CAPÍTULO 5

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Mientras caminaban, Becca tenía un nudo en la garganta, y ganas de llorar. Tom no paraba de hacer el tonto, intentando que ella sonriese, aunque pocas veces lo conseguía.

- Eh, Becca. - le dijo Tom.

- Dime.

- Seguimos empapados, y aquí fuera hace un frío horroroso. Mi casa está aquí al lado...

- Claro, vamos.

Siguieron caminando durante unos cinco minutos más, hasta que llegaron a una casa pequeña.

- Bienvenida. - dijo Tom con una sonrisa en el rostro.

- Gracias señor. - contestó Becca, e hizo una reverencia, lo que provocó que el chico soltara una carcajada. - ¿Vives solo?

- No. Vivo con mi madre, pero está trabajando.

- Ah, bien...

- ¿Estás bien?

- Sí, sí.

- ¿Segura? - preguntó Tom. Becca se limitó a asentir. - Bueno, ¿te apetece ver una película?

- ¡Claro!

- ¿Película favorita?

- La vida es bella - dijo la chica sonrojándose.

- ¡Tienes suerte! La tengo aquí mismo, aunque pensándolo mejor, nos cambiamos primero ¿no?

- Creo que es mejor. - dijo Becca riendo.

- Te prestare ropa de mi madre.

- Perfecto.

Y el chico desapareció dentro de una habitación. Becca aprovechó para echar un vistazo por el salón. Había fotos de cuando Tom era pequeño con un señor, que supuso que sería su padre, fotos de Tom solo, más fotos de Tom, y una sola foto de un niño pequeño, rubio de ojos verdes, con una sonrisa muy similar a la de Tom.

- Bueno, aquí está. Vas a tener que andar en chándal, no hay nada más en el armario de mi madre.

- No te preocupes. - contestó cogiendo la ropa de las manos del chico. - ¿El baño?

- Al fondo...

- ¿A la derecha? - dijo Becca con una sonrisa tonta en la cara.

- Tu misma lo has dicho, pequeña. - dijo Tom riendo.

Becca solo podía pensar en que le había llamado "pequeña", por lo que se chocó con una pared mientras iba hacia el baño.

- ¡Ten cuidado, mujer!

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora