel; hasta llegar a su oído.

—Juntos, dea...—

Asiente. Ambos llegamos al orgasmo al mismo tiempo, beso su boca para callar su grito y mis gemidos de placer. Nos quedamos en esta posición con las respiraciones entre cortadas, hasta que se normalizan.

Acomodo sus bragas debajo del vestido, antes de quitar mis manos la acaricio por encima de la tela. Veo como sus ojos se oscurecen de nuevo y traga saliva.

—Eros—

—Dea—

Con mucha lentitud, saco mi mano debajo de su vestido. Escucho como suelta un jadeo bajo, arqueo una ceja divertido. Terminamos de acomodarnos la ropa, para continuar con nuestro recorrido histórico.

—¿Ocurre algo, dea?—

—No, para nada— responde rápidamente, para después sonreír— solo...—

Cuando pasa por mi lado, se inclina para susurrar en mi oído.

—Que he probado mi punto, profesor—

—Usted...— ladeo mi cabeza— definitivamente, ha probado su punto—

—¿Ve?, soy una alumna muy ejemplar—

Tomo su mano para pegarla a mi pecho, le beso brevemente.

—Ya veo, me pregunto, ¿qué más haría para refutar mi punto, señorita Black?—

—Mmm...— arquea una de sus cejas—¿Por qué no lo averiguamos, profesor?—

—Eso suena bastante interesante—

Definitivamente, la clase de historia del día de hoy; será interesante.

Muy interesante

Atenas, Grecia

Una semana después

Aprieto la mano de mi esposa con reconforto, quien no deja de observar el letrero que está arriba de nuestras cabezas detrás de sus lentes de sol.

—Tomate el tiempo que necesites, dea— sonrío— está bien, podemos venir otro día—

—Si, pero no quiero venir otro día— responde— solo que, han pasado dieciséis años desde la última vez que vine—

Miro nuevamente el letrero que se alza frente a nosotros.

"Νεκροταφείο"

Cementerio

Habíamos pasado una semana en La Canea, visitando y conociendo el lugar; Karla me había mostrado los pocos lugares que recordaba de su infancia con sus padres, antes de mudarse a Atenas.

Veo como toma una respiración profunda, antes de comenzar a caminar tirando mi mano suavemente.

—Vamos, necesito verlos—

La detengo un momento, para que me mire.

—Tranquila, dea. Sabes que cuentas conmigo para todo, ¿no?— asiente— estoy aquí, si quieres irte y volver después, está bien. Lo haremos—

—Lo sé, Eros— responde— pero, quiero hacerlo— sonríe ligeramente— necesito ver a mis padres—

Entramos al cementerio con paso tranquilo, hay varias personas cuidando y colocando flores en las tumbas de sus seres queridos. Caminamos por varios senderos hasta que subimos una pequeña colina, donde hay más lápidas, luego de unos metros; Karla se detiene.

—Aquí es—

Ambos nos quedamos parados frente a una lápida de cuarzo gris con dos inscripciones en ellas.

Artemisa Makris

1952 — 1983

Amada madre y esposa

Karla, se agacha para limpiar el polvo de la inscripción del nombre de su madre, posteriormente sigue con su padre.

Anker Black

Amados padre y esposo

1948 — 1983

Coloca las flores en la lápida, asegurándose que tengan agua un tiempo antes de que se marchiten. Sonríe, a pesar de que trae puestos los lentes de sol, no me pasa desapercibido ver sus ojos cristalizados, conteniendose para no derramar lágrimas.

—Hola, mamá. Hola, papá— habla por lo bajo, solamente permanezco en silencio— han pasado muchos años—

Me mantengo en silencio, dándole su espacio tal como ella lo hizo conmigo meses atrás que fuimos a ver a mis padres. Escucho, con atención cada una de sus palabras.

—La última vez que vine, fueron unas horas antes de mudarme a Londres— continúa— recuerdo haberles dicho, que me marchaba para tener una nueva vida y ser feliz— se ríe por lo bajo— seis años después, me fui a Rusia. Una década después, me mudé a Italia con el hombre que terminó siendo el amor de mi vida—

Coloco una de mis manos en su hombro, para hacerle saber que estoy aquí. Pone la suya encima de la mía dándole un ligero apretón a mis dedos.

—No recuerdo mucho ese día. Solo que íbamos en el auto, yo estaba en el asiento trasero jugando con un peluche, creo. Un golpe y luego...— niega suavemente— todo fue oscuro. Desperté en el hospital, donde me dijeron que ellos ya no iban a regresar...— acaricia la lápida— no me duele mucho su pérdida, no como antes. Sé que están felices por mí y de la vida que he llevado—

Se pone de pie, para envolver sus brazos en mi cintura con una sonrisa mirando a las lápidas. Envuelvo uno de mis brazos alrededor de su cuerpo.

—Mamá, papá. Les presento al hombre de mi vida, mi esposo— sonrío ligeramente— es un buen hombre, me cuida, ama y trata como una diosa— me mira— ellos te hubieran amado, menos papá; te hubiera golpeado en el rostro—

Ambos nos reímos, mira de nuevo las lápidas mientras coloca su cabeza en mi pecho.

—Él me hace feliz, sonrío a su lado todos los días—

Nos tomamos una pequeña pausa, miro las lápidas con los nombres de las personas que son mis suegros. Con convicción, digo.

—Cuidaré de ella...— hablo— la amaré el resto de mis días y la haré muy feliz— inclino mi cabeza— se los juro—

Volvemos a quedarnos en silencio, el ligero aire que corre el día de hoy; golpea nuestros rostros.

—Te amo, Enzo—

Beso el topo de su cabeza

—Te amo, Karla—

—Será mejor que nos vayamos— me mira sonriendo— Atenas, no se descubre sola, Eros—

Me río por lo bajo, asintiendo.

—¿Serás mi profesora de nuevo?—

—Por supuesto, seré tu suplente hasta que volvamos a casa—

Tomo su rostro y la beso suavemente.

—Podrías acostumbrarme a sus clases, profesora Black—

—Eso espero—

Con una sonrisa en nuestros rostros, nos despedimos de mis suegros para salir del cementerio. Siguiendo con nuestras vacaciones.

Esto solo era el comienzo.

Era el verdadero comienzo de nuestra vida juntos.

***

Observando algunos documentos acerca de sus empresas, revisa cada detalle de ellas; asegurándose que todo marche bien como lo planeado. Firma algunos papeles, cuando escucha dos toques en su puerta.

—Adelante—

Levanta la vista, solamente para ver a su hombre de confianza entrando a su estudio.

—Hermes, ¿tienes lo que te pedí?—

—Así es, señor— le entrega un sobre— es toda la información que me pidió—

—Muy bien, gracias— asiente— puedes retirarte—

—Si puedo preguntar, señor—

—Adelante—

—¿Por qué le interesan esas personas en específico?—

El hombre sonríe mientras se encoge en hombros.

—Solamente, es curiosidad— arquea una ceja— ¿Descubriste algo más?—

—No, señor. Nada relevante, simplemente vienen de vacaciones—

Con esa respuesta, Hermes se retira de su estudio para darle más privacidad. Mira el sobre entre sus manos varias veces, antes de abrirlo y sacar su contenido, con cuidado toma una de las fotografías para observarla.

Desde que uno de sus hombres le había informado acerca de los invitados especiales que pisaban su amada Grecia, no pudo con la curiosidad de saber si venían en señal de paz o en busca de una guerra.

Ahora, se daba cuenta que se preocupaba por nada. Pero, no podía culparse por querer indagar el por qué los capos de la mafia italiana estaban en suelo griego.

Últimamente, su nombre resonaba en varias partes incluyendo Grecia. No solamente los italianos se mencionaban, también estaban los rusos, alemanes y los clanes chinos.

Las cuatro mafias eran las más poderosas de todo el mundo, gracias a la alianza que tenían entre ellos. Todo su poder se fortificaban, haciéndolos más poderosos y casi imposibles de vencer.

Se habían ganado su título a pulso, aunque trataron de joderlos; no lograron ni siquiera darles un rasguño.

Ellos son los reyes de la mafia.

Su poder y leyes, se respetan. Les gustara o no.

Con esa información tranquilizadora, toma las fotografías para guardarlas de nuevo en el sobre y colocarlo en uno de los cajones de su escritorio.

Justo en ese momento, la puerta de su estudio se abre. Sonríe al escuchar unos pequeños pasos acelerados en su dirección.

—¡Papá!—

El hombre se ríe, al sentir como un pequeño cuerpo se trepa a sus piernas hasta estar en su regazo. Acaricia el cabello de su hijo con cariño, antes de preguntarle.

—Huyes de nuevo de tu madre y hermana, ¿cierto?—

Con una sonrisa encantadora, asiente.

—Sí, no quiero que Dafne, me utilice como su modelo de uñas— le muestra sus uñas— ha pasado una semana y no se quita, papá, Incluso el acetona, no lo hace— se queja— mejor, estar lejos de ella—

El padre del niño, se ríe divertido al ver las uñas de su hijo mayor pintadas de color rojo brillante.

—Bueno, hijo; se te ve bonito el color rojo—

—Lo sé, papá— rueda los ojos— pero, no soy fanático del esmalte de uñas— arruga su nariz— aparte, huele horrible—

En ese momento, la puerta se abre de nuevo solamente para revelar dos figuras femeninas. De inmediato, el niño se esconde en brazos de su padre. Su hija más pequeña comienza hacer un puchero.

—¡Ahí está, mamá! ¡No quiere que le cambie el color de las uñas!—

—¡No se me ha quitado el de la semana pasada, Dafne!— exclama— aparte, pintas muy mal—

—¡No es cierto!—

—Niños, no peleen— dice la madre de los niños, quien suspira divertida. Mira a su esposo con una ceja arqueada— ¿No vas a ayudarme, Hefesto?—

Hefesto Katsaros, sonríe ante la pregunta de su esposa antes de negar.

—Creo que lo manejas bien, Afrodita— responde

—Te quedarás sin postre, Hefesto— afirma Afrodita Katsaros— luego no quiero tus quejas de niño pequeño, por que no comiste postre—

—Uyy, que miedo, Afro— alega en burla, entonces su esposa arquea una ceja— bien, vale. Lo capto—

Ella se acerca hasta su esposo y besa su mejilla.

—Así me gusta, querido—

—Manipuladora, te aprovechas de mis debilidades alimentarias—

—Claro, cariño— sonríe— si no, yo no gobernaría este mundo a tu lado—

—Y eso me encanta—

La besa brevemente, antes de que sus hijos hagan muecas de desagrado.

—¡Mamá! ¡Papá!— exclaman al unísono— ¡Qué asco!—

Ambos se ríen ante las quejas de sus hijos. Afrodita se acerca a Dafne, para tomarla entre sus brazos.

—Ven cariño, yo jugaré contigo y papá, te leerá el cuento para dormir, ¿qué te parece?—

—Perfecto, mamá— sonríe— quiero despedirme de papá—

Hefesto se agacha lo suficiente, para que su pequeña hija bese su mejilla.

—Te quiero, bampás

—También te quiero, nýmfi mou

Cuando su esposa e hija, se marchan solamente se quedan su hijo y él, quien no tarda en bajarse de sus piernas.

—Me voy, tengo tarea— dice, mira a su padre— ¿Jugamos ajedrez más tarde?—

—Por supuesto, campeón— le guiña un ojo— a la misma hora—

—Claro— sonríe— te quiero, papá—

—Y yo a ti, Dionisio—

***

Reviso los planos de la casa de la Toscana, que quedó destruida con lo del secuestro y rescate de las chicas. Habían un pasado de días desde que volvimos de nuestras vacaciones en Grecia y ya estoy saturado de trabajo; es lo que pasa cuando te ausentas varias semanas.

Fueron unas increíbles vacaciones.

Visitamos varias ciudades para conocer la cultura y historia de cada una, ahora entiendo por qué Karla, ama tanto su país.

Es uno de los países con mucha historia antigua, ya olvidé las veces en que saturé a mi esposa con tanta información acerca de un hecho histórico. Aunque ella también, me mostró varias partes.

Me río por lo bajo.

Al parecer, los dos somos ratones de biblioteca.

Sigo revisando los planos, apuntando las cosas que voy a cambiar para que Flavio, le diga al arquitecto. Escucho que la puerta de mi estudio se abre, sonrío al sentir el perfume de mi esposa en mis fosas nasales.

—Hola, Eros—

Despego mi vista de los planos, para mirar a la mujer de mi vida quien entra con una sonrisa en su rostro, sus ojos azules brillan con algo que no logro definir.

—Hola, dea— respondo— ¿Qué tal tus pacientes?—

—Todo se encuentra en orden, quedan pocos heridos de gravedad y están sanando muy bien. Pronto, les daremos el alta— asiento— ¿Y tu? ¿Qué hace mi amado esposo?—

Retiro un poco mi silla, para dejarle espacio para que se siente en mis piernas. Coloco mis manos en su cintura, cierro los ojos un momento cuando su manos se pierde en mi cabello.

—¿Mucho trabajo, cariño?—

Asiento, suspirando de placer al sentir sus dedos.

—Papeleo— respondo— odio el papeleo, me ausento un par de semanas y parece que las facturas se multiplican—

—Lo bueno que somos ricos—

Sonrío

—Somos muy ricos, dea— abro los ojos para mirarla— revisaba, el nuevo plano de la casa de Toscana. Quedó destruida—

—Oh— sonríe— eso me interesa, ¿me muestras?—

—Claro—

Nos acomodo a ambos, para observar los planos de la casa. Le explico cada parte que se conservará y que parte se cambiará de lugar, escucha con atención a cada de mis palabras.

—Esta será nuestra habitación— señalo— la agrande un poco más y tiene balcón para ver el atardecer en el viñedo, es hermoso como los colores bañan el lugar—

—Suena increíble—

Observa los planos, antes de hablar.

—Espero que se agregue una habitación al lado de la nuestra. El bebé, necesitará su propia habitación—

Asiento, concentrado en los planos.

—Claro, podemos...—

Me detengo un momento, cuando asimilo sus palabras. Mis cejas se arquean con sorpresa y mi corazón se detiene un momento. Miro a mi esposa con la boca ligeramente abierta.

—Espera, ¿qué dijiste?—

—Que nuestro bebé, necesitará una habitación—

Entonces, no escuché mal.

—¿Tu...?—

Saca del bolsillo de su pantalón un palito blanco que reconozco, me lo muestra. Mis ojos se abren más de la sorpresa, al ver las dos rayas en la prueba del embarazo. Los ojos de mi esposa, se llenan de lágrimas.

—Parece que tuvimos suerte griega, Eros— sonríe— vamos a tener un bebé. Vamos a ser papás—

Tomo con cuidado la prueba de embarazo de sus manos, como si de un tesoro se tratara. Siento como las lágrimas pican en mis ojos, al ver las rayas rosas ahí pintadas.

Positivo

Vamos a tener un bebé

—Voy a ser papá...—

Murmuro con emoción, miro a mi esposa que está igual de emocionada que yo.

—No puedo creerlo...— sonrío— ¡Voy a ser papá!—

Antes de que se lo espere, me pongo de pie para tomar a mi esposa en brazos, doy varias vueltas que la hacen reír. Cuando la coloco en sus pies, tomo su rostro y lo beso repetidamente en varias partes, hasta sus labios.

—Dio, esta es la noticia más feliz que me has dado, dea— digo con felicidad pura— vamos a ser papás, Karla—

Asiente, incapaz de hablar. Veo como varias lágrimas bajan por sus mejillas, las limpio suavemente sin dejar de sonreír. Miro de nuevo la prueba de embarazo, ahora siento como una lágrima baja por mi mejilla de la felicidad.

—Me cuesta creerlo...— digo— dios, tendremos un bambino—

—Y tendrá a un increíble padre— coloca su mano en mi mejilla— serás un maravilloso padre, Enzo—

—Serás una madre magnífica— beso su palma— nuestro bambino, crecerá con mucho amor—

—Ya lo creo, Eros—

Tomo su rostro de nuevo, para besarla con amor puro; expresando lo que no puedo decir en palabras.

—Gracias, gracias...— digo en su boca— gracias, por amarme y hacerme el hombre más feliz, dea—

—Gracias a ti, por amarme de la manera en que lo haces— responde, solloza por lo bajo— en cuanto obtuve el resultado, no pude contener la emoción. Necesitaba decírtelo, no podía esperar—

Me coloco de rodillas para quedar a la altura coloco mis manos en su vientre plano, acariciándolo suavemente con una sonrisa. Lo beso por encima de su ropa, mientras las manos de mi esposa se pierden en mi cabello.

—Eres aún pequeño para oírnos, bambino— hablo— pero, debes saber que tu madre y yo, te estábamos esperando con ansías para que llegaras a nuestras vidas y esperaremos un poco más, no importa—

—Me estás haciendo llorar, Enzo—

—Lo siento, dea. Pero la plática es con el bambino y yo— me río, cuando me golpea en la cabeza— ¿En que estaba? Ah sí, tu llegada— sonrío— estamos ansiosos por poder conocerte bambino. Llegarás a una familia donde te puedo garantizar, que no te faltará amor y alegría. Te lo juro, pequeño; serás feliz con nosotros—

Siento como las lágrimas de mi esposa, caen en mis hombros.

—Tendrás una enorme y loca familia, que te querrá al igual que lo hacemos nosotros— me río— pero, no le hagas caso al tío Serguei, mucho menos aceptes sus condones—

Beso una vez más su vientre.

—Te amamos, bambino piccolo—

Me pongo de pie, para besar a mi esposa hasta el cansancio.

—Ti amo, dea del mio cuore e della mia anima—

—Ti amo, Eros della mia vita e del mio cuore—

Ambos no podemos dejar de sonreír por la emoción, no dejo de acariciar su vientre plano con las emociones a tope. Nos quedamos en mi estudio, asimilando más la noticia para poder contarles a nuestra loca familia.

Después de tantos años de sufrimiento, lo hemos logrado. Después de años de oscura soledad, lo hemos conseguido. Después de tantas pruebas puestas en nuestro camino, por fin obtuvimos nuestra recompensa.

Por fin, puedo decirlo sin temor.

Somos felices












¡Feliz lunes a todas ustedes! 

Otro capítulo largo...

Espero que no se vuelva costumbre jajaja 

Pero fue un capítulo lleno de emociones, lloré cuando lo escribí

*La jefa se pone a pensar*

Últimamente he llorado mucho, si no es con ellos. Es con lo de Dima...

*Se encoge en hombros*

En fin....

Lo importante

¡El primer heredero de la mafia italiana viene en camino!

Por fin, Karla y Enzo, serán padres 😍✨

Pronto, conoceremos al pequeño bambino Bianchi jeje

Sé que a muchas les entró duda acerca del fragmento extra de los griegos...

Solo diré jajaja

Que algunas veces, los dioses viven entre los mortales ;)

Recuerdenlo jajaja Por que luego son bien olvidadizas, de veras jajaja

Antes de irme:

Traducciones del griego

bampás: "Papi" 

nýmfi mou: " Mi ninfa" 

Italiano

Bella mia moglie: Mi hermosa esposa

Por último para irme...

Ha llegado el momento pecadoras...

Ya se acerca la hora del adiós de SFELM 

Oficialmente hemos iniciado la recta final de Dolce Amore...

Así que pronto...

Nos despediremos de Karla y Enzo y de toda la familia de Flores en la Mafia

*La jefa se sorbe los mocos*

No estoy llorando, ustedes lo están :,v

Hay un anuncio IMPORTANTE en mi perfil de Wattpad, LEANLO POR FAVOR. 

Sin más que decir...

¡Nos vemos el lunes con la cuenta regresiva de Dolce Amore!

Atte. Su escritora 💜✨

Continue Reading

You'll Also Like

47.8K 2.3K 22
Jeongin siendo el Omega más coqueto y lindo no ayuda mucho para changbin. En el sexo con él no se puede ser amable. Changbin top Jeongin bottom ¡18+...
7.2K 636 11
Él la envenenó con el amargo sabor de la traición y ahora ella busca derretir el hielo de su corazón con el fuego ardiente de la venganza. Velkan Va...
73.2K 7.6K 31
Jungkook y taehyung, amigos de infancia pero crecen y se distancian y son obligados a contraer matrimonio por el bien de la mafia francesa, aunque a...
44.7K 6.6K 22
Las dificultades nunca terminan, pero ellos con su gran amor y pasión harán lo que mejor saben hacer ; estar juntos y escribir otra parte de sus hist...