CAPÍTULO 6

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Becca no sabía el por qué, pero aunque conocía a Tom desde hacía unas horas, se sentía muy cómoda con él. El chico siempre intentaba sacarle una sonrisa, y era el único que la había visto llorar por su padre. Se sentía débil, no le gustaba nada mostrar su debilidad ante otros, pero no sabía por qué razón, con Tom todo era diferente.

- ¡Becca! ¿Estás bien?

- Eh... Si, si. ¿Por qué?

- Llevas ahí unos veinte minutos.

- Si, perdona. Ahora salgo.

Y salió. Volvió al salón donde Tom había apagado las luces.

- ¡Qué rico huele! - exclamó Becca.

- No se puede ver una película sin palomitas.- comentó Tom sonriendo. Le entregó una toalla. - Para que te seques un poco el pelo.

- Muchas gracias.

- Vamos a sentarnos, ¡que la sesión de cine va a empezar!

Y se sentaron juntos en el sofá. La película empezó, pero muy a su pesar, Becca no era capaz de prestarle atención. Estaba triste y agobiada, y por primera vez desde que murió su madre, sentía que necesitaba desahogarse con alguien.

- Tom...

- ¿Si?

- Se que con lo que te voy a decir ahora puede que quieras no volver a verme, y si te digo la verdad no se ni por qué estoy a punto de contarte todo esto, ¡si te conozco desde hace unas horas!, pero necesito desahogarme con alguien, y en estos momentos pareces la persona más adecuada, y a decir verdad, a la única que se lo podría contar...

- Becca. Tranquila. No va a pasar nada. - le cortó el chico con una sonrisa dulce.- Tómate tu tiempo, ¿vale?

- Vale. Muy bien... - inspiró y expiró. - Lo que viste hoy en mi casa no es lo habitual. Mi padre nunca me había pegado.

Sintió como las lágrimas amenazaban con salir, pero hizo un gran esfuerzo para no dejar que corriesen por sus mejillas.

- Hoy hace siete meses que mi madre murió.- las lágrimas comenzaban a salir a chorretones por sus ojos.- Desde que soy pequeña, lo único que había en mi casa, eran discusiones. Mis padres siempre estaban discutiendo, y si algún día me hubiesen dicho que se separaban, no me hubiese cogido desprevenida. La última noche que pasé con mi madre fue diferente. Mi padre llegó borracho a casa, y por primera vez, le pegó. Empezaron a gritarse mutuamente, y al cabo de un rato mi madre vino a mi habitación a darme un beso, y a decirme que volverían en unas horas, que no me preocupase.- Respiró hondo e intentó continuar, a pesar de que las lágrimas le nublaban la vista y hacían que hablase entrecortadamente.- Cuando cerraron la puerta, los vi salir discutiendo. Mi padre se metió en el coche, y como estaba borracho, mi madre se metió en el coche con él. Ese fue el último momento en el que la vi... Al cabo de dos horas llamaron a casa. Habían tenido un accidente de coche, y mi madre había muerto en el acto, mientras que mi padre estaba perfectamente...

En ese momento no pudo reprimir más las lágrimas, y estalló. Tom, sin decir nada la abrazó, y dejó que Becca llorase desconsoladamente en sus brazos. Le acariciaba el pelo para intentar que se calmase, y poco a poco funcionó. Cuando dejó de llorar, Becca se separó.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? Si no es entrometerme, digo.

- Claro.

- ¿Culpas a tu padre de todo? - preguntó Tom.

- De absolutamente todo. ¿Quién más podría haber sido?

Tom se estremeció, pero Becca no se dio cuenta.

- Gracias por dejarme desahogar Tommy, yo... Gracias, de verdad.

- No tienes que darlas. A partir de ahora, estoy aquí para todo. - dijo esbozando una pequeña sonrisa, pero no le llegó a los ojos.

Sin que se diesen cuenta, la película había terminado. Siguieron hablando toda la noche, de cosas sin sentido, y otras cosas que sí lo tenían. Becca, por primera vez desde que su madre se fue, sintió una felicidad inmensa, mientras se le cerraban los párpados...

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora