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EMILIO

Sin duda, me faltarían palabras para explicar el sentimiento que llegó a mí después de escuchar ese “El choque fue grave”. Francisco y yo nos demoramos aproximadamente media hora en llegar al hospital donde me habían dicho que lo llevaron, y definitivamente, además de no estar preparado para volverlo a ver, me sería mucho más complicado si él estaba en una cama de hospital con cortadas, vidrios enterrados por doquier y quizá partes de su cuerpo rotas, o peor aún... Luchando en contra de la muerte.

Si era tan grave como me lo habían dicho, había posibilidades de que él muriera y yo no estaba nada preparado para recibir esa noticia; aunque bueno, no creo que alguien lo esté para despedirse de alguien tan querido y tan importante.

Al llegar al hospital fui directo a preguntar por él; necesitaba que alguien me dijera algo, que me dijeran que todo iba a estar bien y que él se iba a recuperar.

— No voy a mentirle, llegó inconsciente y por lo tanto su estado sigue muy grave pero tenga por seguro que haremos todo lo que esté en nuestras manos para seguirlo manteniendo con vida —la médica en turno, a quien identifiqué como Vianey Ramírez por su gafete que colgaba de su cuello, salió de la habitación de urgencias y habló justo cuando indiqué él sí era mi familiar, de otra manera no podían darme información.

Yo no podía estar más que preocupado por él, no podía siquiera imaginar a la médica diciendo que su corazón se detendría y que él ya no podría luchar más por su vida.
No había nada que pudiese calmarme del todo, estaba nervioso, asustado, de verdad creo que nunca antes había tenido tanto miedo.

Regresé a la sala de espera donde Francisco estaba esperándome, él trataba de tranquilizarme pero no había algo que lo lograse al 100%; intentó expresarme palabras de apoyo pero yo estaba muy ocupado pensando en lo mal que la pasaría si algo peor le pasara. “Su estado es muy grave”, esas palabras de la doctora no salían de mi mente, ¿Y qué tal si no sobrevivía?

— Emilio, sería mejor si te sientas y tratas de calmarte — Francisco estaba preocupado, pero claramente no se comparaba a lo que sentía yo.

— ¿Cómo quieres que me calme, Francisco? —señalé la puerta de la sala de urgencias mientras caminaba de un lado a otro sobre una línea imaginaria— Está ahí luchando porque su corazón siga latiendo y tú quieres que me calme. ¡No puedo hacerlo!

— Pero el que sigas dando vueltas no lo va a hacer mejorar —

— ¿Sabes qué? Voy a entrar —comencé a encaminarme a la entrada pero mi jefe y un enfermero me lo impidieron— Déjame, tengo que verlo.

— Joven, no puede hacer eso. Y por favor le pido que se calme si no quiere que lo saquen de aquí —el enfermero se dirigió a m í— Le prometo que los doctores están haciendo todo lo posible para que él esté bien.

— Pero necesito verlo, llevo aquí más de media hora y eso es lo único que me han dicho —

— Y puede que tome más tiempo, al menos lo necesario para que puedan estabilizarlo —

— Emilio, ven, todo va a estar bien —Fran me tomó por los hombros y me llevó con él a tomar asiento en una silla de la sala de espera.

— Emilio —una voz femenina llamó mi atención desde la entrada del pasillo.

Realmente no sabía que hacer, hasta que llegó el cable que me sujeta a la estabilidad: Adari. Mi mejor amiga llegó al hospital aproximadamente cuarenta minutos después de mí, le había escrito un mensaje en cuanto me dieron los primeros informes de lo que había sucedido. Lo primero que hizo fue abrazarme, y con ese abrazo me devolvió gran parte de la calma que había perdido, las palabras estaban de sobra porque con su acción me hizo sentir que ella estaba ahí para mí pasara lo que pasara.

After [Emiliaco]Where stories live. Discover now