Dolce amore

By AngieRosas058

1.5M 95.3K 19.3K

Saga Flores en la Mafia #4 Se dice que siempre llega alguien a nuestras vidas para salvarnos de nuestra oscur... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Medusa
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Agradecimientos
La nueva era

Capítulo 40

25.1K 1.7K 636
By AngieRosas058

Las cuatro miramos fijamente la prueba de embarazo de Rea, que ese encuentra en la mesita de centro de la sala de estar. Como si mágicamente, esperáramos que el resultado mágicamente cambiara a uno negativo y todas podríamos decir que fue un falso positivo.

Miro a mi amiga, quien se encuentra con la mirada perdida en algún punto de la pared. Su rostro, poco a poco ha recuperado algo de color, pero sus ojos siguen igual de cristalizados.

—¿Rea?—

Entonces, se hecha a llorar a mares. Oculta su rostro entre sus manos mientras ligeros sollozos salen de su garganta, tomo asiento a un lado de ella. Paso uno de mis brazos por sus hombros, acercándola a mí; acaricio su espalda suavemente.

—Dios mío, ¿qué voy hacer?— murmura entre sollozos— Sevastien y yo, habíamos acordado no más hijos después de lo que Patrick, no sé...— solloza más fuerte— no sé si puedo...—

—Shh— digo con suavidad— primero, respira despacio. Inhala y exhala, necesitas tranquilizarte por el bebé—

Rea, asiente despacio comenzando a seguir los movimientos de mi propia respiración, después de algunos minutos ha logrado calmarse. Katherine y Vivianne, se unen a nosotras en el sofá.

No dejo de acariciar la espalda de mi amiga, siento como sus lágrimas mojan mi blusa, pero no importa. Sus sollozos se han hecho más bajos.

—No sé qué hacer— habla después de un rato en silencio— no sé, si estoy preparada para otro bebé...— niega— no pensé que podría volver a embarazarme—

—Era de esperarse, tu y Sevastien; follan como conejos— digo con diversión, se ríe por lo bajo— todo estará bien, Rea—

—No lo sé, todo es incierto...— responde— pensé, que no podría volver a embarazarme después del nacimiento de Patrick. Estuviste ahí, cuando...—

—Lo sé, amiga. Lo sé—

Semanas después de su primer periodo, luego del nacimiento de Patrick; Rea fue con su ginecóloga para volver a los anticonceptivos.

Luego de un par de análisis, mi amiga no pudo evitar preguntar si este embarazo no le habría afectado para tener más hijos, debido al riesgo al que estuvo con Patrick.

El resultado, no fue tan alentador como esperábamos.

La doctora suspira, mientras la mano de Rea, aprieta con fuerza la mia por los nervios. Cuando baja los papeles, su mirada me dice que algo bueno no saldrá de aquí.

—Señora Stirling, no voy a mentirle. Los resultados no son muy alentadores—

—¿Por qué lo dice?— inquiere mi amiga— ¿Hay algo mal?—

Aprieto su mano con reconforto, le doy una sonrisa tranquilizadora.

—Calma, amiga— murmuro.

—Bueno, señora. Tengo entendido que en su último embarazo tuvo complicaciones—

—Algunas— hace una mueca— tuve un accidente, que me dejó en cama casi todo el embarazo—

Omitiendo los detalles más fuertes, Rea comienza a contar parte de las implicaciones que tuvo en el embarazo con Patrick. Nos muestra ecografías del útero de mi amiga, nos señala varias partes y para explicarnos.

—Señora, existe un gran riesgo de que, si se embaraza, la placenta se desprenda provocando hemorragias y un nacimiento prematuro del feto antes de las treinta semanas—

—Tu vida como tanto la del feto, corren riesgo— murmuro— podrías morir desangrada o el feto, tendrá muchas complicaciones—

La ginecóloga, asiente ante mi afirmación. Señala otra parte de la ecografía.

—Las paredes de su útero, son más delgadas de lo que es un útero normalmente después de un embarazo—

—No podrían soportar tener un feto adentro, tampoco extenderse de acuerdo a su crecimiento— afirmo, suspiro mientras miro a mi amiga— lo siento, Rea—

Rea, procesa la información con cierta abrumación. La doctora le da un par indicaciones, antes de que ambas salgamos del consultorio.

—Rea...—

—Estoy bien, creo— se ríe secamente— no es como si, quisiera otro bebé—

Veo como sus ojos se cristalizan, una lágrima baja por su mejilla. Se la limpia rápidamente.

—Estaré bien, nosotros estaremos bien...—

—¿Estás segura?—

Sus ojos grises me miran, niega de inmediato mientras más lagrimas salen de sus ojos. La abrazo con fuerza, contra mi cuerpo.

—Yo no sé, por qué lloro— se ríe entre lágrimas— tengo a un recién nacido y a un pequeño de cuatro años, muy sanos. ¿Qué más puedo pedir?—

Asiento, mientras acaricio su espalda.

—Te conozco hace veinticinco años— digo— no puedes mentirme, Rea—

—Lo sé— solloza— solamente, me imaginé que, en un par de años, Sevastien y yo...—

—Lo sé, amiga— respondo— a mí también, me hubiera encantado una pequeña niña—

—Pero sé que Sevastien, no va a poner en riesgo mi salud, no después el calvario de año que tuvimos— suspira— y creo, que yo tampoco...—

—Lo riesgos son altos, pero aun así hay posibilidades a que todo salga bien—

—Pero, ¿a qué costo, Karla?— inquiere— ¿A morirme? ¿O a que Sevastien se vea entre la espada y la pared, para salvar alguna de las dos?—

—Sevastien, no permitiría eso— afirmo— estoy segura que encontrará una manera de salvarlas—

—Lo sé, pero el riesgo existe— niega— Tengo dos hijos, no puedo dejarlos solos, no puedo dejar a Sevastien. Ellos son mi vida entera—

Se separa de mí, limpiando sus lágrimas mira los resultados en sus manos.

—Será mejor que vaya a casa y hable con mi esposo, necesita saberlo. Así, podremos llegar a algún acuerdo—

—Estarán bien, Rea— sonrío— tienen dos pequeños maravillosos, serán felices—

—No seremos— agrega con una sonrisa— ya somos felices, eso nada podrá cambiarlo—

—Así se habla—

La veo marcharse por el pasillo, pero la detengo.

—Oye—

—¿Sí?—

—¿Recuerdas que siempre te he dicho que la vida nos da vueltas inesperadas?—

Rueda los ojos, pero asiente.

—Todo el tiempo, de no haberte creído. No tendría a mi familia—

Sonrío, asintiendo. Señalo los resultados en sus manos.

—La vida nos da muchas vueltas, tarde o temprano—

—Al grano, Black—

Niego divertida

—No pierdas la fe— me encojo en hombros— nunca sabes, las sorpresas que nos traen la vida—

Mi amiga, asiente con una pequeña sonrisa.

—Por una vez, te haré caso y no seré de oídos sordos— se ríe— me has demostrado, que tus chacharas no son por nada—

—En mi vida pasada, fui bruja lo más seguro— afirmo— cuídate, amiga—

—Lo haré, te veo pronto—

Veo como desaparece de mi vista, suspiro con cierta nostalgia. Tomo mi teléfono y busco en mis viejas notas, sonrío con cierta tristeza. Mis ojos se llenan ligeramente de lágrimas. al leer la nota con una fecha.

25/03/2011— Hoy me enteré que estoy embarazada.

Una nota más abajo.

No te conozco, pero no puedo esperar a conocerte, pequeño.

Limpio la pequeña lagrima que se desliza por mi mejilla, mientras apago el aparato y lo guardo en uno de mis bolsillos, miro de nuevo el pasillo vacío. Digo en voz baja para mí.

—No pierdas la fe, amiga—

Niego aún luchando contra las lágrimas.

—No la pierdas como yo lo hice, hace tantos años—

Su voz me trae de regreso de mis recuerdos.

—Tengo miedo—

Aprieto mis brazos a su alrededor.

—Es normal, vas a tener otro bebé— digo— ¿Cómo te diste cuenta?—

—Esta mañana, el perfume de Sevastien me dio nauseas y vomité el desayuno— responde— afortunadamente, ya se había ido con los niños; para no darse cuenta—

—¿Cuántas semanas puedes tener?— pregunta Anne.

—No lo sé— niega— calculo unas cuatro o cinco, hasta más—

—No es como si, tuvieran sexo todos los días— habla Kat

Miro a Katherine, con una clara obviedad en ella. Se ríe, negando.

—Bueno, es posible—

—Lo dice la que folla a su esposo, cinco veces al día— responde irónica mi cuñada.

—No son cinco— chilla Katherine, con falsa ofensa— son unas siete u ocho, depende, ¿el que lo monte cuenta?—

Todas nos reímos ante su pregunta, Rea se despega de mí para ponerse de pie. Toma la prueba de embarazo en sus manos, suspira.

—La incógnita es, ¿cómo mierda se lo digo a mi esposo?— inquiere— lo peor, ¿tendremos a este bebé? ¿Estamos listos para otros tres o cuatro años, cambiando pañales?—

Comienza a pasearse de un lado a otro, mientras muerde una de sus uñas.

—Tres hijos...— niega— dios mío, nos vamos a volver locos— nos mira— ¿Cómo vamos a lidiar con dos hijos que no tardan en entrar a la adolescencia y un recién nacido?—

—Bueno...— dice Anne— pregúntale a la master— señala a Kat— tiene cuatro hijos, dos de un año de diferencia y gemelos de tres años—

—¿Cómo le haces?— pregunta Rea, al borde de los nervios— yo con dos, me estoy volviendo loca—

—Nadie dijo que ser padre es fácil— responde la alemana— estaba aterrada cuando me dijeron que eran dos, no uno. Pero sorprendentemente, Dominick y yo, logramos crear una rutina para no podernos cada paso de la vida de nuestros hijos— se encoge en hombros— incluso, con sus diferencias de edad—

—Tu y Sevastien, son unos buenos padres— agrega Vivianne— ustedes, ya pasaron por dos bebés—

Se acerca hasta su hermana y coloca una mano en su vientre plano, sonríe.

—Y este pequeño, será pan comido para ustedes—

—No me toques el vientre, Anne— refunfuña mi amiga— harás que me encariñe, con el renacuajo. Ni siquiera estoy segura de que...—

—Rea—

—¿Qué?—

Sonrío, mientras cruzo mis brazos. Las demás sonríen también, notando las palabras que dijo.

—Le dijiste renacuajo, al feto—

Mi amiga se queda un momento en silencio.

—Te conozco de toda la vida, mujer— niego divertida— nunca le dices renacuajo a tus hijos, a menos que ya te hayas encariñado con ellos—

—Eso...— sisea.

Se deja caer en un sillón, mientras recuesta su cabeza en el respaldo. Levanta los brazos en alto y los deja caer.

—Bien, estamos perdidos— afirma

—Muy pérdidas, amiga— agrega Kat

—No hay nada que temer, Rea— me pongo de pie— Sevastien y tú, buscarán a los mejores doctores que hay en todo el mundo, para asegurarse que ese bebé llegue con buena salud—

—¿Tu crees?— me mira— ¿Crees que estaremos bien?—

—Todos estaremos bien— responde Anne, con una sonrisa— la familia no deja de crecer—

Se hace un pequeño silencio entre nosotras, veo como Rea mira su vientre plano antes de llevar una mano a él y acariciarlo suavemente. Una pequeña sonrisa, se asoma en sus labios, las demás nos miramos con una sonrisa también, tal parece que otro miembro se suma a nuestra familia.

—Espero que sea una niña— bufa— no puedo con más hombres, si no tendré que soportar a Serguei con la ración de condones lo que me queda de vida—

—Será niña, te lo aseguro, rusa— dice Katherine— yo tuve primero a Ana, los demás llegaron siendo varones. Es como un pequeño patrón—

Golpeo su brazo en broma

—Oye, no me quites el puesto de bruja— alego en falsa ofensa— ese es mío—

—Compártelo, perra— refuta— soy buena en predicciones— señala a Rea— y ese bebé, será niña—

—¿Y si es niño?— cuestiona Anne.

—Entonces, demostraré que como bruja solo hay una— entrecierro mis ojos en dirección a Kat— y esa soy yo—

—¿Apostamos?— inquiere Kat— cincuenta mil, a que es niña—

—Lo subo, cien mil a que es niño— dice Vivianne, la miramos con una ceja arqueada— oye, alguien tiene que estar del bando contrario para hacer que los hombres, pierdan—

—Me uno a los cincuenta que es niña— afirmo— ¿Cuándo lo sabremos?—

—Hasta que nazca el bebé— responde Rea— como es habitual, lo haremos sorpresa—

—Más bien, esperemos que el mocosito se deje ver— ruedo los ojos— nunca se dejaron ver tus hijos—

—Ethan, sí se dejó ver a los seis meses— refuta con sus brazos cruzados.

—Por que lo agarraron desprevenido al pobre— refuto— en cambio, Patrick fue más listo incluso en el útero, se ocultaba bien—

—Esperemos que la renacuaja, no salga testaruda como su madre— habla Anne— si no, pobre Sevastien. Esa niña, será su perdición—

—Más bien, será la perdición de Sevastien y Serguei, serán como perros guardianes detrás de ella— afirma Rea— ya me vi, discutiendo con aquellos dos por tonterías—

Todas nos reímos mientras asentimos, nuevamente Rea; se pone de pie.

—Bueno, tendremos que dejar la charla para después— la miramos— necesitamos tomar un avión hacia Rusia—

—Pero...— dice Katherine.

—Mira estoy a nada de que las hormonas me quieran jugar una mala pasada, Becker— responde Rea— si no quieres que te arranque la cabeza, es mejor irnos para que pueda desquitarme con mi esposo—

—Apuesto diez mil a que Sevastien, se desmaya cuando se entera— abro una nueva apuesta— capaz de la niña, le dice abuelo por sus canas—

—Me uno— choco los cinco con Anne— veinte, a que los chicos lo dejan caer al piso—

—Hecho— estrecho su mano— bueno, andando antes de que la embarazada se vuelva loca—

Justo cuando vamos a prepararnos, el sonido de varios cristales nos alarma. Vemos como los ventanales se rompen frente a nosotras y los vidrios vuelan por los aires.

—¡ABAJO!— grito

Las cuatro nos agachamos a tiempos, evitando que los vidrios nos hagan un corte. El sonido de varios pasos pesados, me alarman lo sé por qué sus botas crujen bajo los cristales rotos.

—¿Qué mierda...?—

Intento ponerme de pie, pero un golpe en mi espalda baja me hace volver a mi posición. Gruño ante el dolor, en la zona. Mi mirada se encuentra con la de Anne, quien también trata de ponerse de pie, preguntándose lo mismo que yo.

¿Qué está pasando?

Nuevamente, intento ponerme de pie, pero un segundo golpe en mi espalda baja me hace retroceder, gruño con más fuerza ante el dolor. Una risa, se escucha detrás de mí.

—Quédate quieta, perra—

Maldita sea

Siseo por el dolor, al reconocer esa voz tan estridente.

—Zorrina— espeto

Otro golpe, siseo con más fuerza cuando su maldita bota se encaja en mi espalda, siento como los pequeños cristales de vidrio, se clavan en mi pie.

—Sorpresa, perra. ¿Creíste que te librarias de mí?—

Me quedo un momento quita, solamente levanto mi cabeza para buscar a las demás.

Bien

Creo que estamos en problemas

Vivianne, Katherine y Rea, se encuentran en la misma posición que yo, pero ellas tienen un arma apuntado a sus cráneos, supongo que la puti zorra también tiene una apuntando hacia mí.

Se supone que sería un fin de semana tranquilo, por eso no tendríamos guardias en estos dos días. No saldríamos de la casa y del viñedo, por lo tanto, no habría peligro.

Menudo fin de semana.

Inesperadamente, una risa sale de mis labios.

—Honestamente, ¿todo esto es lo mejor que tienes?— espeto en burla— que patético...—

Me quedo sin aire un segundo, cuando la zorra de Rubí Bassi, me golpea en el estómago y sonrío, al quedar boca arriba a pesar de la falta de aire.

No dejas de ser una estúpida, Bassi.

Aprovecho mi ventaja y pateo su estómago, con mi bota. La zorrina, retrocede un par de pasos mientras busca aire. Me pongo de pie, atrapo su mano a tiempo cuando levanta su arma, tuerzo su muñeca y la desarmo.

—Hija de perra, a mi nadie me toca— siseo con furia— mucho menos a mis amigas—

—Maldita...—

Escucho ruidos atrás de mí, lo que me hace saber que las chicas también han logrado soltarse de los guardias, pero me concentro en la puti zorra que me lleva jodiendo estos meses.

Le asesto un golpe con el arma en el rostro, tirándola al piso otra vez escupe sangre en el piso. Se levanta de nuevo, pero soy más rápida que ella, golpe su vientre con fuerza dejándola en el piso.

Apunto mi arma hacia ella, quitando el seguro. Ella me mira con descaro aún, antes de gritar hacia sus hombres.

—¡Ataquen!—

Sonrío, al escuchar un silencio frío en la habitación.

—Creo que tienes un problema, zorra pelirroja— habla Rea— son demasiado débiles, para mujeres como nosotras—

—Fue sencillo, tomar sus cuellos y romperlos— agrega Katherine— sobre todo, desarmarlos—

—Así como cortar sus yugulares, con un vidrio— termina Vivianne— que patéticos, esperaba más pelea de su parte—

Las chicas, rodean a Rubí junto conmigo apuntando sus armas hacia ella. Nos sonreímos mutuamente, arqueo una ceja en dirección a la zorrina.

—Admítelo, zorrina— me río— has perdido—

—Yo no estaría tan segura— espeta en burla— digamos...—

Un silbido agudo nos revienta los oídos, el dolor se hace tan intenso que me hace soltar el arma y me he es imposible escuchar algo.

La zorrina, aprovecha la distracción para empujarme y ponerse de pie, intento seguirla pero el dolor en mis oído es insoportable a tal punto en que casi caigo de rodillas.

Una especie de humo, comienza a llenar la habitación rápidamente, es tan espeso que a duras penas puedo ver algo. Abro la boca para gritar, pero mis pulmones se llenan de humo que me hace toser, pero no me rindo.

—¡Vivianne! ¡Katherine! ¡Rea!— grito

—¡Karla!—

Múltiples gritos penetran mis oídos de forma baja, intento buscar por todo el humo, pero es imposible. Toso con más fuerza, camino buscando a alguna de las chicas, pero no encuentro nada.

—¡Cúbranse...! ¡Es gas...!—

Logro escuchar el grito de Vivianne, en alguna parte, pero no identifico de dónde. Algo retumba en el suelo, lo sé porque puedo sentir las pequeñas vibraciones que vienen de varias zonas de la casa.

Son pasos, muchos pasos.

Intento dar otro paso, pero un mareo me hace detenerme y mi cuerpo comienza a sentirse pesado. Nuevamente, lo intento, pero se siente como mover una tonelada de piedras.

Mi cuerpo termina de ceder y caigo al piso, toda la habitación comienza a dar vueltas en mi cabeza. Me cuesta mantener los ojos abiertos, el humo penetra mis pulmones con más fuerza, toso en busca de aire, pero es inútil.

La cabeza comienza a nublarse y varios puntos negros aparecen en mis ojos. Cuando estoy a punto de caer en la inconsciencia, escucho una voz amortiguada.

—Llévense a todas, serán nuestra moneda de cambio con los reyes—

Entonces

Oscuridad

Gruño al sentir varias punzadas en mi cabeza y espalda baja, mis ojos se niegan abrirse de tan solo pensar en que debo moverme, genera más punzadas en mi cabeza.

—Karla, despierta—

Gruño nuevamente ante la voz de Rea, otra vez me fastidia cuando duermo. Siento el cuerpo pesado y adolorido, como si un camión me hubiera atropellado.

—¡Con un demonio! ¡Despierta, estúpida!—

Abro los ojos de golpe, ante el grito de Katherine cerca pero los cierro de nuevo ante el dolor de mi cabeza.

—Maldita sea— espeto— que dolor de cabeza—

—No eres la única con uno—

—Dame unos segundos— pido— carajo, siento como si hubiera ido al gym una semana entera—

—A mí como si Dominick, me hubiera pateado el trasero todo un mes en entrenamiento—

Intento suavizar el dolor de mi cabeza, abro los ojos poco a poco para que se adapten a la luz de la habitación. Cuando mi visión se esclarece, miro a mi alrededor.

—Estamos en problemas— digo— carajo, ¿qué fue lo que nos dieron?—

— Era un gas de óxido de nitroso— responde Anne— es como un relajante, pero en gas—

Observo a mi alrededor, parpadeando suavemente para no generarme más dolor. Arrugo mi nariz al notar el olor a putrefacción, la habitación en la que estábamos era completo oscura solamente entraba poca luz por una minúscula ventana.

Muevo mis piernas, solo para comenzar a balancearme suavemente. Miro hacia arriba, notando que estoy colgada de las muñecas con cadenas gruesas, las nuevo un poco, pero hago una mueca de dolor, cuando el metal hace fricción en ellas.

Eso explica, porque sentía el cuerpo tan pesado. Miro hacia abajo, notando que estamos al menos un metro de distancia del suelo, eso es un alivio. Busco a las chicas, solo para encontrarlas en la misma posición que yo.

—¿Alguien mas se siente como pollo en una pollería?—

—Sí— responde las tres al unísono.

Las cuatro estábamos colgadas del techo de las muñecas, Rea estaba a mi derecha, Katherine a mi izquierda y Vivianne a su izquierda cerca de la pared.

Intento soltarme, siseo por el dolor.

—Carajo, las cadenas me están cortando la circulación—

—Ya somos dos, ya no siento los brazos— dice Katherine mi izquierda— ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?—

—Horas, es lo más seguro— responde Rea— Anne, ¿cuánto dura el efecto del gas?—

—Minutos, supongo que debieron mantenernos en un lugar donde el gas circulara un buen tiempo. Así podrían dejarnos inconscientes varias horas—

En ese momento, una puerta oxidada que no había visto se abre mostrando a las personas que quería ver. Ambas sonríen con diversión, al vernos a las cuatro en esta posición.

—Bienvenidas reinas, espero que su estancia con nosotros sea...— se ríe— agradable—

Las cuatro bufamos en respuesta, ruedo los ojos.

—Créeme, imbécil que no conozco— gruñe Rea— he tenido mejores lugares de estadía, esto una pocilga a comparación de lo que me han dado—

—Ah, cierto— me mira— solamente la Dama de la Mafia Italiana, me conoce— se ríe— ¿Hace usted las presentaciones o las hago yo?—

—Si tu diminuto ego, te lo permite, Marcello— siseo— aunque no me sorprendería que también la tuvieras chica, con semejante zorra que agarraste de amante a cualquiera se le encogerían las pelotas del horror—

—¡Perra maldita!— grita la zorrina

Hago un falso puchero.

—Ay, ¿eso te dolió, cariño?— digo en falsa simpatía— pero, ¿por qué te ofendes? No es nada más que la verdad, deberías verte al espejo es el único que no te negará la verdad de zorra—

Bassi, intenta acercarse a mí, pero Marcello, se lo impide. Me parto de la risa, al igual que las demás.

—Dios, ¿estos son los idiotas que quieren nuestro poder?— niega Vivianne— ya no hacen villanos de mejor calidad, todos son unos imbécil sin cerebro—

—Es por que los mejores villanos, gobiernan todas las mafias, Kozlo— agrega Kat— es por eso, que nunca llegan a nosotros por mucho tiempo—

—Es cierto, los villanos aquí siempre seremos los que triunfan mientras que sombras patéticas intentan tomar nuestro poder— finaliza Rea

—Un poder, que no saben manejar— afirmo.

—Ya veremos eso, cuando sus esposos vengan por ustedes—

Marcello niega con cierta diversión, me mira atentamente.

—Se supone que mi premio sería usted— se ríe fuertemente— pero, me traje algo mejor. Las cuatro reinas de la mafia—

—Entonces, ¿qué nos harás, imbécil?— cuestiona Rea— ¿Les dirás a nuestros esposos que dejen su poder por nosotras?—

—Podría ser, depende que tan dispuestos estén a recuperarlas—

Las cuatro nos miramos de nuevo, antes de soltar una sonora carcajada. Rea, continúa con su burla.

—Hombre, ahora si me hiciste reír— niega— mi esposo no es estúpido, no cometerá el mismo error dos veces. No de nuevo—

—Nuestros hombres, por mucho que nos amen, señor Costa— responde Anne— su ambición por el poder, nubla su juicio sobre una mujer. Ellos, nacieron para aprovechar las oportunidades...—

—Y no van a desaprovechar la oportunidad, de tomar todo el poder que hemos hecho por nosotras mismas. De eso viven, de su ambición por ser el mejor—

—¿Por tu ex jefe me rescataría a mí?— inquiero— solamente soy su esposa de papeles, una desconocida a la cual terminó atado en una noche de alcohol— me encojo en hombros como puedo— no soy relevante en su vida—

Veo como una sombra de preocupación, pasa por el rostro de Rubí; una pequeña incertidumbre acerca de que tan bien está elaborado su plan. Marcello, nos miran con una pequeña sonrisa.

—Están muy equivocadas, si creen que me tragaré eso, señoras—

—Cree lo que quieras— digo— nosotras, sabemos la verdad—

—Hay que dejarlas— dice Bassi— veremos cuanto aguantan—

Ambos se van de la habitación, dejándonos solas nuevamente.

—¿Vieron eso?— dice Anne— la zorra, está dudando—

—Es lo que necesitamos— afirmo— con su incertidumbre y su manía de hacer las cosas apresuradas, nos dará tiempo de hacer un plan—

—No saben lo que les espera, uff— dice Rea— ya me dio calor, de tan solo pensar en Sevastien torturando gente con mucha sangre—

Nos reímos ante la declaración de nuestra amiga.

—No me culpen, es culpa de la niña—

—Si claro— decimos al unísono.

—Hablando de sangre, ¿alguien más nota el olor a sangre fresca?—

Como si la adrenalina, se disipara un momento, un ardor me golpea en la espalda baja. Jadeo ligeramente por el dolor.

—Ah, mierda— digo— es mía, viene de mi espalda. La zorrina, con su bota me encajó varios vidrios—

—¿Estas bien?—

—He sobrevivido a una bala, esto no es nada— las tranquilizo— estaré bien, solo el dolor es incómodo—

—A mí la que me preocupa, es la embarazada—

—Yo estoy bien— responde Rea— estoy colgada de un techo, nada fuera de lo común y la renacuaja, sigue ahí. Mis hijos son fuertes desde el vientre—

Todas nos quedamos tranquilas ante su afirmación. Las horas pasan y sin ninguna señal más de Bassi o Marcello, pero un guardia viene a cada hora revisarnos que no hayamos hecho una locura.

Cosa que está por terminar

Las cuatro habíamos ideado un plan, para salir de esto de una vez por todas. Cuando pasa otra hora, el mismo guardia se asoma a revisarnos antes de que se vaya, lo llamo.

—Oye, mastodonte— espeto— necesito un maldito médico, me estoy desangrando—

—No es mi asunto—

—Lo sé, pero realmente me duele mucho— siseo falsamente— ya no estoy sintiendo las piernas—

—No es mi asunto— vuelve a decir.

—Si ayudas a mi amiga, te chupo la polla— continua Katherine— pero por favor, ayúdanos—

—Las cuatro lo haremos—sigue Anne— vamos, amigo. ¿Hace cuánto que la zorra de tu jefa no te la toca tan siquiera?—

El hombre, se gira de nuevo intrigado por nuestra propuesta. Una sonrisa ladina que me genera asco, se asoma en sus labios, entra en la habitación no sin antes mirar a ambos lados del pasillo, para que no venga alguien.

—¿Qué tan dispuestas están a hacer para ayudar a su amiga?—

—Lo que sea— dice Rea, en tono falso de súplica— pero, ayúdala—

—Bien. Las ayudaré— suspiramos de alivio— pero, primero quiero un adelanto—

Trago saliva ligeramente, cuando comienza a acercarse a Rea, pero al final cambia en dirección a Vivianne.

—Empezaré contigo, guapa—

—Cuando quieras— le guiña un ojo— pero sé rápido, que no tenemos mucho tiempo—

El mastodonte asqueroso, comienza a pasar sus manos por las piernas de Anne, afortunadamente las cuatro habíamos decidido ponernos pantalones. Veo como mi cuñada se tensa ligeramente y un tic nervioso, aparece en su mandíbula, justo cuando el hombre llega a donde se encuentra el botón de su pantalón. La mira.

—¿Lista, preciosa?—

—Solo un detalle, estúpido—

Antes de que se lo espere, Vivianne enrolla sus piernas alrededor de su cuello con fuerza, cortándole la respiración.

El hombre trata de salirse de su agarre, incluso saca un cuchillo para apuñalarla, pero Katherine, lo golpea en el estómago, haciendo que lo suelte.

Con fuerza, Anne coloca una de sus rodillas detrás de su cuello y con un asombroso movimiento de caderas, lo rompe. El mastodonte cae pesadamente al suelo, veo como Vivianne se quita una de sus botas para hurgar entre sus bolsillos.

Sonreímos, cuando logra tomar las llaves entre sus dedos.

—Diabla, ¿preparada?—

—Siempre, Emperatriz—

Mi cuñada de un solo movimiento lanza las llaves hacia ella, Katherine las atrapa en su mano con una sonrisa. Tarda un par de segundos, hasta que vemos como cae el suelo de pie antes de soltar a Vivianne, luego Rea y al último yo.

Suspiro de alivio cuando mis pies tocan el piso, miro mis muñecas que se encuentran moradas por la presión de las cadenas. Hago una mueca de dolor, cuando las muevo.

—Se desquitaron conmigo— siseo— dios, como duele—

—Se ira en un rato, es cuestión que la sangre circule otra vez—

—Lo sé— entonces siento la punzada en mi espalda baja— ah, mierda. Definitivamente, se vengaron—

—¿Puedes caminar?—

—Sí, si puedo— afirmo— pero si llego a quedarme atrás...— las miro seriamente— prométanme, que me dejarán atrás—

—Karla...—

—No Rea— respondo, niego— necesitamos salir con vida, si es necesario que yo me quedé lo haré—

—No vamos a dejarte sola— refuta Anne— si caes. Lo haremos contigo—

—Siempre— afirma Katherine— somo todas o ninguna—

Sonrío, ligeramente ante su convicción. Definitivamente, ellas son las mejores amigas que puedo tener.

—Antes de que sigamos con el plan...— digo— solo quiero decir, las quiero perras malditas. Son lo segundo mejor de mi vida, lo primero es el pene de mi esposo—

Las tres se ríen ante mis palabras, para ponernos en movimiento. Katherine se agacha a lado del cuerpo del mastodonte, rebusca entre su cuerpo hasta que saca dos armas y varios cartuchos extra.

—Vivianne y tú, irán al frente— le entrega el arma a mi cuñada— estás herida—

—Mejor que Rea, vaya al frente. Está embarazada, entre más pronto salgamos de aquí mejor— digo— iré a la retaguardia contigo, hasta que consigamos más armas—

Con nuestro plan en mente, Anne y Rea, salen primero seguido de Katherine y yo. Las cuatro caminamos por el pasillo, con la guardia en alto buscando una salida. Cuando vamos a doblar una esquina, escuchamos que nos llaman.

—Oigan, ¿a dónde creen que van?—

Antes de que el mastodonte se acerque, Katherine le dispara dos veces; asesinándolo. Me acerco con rapidez hasta el cuerpo y rebusco en todos lados, hasta que saco también dos armas con cartuchos extras.

—Rea—

Mi amiga atrapa el arma al vuelo que se la lanzo, recargamos y estamos listas para continuar.

—El maldito lugar es inmenso— dice Anne

—Lo sé— digo— no veo una salida, posible—

Entonces, una alarma comienza a sonar en todo el lugar. Las cuatro nos miramos un momento, varios pasos hacen en eco en todos lados, cuando menos los esperamos vemos a varios grupos de hombres corriendo hacia nosotras.

—Muy bien, plan B— digo— ¡Sepárense! ¡No dejen que las atrapen!—

En ese momento, una enorme explosión nos saca de balance un segundo. El olor a ceniza y azufre, llena el lugar. Vemos como una estructura caer encima de los mastodontes.

Las cuatro nos sonreímos, ante el significado.

—Están aquí— dice Rea.

—Los reyes de la mafia, vienen por sus reinas— habla Katherine.

—Todo arderá— responde Anne

—Cambiamos de plan— digo por lo alto— ¡Sepárense y encuentren a sus esposos! ¡Tiren a matar! ¡La zorra de Rubí, me la dejan a mí! ¡La quiero viva!—

Con un asentimiento, las cuatro corremos en direcciones en busca de nuestros esposos, una salida y una venganza que necesito saborear.

Sonrío

Hoy el mundo arderá y el infierno, tendrá nuevas almas.

Esta noche

Los reyes y reinas de la mafia, gobiernan sin piedad.

Hoy acaba esto

***

Katherine, corre por uno de los pasillos de las tantas salas que hay en el lugar. Cuándo dobla una esquina, su cuerpo es lanzado hacia una maquinaria pesada; gruñe ligeramente ante el dolor de su espalda, pero lo ignora.

—Te tengo, maldita perra—

Katherine, sonríe cuando el mastodonte se abalanza sobre ella. Esquiva sus golpes con maestra y asesta algunos precisos, para cansarlo más rápido.

Gira sobre su pierna para asestarle un golpe en el cuello, antes de levantar su rodilla y golpear su estómago. Toma su arma y dispara dos veces seguidas en su cráneo, sonríe cuando la sangre salpica su rostro.

Un segundo hombre la ataca por detrás, haciendo que suelte el arma. Gruñe cuando nuevamente es lanzada a una maquinaria, una mano sostiene su pelo con fuerza.

—Hijo de perra—

—Puta de mierda— responde este— espera a que los jefes, te encuentren—

Buscando una manera de soltarse, Katherine observa una cadena cerca. Con un impulso de sus piernas, se lanza hacia atrás y toma la cadena, no espera mucho tiempo antes de envolverla en el cuello de su atacante.

Con una sonrisa aún más grande en su rostro, encuentra el mando a distancia y oprime el botón verde.

—Nadie toca a la Reina del Infierno, hijo de perra—

De un solo movimiento, el sistema que se conecta a la cadena se acciona llevándose a su atacante a varias alturas de su cabeza. Se sacude las manos como si tuviera polvo en ella.

Un disparo resuena detrás de ella, se gira para ver como un mastodonte cae el suelo muerto. Sonríe, cuando escucha aquella voz familiar.

—Atacar por la espalda, es de cobardes— la mira— Hola, hase—

Katherine, se abalanza contra los brazos de Dominick. Toma su rostro entre sus manos, para besarlo.

—Mm...— murmura en su boca— ¿Tanto me extrañaste?—

—Como no tienes una idea, teufel— responde ella— llegas un poco tarde—

Dominick, arquea una ceja hacia su esposa.

—Había mucho tráfico aéreo—

Un segundo temblor, los interrumpe de su conversación. Su esposo toma su mano, con fuerza.

—Hay que irnos, esta cosa no tardará en colapsar—

—¿Qué hay de los demás?—

—Nos alcanzaran afuera, pero tenemos que irnos ya—

Sin perder más tiempo, ambos se van por los pasillos hacia la salida más cercana.

***

Vivianne, sonríe cuando escucha el sonido de los huesos rotos de su contrincante. Había entrando a una sala donde se encontraba mucho material explosivo, al llegar un guardia los estaba esperando.

—¿Eso es todo lo que tienes, cosa?—

Anne, se da la vuelta y asesina al tipo que trata de atacarla, no sin antes darle un par de golpes.

Un golpe en su cabeza, la hace retroceder un poco. Gruñe por el dolor, cuando un segundo golpe cae en su rostro, siente el sabor metálico de la sangre en su boca. Escupe a un lado, sonríe al mirar al mastodonte.

—Ahora, sí. Hijo de puta— sisea— has cavado tu muerte—

Antes de que pueda hacer un movimiento, un cuchillo pasa cerca de su lado y se clava en medio de las cejas del hombre. Un puchero se asoma en sus labios, al saber que le han quitado su juguete para pelear.

—Idiota, ya lo tenía—

Desde una esquina oscura, Vladimir se ríe ante su expresión.

—Estoy seguro que sí, kitten— responde— pero, tenemos que irnos. El edificio, no tardará en colapsar. Dominick, me acaba de avisar—

—Pero...—

—Kitten—

—Ash— bufa— ya que, me debes un nuevo juguete—

—Te lo daré en casa, pero primero—

La queja de Anne, muere cuando su esposo toma su rostro para estampar sus labios con los suyos. Sonríe, contra su boca; disfrutando de este intervalo corto.

—Ahora, sí. Vámonos—

—Pero yo quiero otro—

—Te daré más, cuando nuestros culos estén a salvo—

—Bien—

Ambos corren por la sala, en busca de la salida más cercana. Justo cuando están por llegar, una lluvia de balas los persigue. Una de ellas, atraviesa el material explosivo provocando una chispa.

Rápidamente, el fuego logra expandirse por todo el material hasta que es imposible apagar las llamas.

—¡Vivianne, tenemos que irnos ahora!— grita su esposo.

Logran atravesar la puerta justo a tiempo, cuando una segunda explosión sacude el edificio, un pedazo de escombro cae pesadamente justo en la entrada que acaban de cruzar.

Ambos se miran con las respiraciones entrecortadas, antes de sonreír.

—Esta será una buena aventura para contarle a los niños—

—Sin duda— su esposa, se ríe— sin duda—

***

Corro sin detenerme, ignorando el dolor de mi espalda que comienza a volverse peor. Mis piernas no se cansan, mientras que los pasos de los mastodontes me siguen de cerca, me agacho cuando la lluvia de balas empieza.

No dudo en abrir fuego también, matando algunos mientras que otros logran esquivarlas; maldigo cuando las balas se terminan al igual que mi segundo y último cartucho.

No queda más que correr, espero que las demás hayan salido. Necesito encontrar a Enzo, antes de que la estructura termine por colapsar y los dos terminemos muertos bajo el escombro.

Justo cuando doy vuelta en una esquina, choco con el cuerpo de alguien. Me preparo para golpear, pero una voz me hace detenerme.

—¡Calma! ¡Calma! ¡Soy yo, Karla!—

Me sorprendo, al oír la voz de Sevastien, es él quien choque. Me extiende una mano que no dudo en aceptar, cuando estoy de nuevo en mis pies me preparo.

—¿Tienes balas?— pregunto

—Toma— me entrega otro cartucho— es el último, será mejor que lo cuides—

—Lo haré—

Recargo mi arma, justo a tiempo en que los mastodontes se encuentran en el pasillo. Sevastien y yo, abrimos fuego asesinando a los pocos hombres que quedan.

—¿Has visto a mi esposo?—

—¿Has visto a mi esposa?—

Preguntamos al unísono, entonces. Una segunda explosión, sacude el edificio cortando nuestra conversación, damos un salto hacia atrás evitando que un pedazo de escombro nos golpee.

—¡Tenemos que irnos de aquí!— grita

—¡No puedo irme sin Enzo y Rea!—

—¡Lo más probable es que juntos ya hayan salido! ¡Si no lo hacemos nosotros, moriremos aquí adentro!—

—Yo...— me quejo cuando mi espalda duele— ¡Maldita sea! ¡Vámonos!—

—¡Te ayudo, vamos!—

Sevastien y yo, corremos rápidamente por los pasillos y corredores, a medida que avanzamos el edificio se tiembla cada vez más. Los escombros y el fuego, algunas veces intentan tapar nuestro paso, pero los pasamos con facilidad.

—¡Ahí, una ventana!—

Asiento, sintiendo como las fuerzas se me acaban poco a poco. Llegamos a tiempo antes de que un enorme pedazo de escombro cae detrás de nosotros. Sevastien abre la ventana y me ayuda a subir, después me sigue.

Ambos caemos pesadamente al piso, pero nos ponemos de pie rápidamente para correr hacia donde se encuentran con los demás. Una sonrisa, se forma en mi rostro esperando a reencontrarme con mi esposo.

Cuando llegamos a los demás, Katherine y Vivianne, me abrazan con fuerza. Busco a mi alrededor, pero no encuentro nada.

—¿Dónde está mi esposo?— pregunto, nadie responde— carajo, ¿dónde está mi esposo?—

Flavio se acerca junto a Serguei.

—No han salido—

—¿Y Rea?— pregunta Sevastien— dime que mi esposa, ha salido, Serguei—

Sus miradas nos dicen lo que tenemos que saber. Me giro hacia el edificio en llamas y que no deja de temblar.

—No, no, no...— digo

Estoy dispuesta a entrar de nuevo, pero un par de brazos me detienen. Lucho contra ellos, para soltarme,

—¡Suéltame!— grito— ¡Necesito ir por mi esposo! ¡Necesito ir por Enzo!—

—Lo siento, señora. Pero le juré al señor Enzo, que la protegería—

—¡Suéltame, Serguei! ¡Carajo! ¡Mi esposa sigue adentro! ¡Tengo que ir por ella, maldita sea! ¡SUÉLTAME, MALDITA SEA!—

Sevastien y yo, nos debatimos para soltarnos, pero es imposible. Un último temblor nos sacude a todos, enviándonos al piso.

Entonces

Todo el edificio explota

—¡NOO!— grito

Mis ojos se llenan de lágrimas, cuando veo cómo la estructura termina por colapsar. Grito y pataleo, para que Flavio me suelte. El grito de dolor de Sevastien, me hace saber que siento lo mismo que yo.

—¡REA!—

Un grito que me desgarra las cuerdas vocales, sale de mi garganta. Las lágrimas salen sin control de mis ojos.

—¡ENZO!—










¡Feliz miércoles a todas!

Otro capítulo largo...

Espero que no se haga costumbre jajaja 

Fue un capítulo lleno de emociones, me hace dar cuenta que realmente estamos cerca de terminar gente...

Asumo, que en estos momentos me odian jejej

Ups

Hoy no hay mucha platica de mi parte, así que las dejaré que lloren a gusto...

Sin más que decir...

¡Nos vemos el lunes!

Atte. Su escritora 💜 ✨

Continue Reading

You'll Also Like

24.3K 2.3K 31
Dispuesta a confersale sus sentimientos a su mejor amigo Erick, Lili Jekins decide hacer una carta en donde expresa sus sentimientos hacia él. Pero q...
73.7K 7.7K 31
Jungkook y taehyung, amigos de infancia pero crecen y se distancian y son obligados a contraer matrimonio por el bien de la mafia francesa, aunque a...
79.1K 11.6K 46
[Por Ti #2] Al irte, dejaste un vacío enorme en mi... Tu recuerdo llega a mi mente y solo ruego por volverte a ver. Siempre fué por ti, todo ha sido...
7.5K 670 12
Él la envenenó con el amargo sabor de la traición y ahora ella busca derretir el hielo de su corazón con el fuego ardiente de la venganza. Velkan Va...