CAPÍTULO 22 || Especial Tom.

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De sus ojos salían unas silenciosas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas, dejándo un rastro en su camino.

Aquella situación le superaba. Lo único de lo que era capaz, era ver cómo Carlos arrastraba a Becca hacia el coche. Ella gritaba, y él no era capaz de moverse del sitio. Parecía como si sus pies estuviesen anclados al suelo.

En su cabeza, una voz le gritaba que reaccionase, pero su cuerpo no respondía. Sólo era capaz de ver cómo poco a poco aquel hombre le arrebataba a su chica, y la apartaba de su lado.

Sentía que su cuerpo le abandonaba, que algo se esfumaba de su interior, y fue cuando finalmente reaccionó.

Empezó a correr todo lo rápido que pudo, acercándose al coche en el que Carlos obligaba a su hija a entrar para sacarla de ahí. Siguió corriendo pero ya era tarde. Ya era tarde, y era inevitable. Era inevitable no sentirse destrozado. Gritó el nombre de Becca a los cuatro vientos, pero fue en vano. La chica se alejaba de él a cada segundo que pasaba, y su imagen se iba difuminando conforme más lejos estaba.

Tom cayó de rodillas en el suelo derrotado. Tenía que ser una pesadilla. Todo aquello no podía ser real. Seguramente estuviese dormido, y solo fuese un mal sueño. Si, seguro que era eso.

Se sentó en el suelo con las rodillas flexionadas, y se las abrazó, ocultando la cara entre sus rodillas. Cerró los ojos, esperando despertarse en cualquier momento, de aquella terrible pesadilla que la vida le estaba obligando a vivir. Pero la realidad le golpeó con fuerza, cuando abrió los ojos, y vio que todo era verdad, que ella ya no estaba a su lado.

No podía rendirse. Tenía que luchar por ella. Así que se levantó con torpeza del suelo y salió corriendo en dirección a su casa. Necesitaba la ayuda de su madre.

Al llegar a su puerta, entró y gritó llamando a su madre.

- ¡Mamá!

La madre salió de su habitación y se acercó a su hijo.

- Thomas... ¿Por qué lloras?

- Se... Se la ha... Se la ha... - Tom no era capaz de hablar. Aquello era demasiado.

- Hijo respira. Tranquilízate y cuéntame lo que ha pasado.

- Se la ha... Se la ha llevado. - susurró.- Se la ha llevado de mi lado...

- ¿Qué? ¿Quién?

- Su padre. Yo... Mamá, la necesito...

- Lo sé, hijo. Vamos.

Y salieron de la casa, para subirse en el coche e ir hacia la casa de Becca.

Tom no paró de morderse las uñas en todo el trayecto. Tenía que arreglar aquello. No podía acabar todo así, no después de lo que han vivido juntos. No después de acostumbrarse a su compañía, a sus llamadas, a sus abrazos, a sus caricias... A sus besos.

Cuando llegaron, Tom abrió la puerta del copiloto y salió rápidamente del coche, en dirección al portal de Becca. Pero lo que vio cuando se acercó hizo que se le helase la sangre en las venas.

Debía de ser un error. Aquella no podía ser ella. No podía ser ella la que estuviese metiendo sus maletas en el coche...

Como a cámara lenta, Becca giró la cabeza y sus ojos se encontraron con la triste mirada de Tom, y el rostro se le descompuso.

El padre de la chica apareció de la nada y se acercó a Tom con un dedo acusador.

- Ni se te ocurra acercarte a mi hija. ¿Me oyes?

Tom no sabía que hacer. No podía llevársela.

-Por favor... -susurró, pero poco a poco la rabia iba aumentando en su interior y elevó su tono de voz para que Carlos lo escuchase.- Por favor. No se la lleve. No... No soy nada sin ella.- dijo volviendo a bajar el tono de voz.

Becca observaba la escena desde la puerta del coche, y sentía la necesidad de ir corriendo a abrazar a Tom, pero sabía que aunque lo intentase, su padre iba a evitarlo a toda costa.

- Vas a tener que habituarte a vivir sin ella.

Y dicho eso, se dio la vuelta para obligar a Becca a meterse en el coche, mientras ella gritaba que no le podía obligar a irse de allí, pero él parecía no escucharla.

Finalmente ambos se metieron en el coche, y salieron a toda velocidad de allí, dejando atrás a un Tom destrozado y ahogado en su propio llanto.

La madre del chico se le acercó y sin decir nada abrazó a su hijo con todas sus fuerzas, y él hizo lo mismo.

- Vamos.- la madre arrastró a Tom hasta el coche, para volver a casa.

Tom no podía evitar que las lágrimas descendiesen por su rostro. Algo le oprimía el pecho de manera que no le permitía respirar con facilidad, y conforme más lloraba, más le oprimía.

Cuando llegaron a su calle, la madre de Tom aparcó el coche, y ambos bajaron. Mientras se acercaban a su puerta, la rabia de Tom iba en aumento y sintió la necesidad de romper algo, y lo primero que vio fue una maceta en el jardín. Empezó a darle patadas, y en un principio le dolía, pero al cabo de un rato, el dolor desapareció, y lo sustituyó el alivio que sentía al golpearlo, deshaciéndose así de su rabia.

Su madre intentaba pararlo, cuando de un momento a otro se quedó mirando en una dirección fijamente con cara de asombro, y con una lágrima recorriéndole la mejilla.

Tom se le quedó mirando, y después giró la cabeza en la dirección hacia la que su madre estaba mirando atónita. Y no era para menos.

Estaba viendo un fantasma de su pasado.

- ¿Papá?


¡Y aquí está el prometido capítulo especial! Aunque con un día de retraso...

Espero que os guste y que os quedéis a leer el epílogo que subiré la próxima semana.

Se que el final de este capitulo es un poco.... extraño, pero... Así es la vida jajaja

Gracias por leer

Bela xx

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora