27

405 34 13
                                    

maratón 1/3

JOAQUÍN

¡Dios! Solo había sido un sueño. Abrí los ojos aún algo agitado por las sensaciones, no miento, fueron bastantes y no sabía realmente qué debería estar sintiendo por todo lo sucedido en mis pensamientos. Emilio no podía solo aparecerse en mis sueños y pretender que todo estará bien al despertar.

Me mantuve alrededor de media hora con la espalda apoyada en el respaldo de mi cama pensando una y otra vez, recordando detalle por detalle lo ocurrido en mis sueños, meditando y buscando una razón lógica para que después de tanto tiempo siguiera soñando con él. Antes pasaba, tenía sentido porque estábamos juntos pero, ahora ¿Por qué?

Al igual, pienso que antes de ese sueño no había sentido esas ganas enormes de que él estuviera ahí conmigo. Es decir, existen muchos momentos en los que pensaba de más en él, pero fue ese simple sueño — de escasos 10 minutos pero que se sintieron como horas— el que me hizo recordar todo lo que habíamos pasado y en parte, me hizo arrepentirme de haber terminado con él ese diciembre 18. Me repetí varias veces que la distancia entre nosotros era culpa mía por no permanecer a su lado cuando me necesitaba, lo peor era pensar que ya no había remedio.

¿Aún existía esa promesa? No lo sé. ¿Debería intentarlo? Tampoco lo sé. Quizá sí... o quizá no. De lo que estoy seguro es que sí antes no veía razones para seguir manteniendo en mente ese “No me resignaré a un después sin ti”, después de ese sueño hice una lista mental con más de diez de ellas.
No quería quedarme sin intentarlo, tampoco resignarme a estar sin él lo que me restaba de la vida. Pero también sé que no debo vivir de recuerdos o en el pasado, tenía que salir adelante; era un nuevo dilema: intentar buscarlo o definitivamente olvidar todo, ¿cómo? No lo sé, pero algo debía hacer.

Antes ya había imaginado un sinfín de cosas bonitas para hacer después, en el futuro y si de algo tengo certeza es de que todas ellas las imaginé con él de mi mano. Quizá me estaba haciendo muchas ilusiones, pero juro que me era imposible, esa mañana mi mente estaba trabajando sola. Y no lo sé, quizá solo soñé con él porque recién había pasado su cumpleaños y mis redes sociales estaban llenas de fotos suyas, tal vez se quedaron en mi memoria y explotaron en ese sueño.

Hay una frase que todo el mundo dice, habla sobre que el tiempo lo cura todo el la vida, pero no siempre es así, a veces no basta con que pase el tiempo, al menos en mi caso me seguía encontrando en todos lados a quien debía olvidar desde hace bastante, le llamé por su nombre a y chico, lo soñé en un concierto. Pensaba en que si hubiera una manera de regresar al día en que nos conocimos lo haría, así podríamos hacer las cosas bien desde el inicio, o podríamos simplemente no hablarnos en ese foro. Pero todo sería diferente.
Aunque... dicen que si conoces a la persona perfecta en el momento no indicado, la vida vuelve a unirlos y esperaba ese fuera nuestro caso.

Hasta antes de ese día me había preguntado si era cierto el hilo rojo no se rompía pero después pensé en que la verdadera pregunta siempre fue: ¿Él era el mío? Porque antes jamás lo había pensado tanto como cuando lancé un TE AMO al aire y él ya no estaba para responderme con un YO TE AMO MÁS.

Terminé de pensar acerca de mi sueño y decidí levantarme de la cama para desayunar e intentar llevar mi día como si nada hubiera pasado; pero no pude, Emilio seguía paseándose por los rincones de mi mente durante casi todo el día. Pensé en que si lo hablaba con alguien me sería más fácil cargar con eso, quizá no es la gran cosa solar con alguien, lo sé, pero era importante para mí. Hablarlo con mi hermana no era opción y mi madre había salido desde la primera hora de la mañana, entonces me decidí por llamar a quien sabía me escucharía sin juzgar: Niko, mi aún mejor amigo.

After [Emiliaco]Where stories live. Discover now