CAPÍTULO 11

351 25 3
                                    

Cuando subió a casa, todas las luces estaban apagadas, por lo que supuso que su padre ya estaría acostado. Se acercó a su habitación, y así era. Estaba durmiendo, pero parecía no tener el sueño tranquilo.

Cada vez que discutía con Carlos, se sentía la peor persona del mundo. En el fondo, le seguía queriendo, pero no podía perdonarle su pasado. Ya no era por el hecho de si la muerte de su madre había sido culpa suya o no, sino que el le seguía mintiendo, y nunca había hablado con ella sobre aquel día. Nunca le puso las cartas sobre la mesa.

Con cuidado, se acercó a la cara del padre. Le dio un beso en la mejilla, y le susurró al oído.

- Te quiero... Papá.

Becca se fue a su habitación. Conectó su móvil a unos altavoces, y la música comenzó a sonar a un nivel bajo. Se desvistió y se puso el pijama, para después acostarse.

Se concentró en la música, y poco a poco se le cerraban los ojos, hasta que finalmente, cayó en un profundo sueño, donde los protagonistas eran unos ojos verdes, y una sonrisa con olluelos.

(...)

Se despertó con el sonido insoportable del móvil. Eran las 7:30 de un lunes por la mañana.

¡Yupi! ¡Lunes!  pensó Becca irónicamente.

Una vez vestida, fue a la cocina, para coger una manzana. Su padre apareció en pijama, lo que extrañó a Becca.

- Buenos días, hija.

- ¿No tendrías que estar trabajando?

- Tengo el día libre. ¿Sabes? Ayer tuve un sueño precioso.

- ¿Y a mi qué me importa?

- Salías tú. Al principio era mas bien un mal sueño, estábamos discutiendo acaloradamente, pero de repente, no se por qué, te acercabas a mi, y me decías que me querías.- dijo Carlos, sonriendo. - Lo hecho de menos, el que me digas que me quieres.

¡Mierda!

- Pues sigue soñando...

Cogió la mochila, y salió de casa. Para su sorpresa, alguien estaba esperándola fuera.

- Hola, pequeña.

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora