CAPÍTULO 13

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MARATÓNPARTE 1

- Llegas tarde, Becca.

- Sí, lo siento, Jesús. Me quedé dormida y... Perdí el autobús.

- Bueno, siéntate.

Ambos se sentaron en sus sillas correspondientes: él, detrás de la mesa, y ella en frente de él.

- ¿Qué tal el fin de semana?

- Como siempre.

- Rebecca... Perdón, Becca. - La chica sonrió cuando el orientador le llamó así.- A mi no me puedes engañar.

- ¿Engañarte?

- Sí. Llevas siete meses viniendo a hablar conmigo, tres veces a la semana, y nunca había visto ese brillo en tus ojos... ¿Qué ha pasado?- preguntó Jesús con curiosidad.

- Nada.

- No te creo.

- Creeme. No ha pasado nada fuera de lo común. Discusiones con mi padre, como es ya una costumbre...

- Sigo sin creerte, Becca. Hay algo más que no quieres contarme.

¿Y ahora qué? - pensó Becca.- ¿Por qué no? ¿Qué daño me puede hacer?

Sonrió pensando en todo lo que le había pasado en tres días.

- He conocido a un chico.

- Y, ¿estáis saliendo?

- ¡No! Sólo somos amigos... Supongo.- dijo sonrojándose.

- ¿Supongo?- dijo Jesús soltando una carcajada.

- Sí... No... ¡No sé!

- Bueno... ¿Y cómo se llama?

- Thomas.

- Bonito nombre.- comentó el orientador, y Becca se sonrojó como si le hubiese hecho el piropo a ella.

- Solo somos amigos...

- Tus mejillas rojas no dicen lo mismo.- dijo con una sonrisa en la cara. - ¿Y que pasa con este chico?

Becca suspiró, y se preparó para hablar.

- ¿Alguna vez has sentido, que aunque conoces a alguien desde hace muy poco, puedes confiar en él como si lo conocieses de toda la vida? Pues a mi me pasa eso con Tom.

- ¿Por qué?

- Porque siento que me comprende. Él pasó por algo parecido. Su hermano murió en un accidente de coche, como mi madre, y su padre se fue de casa porque se sentía culpable de todo.

- ¿Y qué es lo que sientes al estar con él?

- Me siento bien. Increíblemente bien. Siento que puedo contarle cualquier cosa y que no saldrá huyendo. Siento que nos podemos apoyar mutuamente y superar todo. Es a la única persona que le hablado por decisión propia del accidente, Jesús, y no sabes lo bien que me sentí después de hacerlo... Llevaba siete meses esperando encontrar a alguien que me entendiese y que no me judgase por mis decisiones, y parece que lo he encontrado...

- ¿Y qué es exactamente en lo que te entiende?

¡Allá vamos!

- Echo muchísimo de menos a mi madre, Jesús. Cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. Nunca dejo de pensar en ella. Echo de menos sus abrazos y sus "¡Buenos días, mi niña!".

- Es lo normal...

- Pero, ¿sabes qué es en lo que realmente pienso cada minuto del día?

- ¿Qué?

- En si pude evitar que muriese aquel día.

- Becca...

Becca levantó la mirada, la cual tenía clavada en el suelo, y miró a su orientador

- Jesús, no hace falta que me digas que su muerte no es mi culpa. En el fondo lo sé, pero me pregunto si yo podría haber hecho algo para evitar que subiese en ese coche...

El aula se quedó en silencio. Jesús no sabía que decir. Aquella chica que tenia delante, llevaba siete meses yendo a hablar con él y nunca había hablado, y de repente se abrió, y le cogió desprevenido. Decidió cambiar de tema, porque veía que Becca, estaba al borde de las lágrimas.

- ¿Y con tu padre?

Becca vaciló antes de hablar. ¿Se lo cuento, no?

- Le dije que le quiero.

- ¡Qué bien! ¿no?

- Sí, supongo... Pero él no lo escucho.

- ¿Cómo que no lo escuchó?

- El otro día, llegué un poco más tarde de lo normal a casa, y él estaba dormido. Entré en su habitación y se lo dije.

Jesús la miró con compasión.

- No me mires así. Es la verdad. Le quiero, pero no puedo perdonar todo lo que ha hecho.

- Becca, tu padre no...

- Lo sé. Siempre lo he sabido, pero necesitaba culpar a alguien. Necesitaba encontrar al culpable, y mi padre era la persona mas cercana. Sé que he cometido muchísimos errores, y que puede que no se puedan solucionar, pero...

- Se pueden solucionar, Becca. Tú padre te quiere.

- Lo sé. Supongo que siempre lo he sabido, pero no quería verlo...

- ¿Y qué vas a hacer ahora?

- Supongo que hablar con él.

- Eso era lo que quería escuchar.- dijo Jesús, y le dedicó una sonrisa a Becca, la cual se la devolvió.

La chica se levantó, y se dirigió hacia la puerta. Cuando la iba a abrir, Jesús le habló.

- Voy a tener que hablar con ese tal Tom. Parece que desde que le conoces, muchas cosas han cambiado.

Becca rió, y salió de allí. Por primera vez, las sesiones con el orientador le habían ayudado.

¡Esta es la primera parte del maratón de este finde semana!
Subiré otro esta tarde, ymañana seguiré. Serán un total de 4 capítulos.

Espero que os gusten

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora