26

470 39 52
                                    


EMILIO

Me ha tomado mucho tiempo y esfuerzo descubrir y aceptar que hay más cosas, más allá de una relación no superada, más que un primer amor verdadero, más que un chico. Sabía que debía comenzar a ver más allá, eso era seguro, pero no me fue fácil, a pesar de la dificultad, siempre estuve consciente de que me quedaba mucho por descubrir, aún era muy joven.

En nuestro trayecto de vida, vamos conociendo personas, que, si bien todas ellas van y vienen, algunas no las podemos reemplazar con nadie más, porque son únicas, la esencia y la vibra que transmiten es diferente a la del resto y no fácilmente podemos encontrar a alguien que se le parezca.

Me he aventurado en mis locos años de juventud a conocer personas, unas llegan por casualidad en una noche de copas, otras llegan porque así estaba destinado a suceder; pero nadie había logrado hacerme sentir tan bien como él. La verdad no sé porqué, ya había pasado mucho tiempo pero absolutamente nadie había logrado llegar a ese punto de confianza, de cariño o de sentido de pertenencia que tenía con él; siempre faltaba algo.

Algunas otra veces creí encontrar el amor, pero no era el real, el que buscaba o el que merecía; pero sé que no estuvo mal, no me arrepiento de eso, errar es parte de la vida, siempre es así, equivocarse para de ello aprender e ir formando lo que seremos.

La fiesta de mi amiga por fin había llegado, cumplía 22 años y parecía que yo estaba más emocionado que ella. Estuve al pendiente de toda la organización, quizá no fue una súper fiesta pero era de una súper persona y por ello debía salir todo bien. Sería en un salón de eventos pequeño, a ella le gustó y mientras ella esté contenta yo también lo estoy. Pero si por mí fuera, le habría festejado en pleno Foro Sol con cientos de personas que celebren su vida tal como yo lo hago todos los días.

También quería consentirla comprándole mínimo su pastel pero también se negó, ella lo hizo mientras me repetía una y otra vez que nadie más lo haría como ella lo había imaginado. Estuve en su departamento desde las primeras horas de la mañana para ayudar a organizar todo con ella, llevar las cosas al pequeño salón o ver si algo faltaba para ir a conseguirlo de inmediato.
Adari optó por usar un vestido negro con estoperoles plateados en el pecho, la falda era redonda y un par de zapatillas en color rojo.

Ese 7 de septiembre aún lo recuerdo bastante bien, pasaron varias cosas pero la más importante de ellas es que fue el primer cumpleaños que pasamos siendo amigos, el primero de muchos más festejos que pasaríamos por el resto de nuestras vidas porque yo no pienso dejarle en ningún momento, no hay manera, es mi centro, yo creo que la amistad existe gracia a ella. No sé porqué no aparece su foto cuando buscas el significado en internet.

Había dicho a todas las personas invitadas que podían llegar a partir de las 9 pero vaya, es México, todo empezó después de las 10 de la noche. La gente abrió el evento comenzando por elegir de sus bebidas y botanas favoritas para después elegir algo que hacer. Cada persona que llegaba debía llevar un sombrero diferente, fue la temática que mi amiga eligió, y también, un regalo, que si bien mi amiga decía no eran necesarios claramente no podía rechazar alguno.

Pasaron unos minutos de que la mayoría había llegado y pasamos a organizar un par de juegos, quizá los clásicos pero con premios o castigos que eran para mayores de edad. Jugamos a las sillas, a comer donitas que colgaban de un hilo y por último: Lotería de shots. Más tarde, cuando cada uno ya se había perdido para bailar con la música de fondo, platicar o seguir bebiendo, yo los interrumpí porque era hora de que mi amiga recibiera su regalo.

— Adari — carraspeé para que me prestaran atención a pesar de solo necesitar la de ella — Es hora de que escuches el regalo que preparé para ti. Y antes de que me digas que no es necesario, déjame decirte que sí lo es, para expresar lo mucho que te aprecio y lo valiosa que eres para mí.

After [Emiliaco]Where stories live. Discover now