CAPÍTULO 18

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Becca sentía como si todo volviese a ser como antes, Tom y ella riendo, haciéndose bromas mutuamente... En fin, como si esos últimos tres meses, no hubiesen existido.

Pero en el fondo, inconscientemente, aunque ella quería que no le afectara, todavía desconfiaba de él. Tenía miedo de que le hiciese daño otra vez.

- Becca.

La chica se había perdido en sus pensamientos, y no se había dado cuenta de que Tom le estaba hablando.

- Becca. - dijo Tom, rozándole el hombro con la mano.- ¿Estás bien?

- ¿Eh? Sí, sí.

- No lo parece. ¿Estás segura?

- Sí, no te preocupes.- contestó sonriendo.- ¿Qué me estabas diciendo?

- Que si te apetece ver una película.

- ¡Claro!

Tom la cogió de la mano, y la dirigió al salón.

- Elige la que más te apetezca.- comentó Tom señalando una estantería en una esquina de la sala.- Yo mientras voy a hacer palomitas. ¿Vale?

- Vale.

Tom salió del salón y dejó a Becca sola. Observó la estantería que el chico le había señalado. Había una inmensa colección de películas. No sabía por cual decidirse.

- ¿Ya has decidido?

Becca se sobresaltó cuando Tom apareció de repente. Se giró hacia él, y lo vio ahí, de pie, con su gorro de lana, el cual a Becca le encantaba, y una sonrisa, y no pudo evitar contagiarse de su buen humor.

- La verdad es que no.- dijo riendo.- Hay demasiadas donde elegir.

- Mi estante favorito es el tercero.

Becca decidió mirar entonces ese estante. Estaban todas sus películas preferidas.

- ¿Me has estado espiando?

- No... - contestó Tom con el ceño ligeramente fruncido.- ¿Por qué?

- Porque todas estas, - dijo señalando el estante.- son mis películas favoritas.

Tom sonrió ampliamente.

- Entonces la elección será difícil.- dijo guiñándole un ojo a Becca.

Ella se sonrojó y se grió rápidamente hacia la estantería, lo que provocó que Tom riese.

- Me encanta cuando te sonrojas.

(...)

Los siguientes minutos, Becca los dedicó a intentar elegir la película que verían.

- Es para hoy, pequeña.- dijo Tom a sus espaldas.

Un escalofrío recorrió la espalda de Becca al escuchar esa palabra salir de la boca del chico. Pequeña, pequeña...

En ese momento, rompió a llorar. Tom se acercó rápidamente a ella, le cogió la cara entre sus manos y le limpió las lágrimas. Becca bajó la mirada, y la clavó en el suelo. Sentía que si en aquel momento le miraba, no podría parar de llorar. Ni si quiera sabía exactamente el por qué estaba llorando así, en ese momento.

Tom le agarró del brazo y la sentó a su lado en el sofá.

- Becca, ¿qué pasa? - le preguntó sonriendo amablemente.

- Nada... - contestó Becca entre sollozos.

- No empezemos a mentir.- dijo Tom poniéndose serio.- Dime qué es lo que te pasa.

- Tengo... Tengo miedo.- dijo bajando otra vez la mirada.

- ¿De qué?

- De que todo se estropee, de que me vuelvas a hacer daño, que me estés mintiendo cuando paraces tan feliz, que...

- Becca.- le interrumpió Tom.- Mírame.

Le cogió la barbilla con dos dedos, y se la elevó, provocando que ella le mirase directamente a los ojos.

- Pequeña, sé que te he hecho daño. Sé que es difícil perdonarme, y puede que no me creas cuando te digo que no lo volveré a hacer, pero te juro... Te prometo, que voy a intentarlo con todas mis fuerzas. No quiero volver a hacerte sufrir.

En ese momento, Becca quería creerle. Necesitaba creerle.

- Dame una sola razón para que te crea.

- Es que sólo hay una.

- ¿Cuál?

- Que te quiero.

Tom se acercó lentamente a Becca, mientras le acariciaba la mejilla, limpiándole los restos de las lágrimas que anteriormente se le habían deslizado por la cara. Se paró, cuando sus narices se estaban rozando, esperando a que Becca diese el siguiente paso, por miedo a que le rechazase.

Becca se dio cuenta de que Tom tenía miedo de besarla, quizás porque no tenía claro si ella le había perdonado del todo, pero ella ya estaba cansada de esperar, cansada de tener miedo de ser lastimada y cansada de no ser feliz. No le importaba la amenaza de su padre. Se merecía vivir en paz, y feliz.

Dejó de pensar y presionó ligeramente sus labios con los de Tom. Fue un beso dulce, y necesitado. Se notaba la necesidad que tenía el uno del otro, y cuando se separaron para tomar aire, no tardaron mucho en volver a juntar sus labios.

Finalmente, no les quedó otra opción que separarse. Ambos tenían una sensación rara en el pecho y en el estómago, pero era agradable. Muy agradable.

Becca había dejado de llorar, y en su lugar, sus labios se habían curvado en una ligera sonrisa. Le cogió la mano a Tom, y le dijo lo que llevaba queriendo decirle durante esos tres últimos meses.

- Te quiero.

Holaaaaaaaaaa :)

Bueno, siento anunciar que esta historia está llegando a su fin... *Insertamos llantos y sollozos* La verdad, es que me da muchísima pena, porque aunque "Dame una sola razón" es cortita, le he cogido mucho cariño a los personajes, pero bueno no me voy a alargar.

No sé exactamente cuántos capítulos quedan, pero bueno, espero que hayáis disfrutado con la historia de Tom y Becca, tanto como lo he hecho yo escribiendolo.

¡¡Nos vemos (leemos xD) el próximo viernes!!

Bela xxx

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora