CAPÍTULO 4

528 33 8
                                    

Mientras caminaban, iban conociéndose un poco.

- ¿Hobbies, gustos o aficiones? - preguntó el chico.

- Libros, música y cine. ¿Y tú?

- Música, cine y videojuegos.

- ¡Cómo no! ¿Tenían que ser videojuegos? - dijo Becca riéndose.

- Uno aprende mucho en los videojuegos.

- ¿En serio? Dime qué.

- Ayer, por ejemplo, aprendí a cómo matar de dieciséis maneras distintas. - dijo Tom con una sonrisa inocente en el rostro.

- ¡Qué instructivo!

- ¡Pues sí! Sabría cómo defenderme en un caso de intento de secuestro, ¡o incluso violación!

Becca se lo había pasado genial en esa media hora que llevaban andando. Había parado de llover, y el sol empezaba a asomarse entre las nubes.

Cuando quiso darse cuenta, ya habían llegado a su portal.

- Es aquí. Te... ¿Te apetece subir? Así te secas un poco.

- Claro.

Subieron, y entraron en el piso.

- El baño está al fondo a la derecha.

- ¿Por qué siempre está todo al fondo a la derecha? - comentó el chico riendo.

Becca soltó una pequeña carcajada, pero la disimuló con una tos falsa.

- ¿Estás bien?

- Si, si. Seguramente me cogió un poco el frío, nada más. Si quieres te puedo prestar ropa seca de mi padre, para que no te enfríes.

- Sí, estaría bien.

- Ahora te la traigo.

Entró en la habitación de su padre, por primera vez desde hacía mucho. Intentó no pensar en su madre, y rápidamente abrió el armario y sacó lo primero que encontró.

- Lo siento si no conjunta, pero...

Becca se calló cuando vio que Tom estaba en su habitación, observando con atención su estantería.

- ¡Vaya! ¡Qué cantidad de libros y películas!

- Tom, por favor, sal de aquí.

- ¿Por qué?

- No me gusta que entren en mi habitación. Siento como si me estuviesen examinando con lupa...

- Te puedo asegurar que no es nada de eso. Solo pienso que las habitaciones demuestran la personalidad de cada uno. Por ejemplo, viendo tu habitación se podría saber que te encanta leer, y que eres una apasionada del cine. También podríamos decir que te encanta la música porque... ¡Madre mía! ¿De dónde sacas el dinero para tantos discos?

- Yo...

Y se escuchó un portazo.

- ¡Becca! ¿Dónde mierda estás?

La chica, con Tom detrás, se acercó a la entrada para ver a su padre borracho, en un intento ridículo de sacarse la chaqueta.

- ¿Qué coño quieres?

- Tú niñata, no me hables así, que soy tu padre... ¿Y este niño quien es?

- No te importa. Deja de comportarte como un adolescente, Carlos, y déjame en paz. - dijo Becca, respirando hondo, y controlando sus nervios. - Y hazme un favor, vete a emborracharte a otra parte, que no tengo ganas de aguantarte ni un minu...

Pero no le dio tiempo a acabar la frase, ya que su padre le acababa de dar una bofetada.

- Tom, espérame aquí, que ahora vuelvo.

Cogió su mochila y metió ropa limpia, algo de comida, su móvil, y las llaves.

- Vámonos.

Cogió a Tom por el brazo y salió por la puerta.

- A dónde te cres que... - empezó a decir su padre, pero su voz se apagó cuando Becca cerró de un portazo.

Salieron a la calle, y ahí fue cuando ya no pudo reprimir las lágrimas.

- Tom, lo siento, yo...

- No digas tonterías, Becca. Nada de esto ha sido culpa tuya.

- Siento que te debo una explicación.

- Ya me la darás cuando sea el momento. Ahora, vamos a dar un paseo para refrescarnos, y olvidarnos de todo, ¿si?

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora