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EMILIO

Jueves 30 de julio del año 2026.
Ya habían pasado 3 días de la muerte de mi padre. Tres días desde que leí su carta. Y dos desde que ya no había posibilidad de verlo si no fuera en esa urna dorada. Él había dicho durante toda su vida que no quería estar sepultado, que para él sería mejor si mantuviéramos sus cenizas en casa. O regarlas en un lugar que consideráramos especial para él. Ya había hablado con mis hermanos y aún no teníamos seguro qué hacer pero la posibilidad de esparcirlas en algún sitio era menor a dejarlas para siempre en el pequeño estante de mi sala.

Las había llevado ahí después de acordarlo con mis hermanos ya que ellos viajarían de regreso al país donde vivían y no nos pareció prudente que se lo llevaran, por eso decidí conservarlas. Además no me afectaba en nada, al contrario, me gustaba sentir cerca a mi padre; durante esos dos días que ya habían pasado me gustaba hablarle, en la mayoría de las veces, le hacía preguntas respecto a la carta y me imaginaba cómo respondería.

Un día de esos, un recuerdo llegó a mi mente.

Tenía aproximadamente 5 años; me encontraba en la sala charlando con mi padre. Habíamos decididi pasar la tarde en casa viendo algunas películas, escuchando música y demás actividades con el único fin de compartir un momento de calidad padre e hijo.

— “... Sé que ya no pudimos vivir nuestro 'Felices para siempre' Pero tú debes serlo; busca a alguien que ames y que te ame con la misma intensidad, lo mereces" —mi padre sorbió por la nariz.

— Papi, ¿por qué lloras? —tenía una hoja de papel en las manos, estaba leyendo porque mencionó se trataba de un cuento, una historia de amor. Estaba sentado en el sofá y yo con la cabeza recargada en sus piernas, supuso me había dormido pero no fue así y lo escuché sollozar un poco.

— Nada... por nada Emilio, no estoy llorando... Llorar es para las mujeres —lo vi pasarse los dedos por las mejillas y tomar nuevamente esa hoja de papel para posteriormente enrollarla y meterla a su botella de cristal.

— Papi, la pareja del cuento que me leíste, ¿ya no vivió feliz para siempre? —

— No, ya no pudieron estar juntos... Pero no hay duda de que ellos se amaban mucho —me levanté para quedar sentado a su lado; él se puso de pie para dejar la botella en su lugar y después regresó junto a mí.

— ¿Y ese fue amor verdadero? —asintió— ¿Y qué es el amor?

— El amor es cuando una persona busca la felicidad de ambas en lugar de solo la propia. Sabes que alguien te ama porque puedes ser tú mismo con ese alguien,  que estás seguro de que no te juzgará, te entenderá y te apoyará en las cosas que sabe son buenas para ti —

— ¿Y mi amor verdadero debe ser una mujer? —se lo pensó un poco antes de hablar.

— Sí, Emilio —suspiró hondo— Debe ser una mujer.

En esos tres días, desde que la leí, la carta de mi padre y todo lo que decía eran lo único que rondaba por mi mente. ¿Alguna vez se han quedado con infinidad de dudas sobre algo y con nulas oportunidades de hacérselas a alguien? Pues así me sentía yo.
Aumentado al dolor que aún sentía, estaba ese sentimiento de culpa al saber que tuve todo el tiempo necesario con mi padre y no supe aprovecharlo, no lo supe escuchar y mucho menos entender, solo estaba preocupado por mí, porque él entendiera y aceptara mis sentimientos pero yo nunca hice eso por él.

Ahora, después de un año, y con ayuda de varias personas he entendido que no debo sentirme culpable por eso, está claro que yo no supe escucharlo pero él tampoco supo hablarlo y yo no podía obligarlo porque no sabía qué justo esa era la razón por la que actuaba así. Mi padre fue gay, me lo repetía constantemente para asimilarlo pero no era fácil, realmente me era un tanto extraño imaginarme a mi papá teniendo sentimientos por otro hombre, él siempre aparentaba estar feliz con mujeres.

After [Emiliaco]Место, где живут истории. Откройте их для себя