CAPÍTULO 10

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Se había quedado sorprendida. No porque no quisiese ver a Tom, sino porque no se esperaba encontrar a nadie a las tres de la mañana, en un lugar como ese.

- Nada, solo estaba dando una vuelta... -dijo nervioso.

- ¿A las tres de la mañana?

- Sí, necesitaba pensar.

- ¿Y por qué aquí?

- Es un lugar como otro cualquiera, supongo...

Becca lo miró extrañada pero no dijo nada.

- Aquí. Justo aquí murió mi madre. Aquí fue donde todo se fue a la mierda... Vengo siempre que necesito pensar, aunque la mayoría de las veces, lo hago inconscientemente.

- ¿Y hoy por qué estás aquí?

- Discutí con mi padre, otra vez. Se atrevió a decir que sigue queriendo a mi madre... - se le formó un nudo en la garganta. - Después de todo lo que hizo, y se atreve a decir que la quiere...

- Pero... ¿Y si no fue culpa de tu padre? ¿Y si... Y si fue culpa de otra persona?

- Tom, yo sé que fue él.

- ¿Y cómo lo sabes? ¿Estabas ahí? ¿Lo viste? - dijo elevando la voz.

- No pero... Tom, ¿por qué reaccionas así?

Se quedaron en silencio un momento, el cual, a Becca, le pareció eterno.

- Vamos, te acompaño a tu casa. - dijo haciendo caso omiso a su pregunta.

Caminaron en silencio, y por primera vez desde que conoció a Tom, Becca se sentía incómoda. Pensó que el chico estaría raro por la misma razón por la que había salido a pasear a esas horas, pero no se atrevía a preguntarle, por miedo a que reaccionase mal.

Siguieron así un rato, hasta que llegaron al portal de Becca.

- Gracias por acompañarme Tommy.

El chico se despidió y empezó a alejarse de allí, pero a Becca, de repente, le invadió el valor que antes no había tenido.

- ¡Tom! - gritó. El chico se giró, y ella fue corriendo hasta él.- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Claro, pequeña.

Becca respiró, e hizo la pregunta.

- ¿Por qué antes, cuando dije aquello de mi padre, reaccionaste de esa manera?

Tom se estremeció notablemente, y desvió la mirada de la chica. Cuando contestó, la voz le temblaba.

- Porque tú al menos tienes a tu padre.

Y sin decir más, salió de allí correindo, mientras Becca observaba sus movimientos atónita.

¡Muy bien, Beccapensó. ¡No podías mantener tu bocaza cerrada!

Dame una sola razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora