After [Emiliaco]

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JOAQUÍN

¿Cómo diablos pasé de ser el que más sufría tas la separación a ser el que mejor la afrontó? No tengo idea, pero me dio gusto que fuera así.
Supuse que alguien debía darle ánimos a Emilio porque en ese tiempo él no tenía a un verdadero amigo como yo a Niko y si yo mismo no lo ayudaba a verle lo positivo a nuestra ruptura estaba seguro nadie más lo haría.

Durante el vuelo y la estancia en Perú estuve meditando todo esto; y como se lo dije a él, la vida seguía y debíamos aprender a estar sin el otro.
Cuando hablamos en el aeropuerto de México me di cuenta que el seguía mal, y no es que yo estuviera en mi mejor momento pero quería ayudarlo, me preocupaba y no quise dejarlo lamentándose lo nuestro. Es por eso que me atreví a tratar de evitar más tensión entre nosotros.

Funcionó. En el carnaval de Veracruz todo estuvo más tranquilo. Ya no hablábamos como antes pero sabíamos que seguíamos contando con el apoyo del otro si es que llegáramos a necesitarlo.
En el escenario nos sentíamos libres, cantamos, bailamos, disfrutamos como si no hubiese un mañana, al final de todo siempre era así y cada concierto nos esforzábamos más para que fuera mejor que el anterior.

Pero eso no podía durar por siempre, algún día tendríamos que separarnos y todos lo debíamos aceptar.

[...]

– Hijo, ¿ya tienes todo? – mi madre y yo nos preparábamos para volar a Estados Unidos; al día siguiente se llevarían a cabo los Queertie Awards y yo estaba nominado en una categoría. Siempre que estaba en esa situación no me importaba mucho si ganaba o perdía, para mí, el simple hecho de considerarme posible acreedor al premio ya era uno.

– Aún no sé si los jeans blancos o los negros – levante la voz desde mi habitación para que pudiese escucharme ya que ella estaba a lado, en la suya.

– Ay Joaquín – exclamó – No eres tú si no estás indeciso respecto a la ropa. Ya te dije que con ambos te ves bien –

– Eso ya lo sé – tomé uno en cada mano para elevarlos frente a mí y poder observarlos, por centésima vez – El punto es saber con cuál me veo mejor –

– Lleva los dos y allá te decides – oí la cremallera de su maleta cerrarse – Pero date prisa o perderemos el vuelo –

– Bien... Pero... – tomé dos pares de zapatos frente a mí como lo había hecho con los jeans –

– También lleva los dos – habló mi mamá como leyéndome la mente ya que estaba seguro que no me veía.

Solo pude exclamar un "Ok" para darle fin a la conversación y terminar de ordenar mis cosas.
Todo estaba marchando bien y tal parecía que hablar con mi madre en los aviones se volvería una costumbre.
Durante el trayecto a Los Ángeles estuvimos conversando un par de cosas sobre mi respuesta frente a Emilio. Mi madre siempre ha sido muy comprensiva con todo y a pesar de que en ocasiones yo no quisiera hablar con nadie, ella sabía darme mi espacio. Decía que además de mamá podía verla como una amiga con la que pudiera hablar de cualquier cosa, en serio, cualquier cosa sin tabú. Ella siempre me escuchó para darme consejos o hacerme notar mis errores en mis acciones.

Ese día solo le resumí de lo que había hablado con Emilio en el aeropuerto y nuestro estado en esos momentos, más que nada por cómo ambos la estábamos pasando.
Ella me hizo saber que el hecho de haber afrontado así la situación había estado muy bien. Estuvo de acuerdo conmigo en que debía ayudar a salir adelante a Emilio. Después de todo, él no tuvo la culpa de nada y a pesar de no estar solo, en ocasiones así se sentía.
Yo era muy afortunado al contar con mi buen amigo Nikolás.

Al terminar la plática me coloqué mis auriculares y elegí L.Y.E.J., la lista de reproducción de había armado con Emilio.

Durante nuestra estancia en Los Ángeles estuve con el pendiente de tener que regresar rápido porque al siguiente día tenía Meet and Great con Emilio en Cuernavaca pero en la noche recibí un mensaje suyo.
Últimamente, desde que ya no había tanta tensión, podíamos mantener conversaciones más largas, a veces nos deseábamos buenos días en las mañanas o dulces sueños al llegar la hora de ir a dormir.