CAPÍTULO 20

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Dos meses después...

El insoportable sonido del móvil de Becca, inundó toda la habitación.

Becca abrió un ojo y cogió el maldito aparato de su mesilla de noche. Al ver el nombre de Tom en la pantalla, toda la rabia que le había inundado cuando empezó a sonar aquella atronadora melodía, desapareció. Pulsó el botón verde y acercó el auricular a su oído.

- Hola, Tommy.

- Becca.

Aquella no era la voz del chico.

- No soy Thomas...

- Ya, ya me di cuenta.- contestó soltando una risita irónica.- ¿Qué pasó? ¿Por qué me llamas desde su móvil?

- Tom está fuera de sí...

- ¿Cómo? No entiendo...

La madre de Tom empezó a llorar al otro lado del aparato.

- Becca, sé que es un día duro para ti también, pero...

- No digas nada más. Voy para ahí.

Y colgó el teléfono. Rápidamente se levantó de la cama y se vistió. No sabía que era lo que pasaba exactamente, pero hoy era un día duro para ambos, y fuese lo que fuese, ella estaría ahí con él.

Una vez vestida, salió de su habitación y se encontró a su padre con traje y un ramo de flores en las manos.

- ¿A dónde vas, Rebecca?

- A la calle.

- Tienes que venir conmigo.

- No.

- Pero, tu madre...

- No lo has entendido, Carlos. No voy a ir contigo.

Esquivó a su padre y salió por la puerta principal del piso. Bajó las escaleras, y salió a la calle, donde inhaló una gran cantidad de aire, para intentar aliviar el nudo que le oprimía la garganta. Pero resultó en vano. No iba a ser un día fácil.

(...)

Cuando llegó a casa de Tom, unos ruidos extraños se escuchaban desde fuera. Corrió hacia la puerta y llamó con todas sus fuerzas.

La madre de Tom asomó la cabeza. Tenía los ojos rojos e hinchados, lo que mostraba que había llorado.

- Gracias a Dios.- Se acercó a la chica y la abrazó como si la vida le fuese en ello.- Tom...

- ¿Dónde está?

- En el salón, pero...

Becca no terminó de escuchar a la mujer, y se adentró en la casa. Cuando llegó al salón, la imagen que vio, le destrozó el corazón.

Tom estaba en pleno ataque de nervios, y rompía todo lo que se encontraba a su paso. Becca se tapó la boca con ambas manos cuando un agudo grito le salió sin querer del fondo de su graganta. El chico ni advirtió su presencia. Cogió un marco de fotos, en el que estaban él y su padre y lo tiró al suelo con todas sus fuerzas, haciendo que el cristal se rompiese en diminutos pedazos.

- ¡Tom!- Becca reaccionó y le pidió a Tom que parase, pero este parecía no escucharle. - ¡Tommy!

Se acercó a él, y le rozó el hombro para intentar calmarlo.

- Por favor, Tommy... - susurró al borde de las lágrimas.

El chico se giró hacia ella, y fue entonces cuando sus barreras se derribaron. Ver a Becca con lágrimas en los ojos, tuvo el suficiente efecto en él, como para lograr que se calmase.

- Pequeña, no llores...

Becca corrió hacia él, y le abrazó con todas sus fuerzas. Nunca había pensado encontrarse a Tom en ese estado. Siempre había sido él el que le había levantado cuando ella se encontraba hundida, el que le decía que todo estaría bien al fin y al cabo, y el que le sacaba una sonrisa aún en los malos momentos... Y ahí estaban ahora, él destrozado y ella abrazándolo para intentar reconfortalo de alguna manera.

De repente, Tom se separó de ella y miró a su alrededor nervioso.

- Yo... Lo siento. No...

- No digas nada, Tommy. Vamos a dar un paseo.

Cogió al chico de la mano y lo sacó de la casa donde había tantos recuerdos que el chico no soportaba ver.

Caminaron en silencio durante un rato. Becca estaba nerviosa, y el nudo en su garganta no le abandonaba ni un segundo. No quería presionar a Tom, por lo que estaba esperando a que él quisiese hablar.

- ¿Nos sentamos en ese banco?

Tom asintió y se acercaron al banco que Becca había señalado.

Una vez sentados, Tom empezó a hablar.

- Pequeña, yo... No sé ni cómo empezar.

- Por el principio.- dijo ella sonriéndole y guiñándole un ojo.

Tom le devolvió la sonrisa, pero en seguida volvió a ponerse serio.

- Yo no soy así... No se que me ha pasado, de verdad. Nada más levantarme, vi esa foto que tenía en el salón de mi hermano, y la  rabia me ha agitado todo el cuerpo...

Becca posó su mano en la mejilla de Tom, y se la acarició con el pulgar. El apoyó su cara en la mano de la chica, y sonrió.

- ¿Sabes que te quiero, verdad pequeña?

Becca asintió y se acercó a él, para posteriormente posar suavemente sus labios sobre los del chico.

- Te quiero, Tommy.

Se volvieron a besar repetidas veces, y Becca acabó sentada en el regazo de Tom.

- ¿Cómo lo llevas tú? - preguntó el chico, apartandole a Becca un mechón de pelo de la cara, y metiéndoselo detrás de la oreja.- Espero que mejor que yo.

- Sólo un poquito mejor.- dijo ella haciendo un gesto con la mano. - Tengo un nudo instalado en la garganta desde que me levanté... Aún no me puedo creer que ya haga un año del accidente.

- Yo tampoco.- contestó Tom juntando sus frentes.- Cada día, pienso en mi hermano. No soporto la idea de que nunca lo veré crecer. No me hago a la idea, pequeña...

- Yo tampoco me hago a la idea de que mi madre ya no está, ni nunca más estará... Y es duro.

- Lo es. - contestó besando la frente de Becca.

- Gracias por existir, Tommy. En serio.

- ¿Por qué? - preguntó él sonriendo.

- Consigues que sonría aún en el peor día de mi vida. Te quiero... Te quiero tanto...

Rodeó el cuello del chico con ambos brazos y comenzó a besarlo.

En un momento, el chico se separó para hablar.

- Te quiero, pequeña. Y siempre te querré.

Volvieron a juntar sus labios en un apasionado beso, pero de repente algo les obligó a separarse.

- ¡No toques a mi hija!

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora