29

363 33 22
                                    


EMILIO

Hace bastante tiempo que no conocía a alguien en el sentido en que me interesé por conocer a Natalia, ella era muy linda, al menos en contadas ocasiones. Como lo mencioné antes, ella tenía un aire de misterio que me tomé la molestia por descubrir, aunque ahora me hubiese gustado no hacerlo.

Todo iba bien, estaba saliendo de maravilla. Natalia y yo salíamos más veces de las que pensé; a veces a cenar, a veces por un helado, otras ocasiones venía a casa a pasar el rato, cantamos juntos un par de veces en mi balcón. Incluso, Adari bromeó un par de veces con que la había cambiado y que ya casi no pasaba tiempo con ella. Pero ¡Vamos! Yo la pasaba increíble con esta chica, siempre teníamos un tema de conversación, olía delicioso y era muy detallista.

Hasta que llegó el día. Al parecer sí era demasiado bueno para ser cierto, estaba a escasos días de pedirle que fuera mi novia pero había algo en mí que me decía que no debía hacerlo, ¿Era la promesa con Joaquín que aún tenía en mente? No lo sé. Sé que prometimos un día regresar, pero no sé si eso incluía no estar con alguien más; además cuando salió la nota con el “chico misterioso” él nunca negó que estuviesen juntos.
— En fin, si el destino nos quiere volver a unir, así será —pensé.

Sus vacaciones decembrinas habían terminado y por lo tanto, sus mañanas ahora estarían ocupadas por clases. Hubo un día en que acordamos ir por ahí a dar una vuelta, pero yo pasaría por ella a la escuela, no podía bajar las ventanas del coche o bajarme yo porque ya era más conocido y según Francisco, era peligroso; pero ella sabía exactamente dónde me iba a estacionar.

— Hola —la saludé de beso una vez subió de copiloto— ¿Cómo estuvo tu día?

— Más o menos —suspiró al tiempo que yo comenzaba a conducir para alejarnos de la multitud y nuestras manos se entrelazaban— Fue un día extraño.

— ¿Qué pasó? —

— Te cuento allá —habló refiriéndose al lugar donde nos dirigíamos— Mejor habla tú, ¿ya estás agendando nuevas fechas? Créeme que cuando vaya a un concierto tuyo voy a estar hasta el frente gritando como loca.

— Oh, estoy seguro de querer ver eso. Y sí, ya estamos viendo fechas, me emociona porque quizá regrese a Honduras este año, es un país hermoso —

Nos tomó aproximadamente 10 minutos en llegar a nuestra cita, había preparado un picnic en un pequeño parque algo retirado del centro de la ciudad. Mala idea.
Bajamos del auto y llevamos con nosotros un pequeño tapete para ordenar todos los bocadillos que mi amiga muy amablemente me ayudó a preparar el día anterior, ella siempre me apoyó en todo respecto a Natalia, decía que no era su compañera favorita pero parecía buena persona.

— ¿En serio tú preparaste todo esto? —abrió mi pequeña caja y comenzó a sacar todo.

— Sí, solo recibí una pequeña ayuda —me miró de manera acusadora— Bueno, en realidad una gran ayuda. Adari es muy buena.

— Lo sé, es una excelente persona, me ha ayudado varias veces —sonreí y acaricié su mejilla.

— ¿Y qué pasó con tu día, por qué fue extraño? —tomé de la caja un par de platos para servir nuestro refrigerio.

— Es que un par de chicas de un grupo inferior —guardé silencio mirándola para que supiera tenía mi atención— Se estaban besando en pleno patio.

— ¿Dos chicas? —asintió con una mueca en su rostro— ¿Y qué es lo extraño?

— Que eso no es normal; o sea, yo no tengo nada en contra de eso pero al menos que no se exhiban de esa manera. Y luego se corrió el chisme de que una es bisexual, o eres una cosa u otra, no hay punto medio, ¿qué es eso? Seguro solo está jugando cuando ni al caso su “gusto por las mujeres” —la miré anonadado— Muy mal, la verdad, qué feo que hagan eso en un lugar público.

After [Emiliaco]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα