Como era de esperarse, la prensa no tardó en publicar la noticia. Comenzaron a llegarme notificaciones de mis redes sociales donde me etiquetaban e intentaban darme fuerzas para enfrentar eso. En algunos programas de espectáculos mañaneros de todos los canales y en las redes sociales ya estaban hablando de su accidente.
Era una situación que dolió mucho, no sabía realmente qué hacer, qué pensar, qué decir, qué sentir.

Hacía bastante tiempo que me habían dejado de relacionar con él pero ambos sabíamos que nunca se perdió ese lazo que nos unía, no había manera. Tenía miedo de que fueran y me pidieran detalles del accidente porque no podría darlos; en primera porque no sabía exactamente lo que había pasado o cómo y en segunda, aunque tuviera los detalles, me sería difícil hablar de él estando en esa situación.

— ¡A quirófano! ¡A quirófano! ¡Rápido! —los médicos que lo estaban atendiendo salieron del cuarto con él en una camilla— Hay que operarlo de inmediato.

— ¡¿Qué está pasando?! —

— Joven, abra espacio tenemos que llevarlo —me intentaban quitar, pero yo quería verlo. Sé que no estuvo bien, no estaba entendiendo razones pero el dolor de verlo así me cegó.

— Emilio, ven. Deja que los doctores hagan lo suyo —

— Adari, necesito ir con él —

— No, no lo necesitas. Ven, vamos a comer algo —

— No tengo hambre —

— No te pregunté si tenías hambre —

Adari me llevó a la fuerza a comprar algo para comer. Sé que debía hacerlo sin renegar pero entenderán que en ese momento no se puede pensar en otra cosa más que en la persona y en su recuperación.

Probé bocado pero porque mi amiga no paraba de insistir, de estar solo no creo que lo hubiese hecho. Probablemente lo único que nenecesitaba era verlo salir de ese cuarto intacto del accidente, pero Adari me dio otra cosa. Es tan perfecto cómo pudo hacerme sentir un poco mejor con una simple servilleta de papel “Eres más fuerte de lo que crees, sé que no decidimos las situaciones por las que pasamos pero sí podemos elegir cómo enfrentarlas”

Unos minutos después, regresamos a la sala de espera donde Francisco aún estaba esperando por mí y por él; aún no habían salido a dar más información de su estado pero esperaba que lo hicieran pronto porque yo ya no podía estar más preocupado por él.

La operación duró aproximadamente 4 horas, no sé qué tan grave había sido o qué tanto le habían hecho pero definitivamente la noticia que nos dieron me dejó helado.

JOAQUÍN

— No es posible —escuché a mí hermana desde la cocina. Ella estaba en la sala viendo un programa de espectáculos— ¡Chocó!

— ¿Quién? —corrí hasta ella para saber de lo que hablaba.

Al ver en la televisión de quién se trataba no pude evitar paralizarme del miedo. Al ver fotos del padre de Emilio tan sonriente me hacían casi imposible imaginarlo en una cama de hospital “inconsciente” como lo describían en el programa que estábamos viendo. Durante el tiempo que duró la nota, sostuve mi teléfono en las manos, ya había abierto el chat con Emilio en Instagram para escribirle un mensaje de apoyo pero: uno, no sabía exactamente cómo comenzar la conversación y dos, no quería que un accidente fuera el motivo por el que volviésemos a hablar. Además de que lo conozco, sé que las palabras de ánimo no le sirven de mucho.

Me decidí mejor por subir algo a mis historias, si corría con suerte, el destinatario la vería.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
After [Emiliaco]Where stories live. Discover now