Dolce amore

Door AngieRosas058

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Saga Flores en la Mafia #4 Se dice que siempre llega alguien a nuestras vidas para salvarnos de nuestra oscur... Meer

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Medusa
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Agradecimientos
La nueva era

Capítulo 34

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Door AngieRosas058

Enzo

Tomo una respiración profunda, para no perder los estribos ante el daño en mi casa, ante la llegada de los renacuajos Stirling, junto a su padre y niñera.

Recordatorio

Ahorcar a la víbora

De todos los lugares a los que pudo quedarse, tenía que escoger mi casa. El lugar sagrado de mi esposa y mío. Gruño, cuando escucho una risa a mi espalda; me doy la vuelta para fulminar con la mirada a Serguei.

-Ni se te ocurra decir algo, cabron- espeto- o te corro de mi casa-

Sevastien, suspira al ver a sus hijos corriendo de un lado a otro por la casa.

-Pensé que mi esposa me te había avisado-

-¡JA!- digo con sarcasmo- esa víbora, prefiere tirarme el veneno por sorpresa antes de planearlo, por cierto, ¿dónde está?-

Sonrío con maldad

-Para verla y que una bala, le haga una agujero en cualquier órgano-

-No vas a meterle una bala a mi esposa, Enzo- gruñe Sevastien- ya ajustaré cuentas, yo con ella-

Ruedo los ojos, pero asiento de mala gana. Veo a los renacuajos ir de aquí para allá, esos dos ciertamente tienen energía que parece no tener fin.

Esto será un desastre

-¿Alguien sabe cómo se apagan dos mocosos de diez y siete años?- cuestiona Serguei.

-Por curiosidad- inquiero- ¿A qué vienes tú?-

-Vengo de niñera- rueda los ojos- opciones no me quedaban, solo diré que es culpa de la estúpido que tengo como jefe-

-Cállate, Serguei. Que te estoy pagando el servicio de niñera de mis hijos-

Con falsa indignación, el guardaespaldas ruso se lleva una mano a su pecho.

-¡Claro que tienes que pagarme, cabron!- refuta- ¡Yo trabajo para cuidar tu culo, no el de tus hijos!-

Me río, negando.

-¿Y el amor de tío favorito dónde quedó?- digo irónico

-En el mismo lugar donde se fueron tus doscientos euros-

Mi risa muere ante su respuesta, le muestro una seña obscena mientras vemos como Sevastien, trata de coger a sus hijos. Suspiro, cuando el renacuajo mayor rompe uno de mis floreros importados de Japón, Ethan me mira con cierta culpa.

-Lo siento, tío Enzo-

Suspiro, mirando al padre quien niega con la cabeza.

-Amaba ese jarrón y mi esposa también- digo- espero que traigas tu chequera, Stirling-

-Traigo cuatro, ¿tú qué crees?- mira a sus hijos- contrólense, renacuajos. O los tres, terminaremos con regaño-

-Dirás cuatro, papá- responde Ethan- el tío Serguei, también cuenta-

-¿Y por qué me metes en el mismo saco, mocoso?- refuta el susodicho, me río- ah, no. Ni pienses, que limpiaré tus desastres, Ethan-

Una sonrisa malvada se asoma en el rostro del niño, con la misma actitud arrogante y natural de su padre. Suelta de golpe.

-Entonces, yo le diré a mamá. Que hace semanas atrás, nos llevaste al parque de diversiones en vez de la escuela-

-¿¡QUE!?-

El grito de Sevastien, resuena por la casa. Fulmina con la mirada a Serguei, quien solo mantiene su vista fija en los niños.

-Traidor- sisea, mira al ruso- verás...-

Sevastien se pellizca el puente de su nariz, suspira fuertemente como para no perder los estribos.

-¿Qué te he dicho, Serguei Votiakov?-

-¿Cuándo?- responde el ruso con falsa inocencia- ¿Ayer? No lo recuerdo, estaba folla...-

-¡Serguei!- exclamamos Sevastien y yo.

-Bien, bien- rueda los ojos- quita esa cara, estúpido. No es para tanto-

Tomo asiento en uno de los sillones, mirando la pelea del matrimonio ruso. En ese momento, los renacuajos aprovechan para hacer más de sus locuras, pero antes de que se muevan. Los detengo.

-Alto ahí, ustedes dos- señalo- contrólense o los lanzo a mar con los peces-

Patrick, siendo una perfecta mezcla entre Rea y Sevastien, sonríe de manera encantadora. Suspiro, sabiendo a donde me llevara esto. El menor de los Stirling, cruza sus brazos.

-¿Qué recibimos a cambio?-

Arqueo una ceja en su dirección, sonriendo.

-Que no los lance al mar con las pirañas, en vez de los peces-

-No me das miedo, tío Enzo-

Mi sonrisa se vuelve malévola.

-Entonces, supongo que no querrán más del pastel de chocolate que hago en navidad-

Los ojos de los renacuajos, se abren por la sorpresa ante la mención del pastel de chocolate. Ambos se miran, el uno al otro, para finalmente asentir de mala gana; Ethan, me mira.

-Bien, pero para navidad serán cuatro pasteles-

-Dos- contra oferto.

-Tres, mi última oferta-

-Dos y una caja de brownies- respondo- mi última oferta-

-Eso...-

Miro mi reloj, contando los segundos.

-La oferta expira en diez segundos-

-¡Tío!-

Sonriendo aún más, comienzo la cuenta recesiva.

-Diez. Nueve. Ocho...-

Los niños se miran el uno al otro, se dan la vuelta dándome la espalda para hablar entre ellos, mientras yo no dejo de contar.

-Cinco. Cuatro. Tres. Dos...-

-Bien. Aceptamos la oferta-

Estrecho las manos del renacuajo, con una sonrisa. Entrecierra sus ojos grises en mi dirección.

-Con extra chocolate-

-Bien-

Ambos se calman y dejan de hacer desastre en mi casa, Patrick se sienta a mi lado izquierdo mientras que Ethan se coloca al derecho. Los tres, observamos a los dos idiotas seguir discutiendo.

-¡No fue nada grave, dramático!-

-Serguei- habla Sevastien- la última vez, que los llevaste al parque de diversiones. Patrick, vomitó sobre toda su ropa-

-¡Fue una vez! ¡Solo una!- refuta el otro- aparte, los niños estaban aburridos en sus clases, fui a rescatarlos-

Miro al niño de ojos azules y cabello castaño, quien sonríe con inocencia de no haber roto un plato, me mira encogiéndose en hombros.

-Ups-

Sevastien suspira en derrota, como si supiera que es un caso perdido; pero después sonríe. Toma su teléfono, tecleando un par de cosas antes de guardarlo. Camina hasta uno de los sofás donde se deja caer de espaldas, los niños se apresuran a hasta su padre, quien los recibe con los brazos abiertos.

Serguei, lo mira unos instantes para mirarme a mí. Simplemente me encojo en hombros, frunciendo el ceño ante el cambio repentino. El sonido de un teléfono, rompe el silencio.

-Será mejor que respondas, Votiakov- añade el ruso- no vaya a ser importante...- canturrea- renacuajos, ¿emocionados por ir a la playa?-

-¡Si, si, si!-

Veo a Serguei, tomar su teléfono con cierta sospecha mezclado con temor; de pronto su cara pierde algo de color.

-Traidor-

La carcajada de Sevastien, hace eco en mi sala.

-Ah- suspira de felicidad- nada mejor que el karma-

-Voy a cobrármelas, Stirling-

-Cuando quieras, Votiakov-

El guardaespaldas, se va con el teléfono pegado a su oreja. Miro al ruso, quien no deja de jugar con sus hijos.

-¿Qué hiciste?-

-Tan sencillo- se encoje en hombros- lo acusé con mi esposa-

Silbo de la impresión, para después echarme a reír. Choco los cinco con él, antes de que mire a sus hijos con expresión seria.

-Renacuajos, tienen que dejar de hacer eso. Mamá y papá, entienden que amen mucho al tío Serguei, pero él no puede dejar sus obligaciones de lado, solo para pasar el día con ustedes. Por que están aburridos-

-Pero, papá- refuta Patrick- al tío, no le molesta-

-Lo sé, Pat. Pero, tu tío trabaja y tiene obligaciones, ¿entienden? Obligaciones que no puede descuidar, él vela por nuestra familia y esa es una labor muy importante-

Los niños asienten, dándole la razón a su padre.

-No abusen de ese amor, que les tiene-

-Entendemos, papá- admite Ethan- no volverá a suceder-

Aunque ninguno lo admita abiertamente, Serguei; ciertamente es uno de los pilares importantes de nuestra loca familia. Los niños lo aman, los cuida como si de sus propios hijos se tratara y no importa, si es el único soltero que no ha formado una familia. Siempre, encuentra una manera de ayudarte y aconsejarte.

-Stirling, mi cheque- le recuerdo- ese jarrón fue un regalo del jefe de la Yakuza, es valioso-

-Aún no entiendo, ¿Cómo conseguiste esa asociación?-

Sonrío

-Tengo mis encantos, obviamente a le caigo mejor a Masahiro Hashimoto; que todos ustedes- digo con arrogancia- hice un trato al cual no pudo negarse-

El ruso simplemente rueda los ojos ante mi respuesta. Para nadie es un secreto que muchas mafias quieren hacer tratos con los japoneses, ser socio de ellos es como tener de tu lado a la familia real británica. Solo piden una cosa.

Lealtad por lealtad.

Si cumples tu parte del trato, ellos cumplirán la suya. Si fallas o tan siquiera los traicionas, no solamente tendrás a la Yakuza detrás de tu cabeza, si no serán todas las mafias a las que tiene como respaldo.

Es mejor tenerlos de tu lado

El sonido del timbre, me saca de mis pensamientos. Me levanto para abrir la puerta, mientras que Sevastien no deja de jugar con sus hijos, quienes no dejan de reírse. Sonrío ligeramente. Al imaginarme como sería cuando Karla y yo, tengamos a nuestro hijo.

-¡Yo abro Celia!- grito

Nuevamente, el timbre es tocado pero con más insistencia; ruedo los ojos ante la prisa de la persona.

-¡Ya voy! ¡Ya voy!-

Abro la puerta, solo para encontrarme a dos idiotas y un niño de cabellera negra, quien me sonríe.

-Quite esa cara de amargado, jefe- dice Guido- que le saldrán arrugas, antes de tiempo-

Lo fulmino con la mirada.

-¿Quieres que te corra de mi casa como la última vez, Caruso?-

La sonrisa de Guido, se borra en el instante que le recuerdo como le fue la última vez que me tocó las pelotas en mi propia casa. Levanta las manos, en señal de paz.

-Vale, vale. Ya lo capto, jefe-

Dante, suspira negando.

-A veces me pregunto, ¿realmente vas a ser padre? Comienzo a compadecer al pequeño monstruo, va a salir igual de idiota que su padre-

En respuesta, Guido; lo golpea en la cabeza.

-Saldrá con mi belleza, que te pasa imbécil-

-¡Peor!- exclamo- ¿A qué debo su indeseada visita?-

-Bueno, mi esposa sigue con tu esposa- agrega Caruso, encogiéndose en hombros- me aburría-

Dante, simplemente rueda los ojos.

-Y Marissa, prácticamente me ordenó que cuidara a la liendre-

El niño, me mira con su habitual sonrisa.

-¡Hola, señor Enzo!-

-Hola, Leandro- sonrío- ¿Cómo estás?-

-¡Muy bien! Aunque, hubiera deseado estar con mamá que con Shrek- señala a su tío.

Me carcajeo, ante la mirada de Dante que le da a su sobrino.

-Te estoy oyendo, liendre-

Leandro, simplemente se encoje en hombros.

-Ni modo, no digo nada más que la verdad-

-Oye, niño- exclama Guido- ya me caes mejor, dame esos cinco-

Guido y Leandro, chocan los cinco entre risas. Niego divertido. Gimo de sufrimiento, cuando escucho algo romperse a mi espalda, posteriormente del grito de Patrick.

-¡Lo siento, tío Enzo! ¡Papá lo pagará!-

Escucho el resoplido del ruso, quien le responde a su hijo.

-No me queda de otra, Patrick. Dudo que tu madre, quiera pagar algo de lo que se rompa en casa del tío-

Miro a los otros dos, que se encuentran en mi puerta mientras que la tentadora idea de correr a todos de mi casa, se hace cada vez más grande. Bajo los hombros, en resignación.

-Justamente, cuando tengo visitas- bufo- entren y no rompan nada o se los cobraré con intereses-

-Que amable, jefe- responde irónico Guido- nosotros, también te queremos-

-Yo no, idiotas- gruño

Entramos de nuevo a la sala, donde los niños se encuentran en el piso jugando con los cojines de mis sillones. Cuando, sus ojos se posan en Leandro, ambos lo miran con curiosidad; mientras que el niño Ferrara se refugia detrás de su tío.

-Renacuajos, el es Leandro- señalo a la liendre- jueguen con él y sean amigos-

-Anda, liendre- lo anima Dante- no muerden-

Todos nos quedamos en silencio, en el momento en que Ethan y Patrick se acercan hasta Leandro, quien no deja de refugiarse detrás de su tío. El mayor de los Stirling, es el primero en presentarse.

-Soy Ethan Stirling-

Extiende su mano, en dirección al niño. El pequeño Ferrara, me mira y le doy un asentimiento de cabeza, para decirle que todo está bien. Sale poco a poco de su escondite, aceptando la mano de Ethan.

-Leandro Ferrara-

Ethan, sonríe.

-Un gusto, es el Patrick; mi hermano-

El segundo renacuajo, extiende su mano igual con su habitual sonrisa.

-Hola, soy Patrick pero me dicen Pat-

-Leandro- sonríe el niño Ferrara- un gusto-

-Igual, ¿quieres jugar con nosotros?-

Leandro, mira a su tío quien le da un asentimiento para que se anime. Miro a los tres niños.

-¿Qué les parece si los tres se van a jugar al jardín?-

Ethan, de inmediato niega con una sonrisa malévola.

-Nos gusta más aquí, tío- alega.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho, mientras que los mocosos me miran con desafío. Incluso, la liendre se une a ellos.

Manipuladores

-Les daré cien dólares a cada uno-

-Hecho- responden al unísono.

De mala gana, saco mi billetera sacando los pares de dólares que tenía en ella. Se los entrego a cada uno.

-Ahora, largo- espeto- vayan a jugar al jardín y no molesten-

-¡Gracias, tío Enzo!- dicen Patrick y Ethan- ¡Te queremos!-

-¡Gracias, señor Enzo! ¡Yo igual lo quiero!-

Ruedo los ojos mientras bufo.

-Claro que me quieren, mocosos. Soy su maldito banco-

-Eres muy fácil de manipular, Bianchi-

Fulmino con la mirada a Serguei, quien va entrando de nuevo a la sala. Los tres mocosos manipuladores, se van corriendo por el pasillo hasta el jardín.

-Cállate, Votiakov. Que yo no recibí, un regaño de la víbora-

Su sonrisa se borra, en cambio la mía crece. Los cuatro nos dejamos caer en diferentes lugares de los sillones y sofás, soltando un suspiro.

-Y decían que la etapa de los dos años, era la difícil- alega Sevastien- menos mal que solamente tengo dos-

-La liendre ni siquiera es mi hijo, pero me ha tocado cambiarle los pañales cuando era un bebé-

Niega divertido

-Cuando aprendió a gatear, una vez entró a mi habitación cuando estaba en pleno acto sexual-

Me río, recordando ese suceso.

-Lo recuerdo, Marissa te echó de la casa hasta que se le pasara el enojo-

-¿Cómo lo sabes?- pregunta Guido

-Por qué el idiota, se quedó un par de días conmigo en Roma-

Serguei, bufa como si recordara algo. Mientras los demás nos reímos, Dante y Guido, ya conocían a los rusos. Los habían visto un par de veces cuando fue el proceso de la transición de poder.

-Hubieras visto, cuando Ethan; aprendió a caminar-

-Te dije que le pusieras seguro a tu puerta, por que el niño era más listo que tú y yo, juntos- le recuerda Sevastien- aún recuerdo, el grito de niña que pegaste al verlo-

-Es que, esos mocosos son muy silenciosos- alega

-Como el padre-

-Jodete, Bianchi-

-Oigan, ¿no les pasará nada a los niños si los dejamos solos?- pregunta Guido

-Eso se arregla- suspiro- ¡Flavio!-

Mi hombre de seguridad, se aparece en la sala con su habitual seriedad.

-¿Señor?-

-Cuida a los mocosos del jardín, por favor-

Flavio, me mira un par de segundos como si, se debatiera en hacerlo o no. Arqueo una ceja en su dirección.

-¿Ocurre algo?-

-Bueno, señor...- traga saliva- los niños y yo, no nos llevamos bien. Acabo de volver de ahí...-

-Son solo niños- responde Sevastien- te garantizo que mis hijos, están vacunados contra la rabia-

-Con todo respeto, señor Stirling- continua- ¿Si son humanos?-

Dante, Serguei, Guido y yo, nos partimos de la risa ante su pregunta. Le digo a Flavio, que no hay problema y se marcha a seguir con su trabajo. Al final, nosotros terminamos levantándonos para vigilarlos.

Los cinco nos quedamos como estúpidos, viendo como Ethan, Patrick y Leandro, juegan entre ellos. Es sorprendente, lo rápido que entablaron amistad, escucho a Dante suspirar.

-Me alegra, que la liendre tenga amigos- mira a los niños- suele ser muy solitario, realmente su único círculo de confianza, somos mi hermana y yo-

-Lo han criado bien, Ferrara- afirma Sevastien.

-No todo el crédito es mío- responde Dante- todo el crédito, es de mi hermana. Sola, lo ha criado a como lo es ahora-

Sin poder evitarlo, tomo una fotografía de los niños quienes se ríen a carcajadas y se la mando a mi esposa.

-Ya quiero correrlos de nuestra casa-

Su respuesta no tarda en llegar

-¿Han roto algo?-

-Nuestro florero favorito-

-Le diré a Rea, que lo pague-

-Ya lo hizo, Sevastien-

-Pero ella, no lo sabe, Eros ;)-

-¿Te das cuenta que somos ricos?-

-Sí, pero nunca hay que desaprovechar la oportunidad de sacar dinero-

-Se llama hacer negocios, Eros-

Me río ante su respuesta, tecleo un par de cosas.

-Ya me imagino el día que tengamos a mini tú, corriendo por la casa. Tendré que esconder los jarrones-

-¿Por qué un mini yo?-

-Eres el padre-

-Pero yo soy el tranquilo y tú estás loca, dea. Obviamente, el pobre niño sacará tu locura-

Hablamos un par de minutos más, mientras ella me cuenta que sigue con las chicas y que no volverán en un buen rato, por lo que nos tocará seguir cuidando mocosos. También, que las cosas entre Marissa y Rea, salieron bien.

-Me alegro por ello, amore-

-Lo sé, me alegra que todo haya salido bien. Siento un peso menos de encima-

El grito de Sevastien, me saca de nuestra conversación.

-¡Ethan! ¡Bájate de ese árbol!-

Miro hacia la dirección de los niños, veo que el mayor de los Stirling, se encuentra colgado de una rama, tratando de alcanzar el balón que les había dado Flavio, para que se entretengan; mismo que salió volando mientras jugaban.

-¡Patrick! ¡Ni se te ocurra!-

El ruso se acerca con rapidez hasta donde se encuentran los niños, detiene a tiempo al renacuajo menor que estaba a punto de subirse. Nos mira con expresión furibunda.

-¡Vengan a ayudarme, cabrones!-

Ninguno de nosotros se mueve, me aguanto las ganas de echarme a reír. AL ver que no nos movemos, no tarda en lanzar la bomba.

-¡Háganlo o los acuso con sus esposas y hermana!-

-¡Ya vamos!- respondemos al unísono.

-No, no- refuta Serguei- yo no tengo esposa o hermanos-

-¡SERGUEI!- gritamos

Rueda los ojos, comenzando a caminar para llegar a nuestra altura. En cambio, Ethan, sonríe con alegría.

-¡Mira papá! ¡Casi lo alcanzo!-

-¡Y yo estoy cerca de un infarto, Ethan!- le grita- ¡Tu madre lo hizo una vez y no terminó bien!-

Todos suspiramos, mientras nos ponemos de acuerdo para hacer bajar al niño. Sin que se rompa un hueso y que se madre junto a nuestras esposas, nos maten por esto. Niego en resignación.

Esto será un desastre











¡Feliz miércoles a todas!

Un poco tarde, pero seguro jejeje 

*La jefa inhala y exhala*

Han notado...

¿Que todo está muy tranquilo?

Paz...

Tranquilidad...

Risas...

Solo digo jajaja 

Iba a darles capítulo doble, pero ando corta de tiempo así que lo dejaremos para el lunes.

Leandro, Ethan y Patrick, se han hecho amigos...

Y han demostrado, que al igual que con los demonios y los piojos...

Son un peligro juntos jajajaja 

Creo que ya sabemos quienes nos darán problemas en el futuro jajaja 

Sin más que decir...

¡Nos vemos el lunes! 

Atte. Su escritora ✨💜


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