33

432 41 52
                                    


EMILIO

La vida se nos puede ir en un instante, eso era seguro, pero todo tiene una explicación, todo tiene un para qué.

Estaba por cumplirse una semana desde el trágico accidente de mi padre, y sin duda ese poco tiempo me había ayudado a sentirme al menos un poco mejor, no era fácil, pero estando acompañado de las personas indicadas le ves un sentido a la vida y a tratar de estar bien para el futuro. Mi padre se fue, eso ya no podía cambiarlo pero sí podía cambiar la manera en la que estaba viendo todo y eso era lo que intentaba hacer.

Se había organizado un homenaje para él; algunos de sus amigos que trabajaron con él y demás medios de comunicación se habían puesto de acuerdo porque sabían yo no podría hacerlo solo. Al igual que en su funeral, invitaron a todas las personas que en algún punto de su vida hayan compartido proyecto con él; en general, con las telenovelas de las que él fue director y productor. Eso me seguía pareciendo una muy buena idea, después de todo ellos lo habían ayudado a lograr todo lo que logró en vida.

La cita fue a la 4:00 p.m. y media hora antes empezaron a llegar todos los que quisieron formar parte de ese evento, que quizá sería el último en honor a mi papá. Nuevamente tomé asiento junto a Adari quien lucía un vestido negro algo corto. Yo por mi parte me decidí por un pantalón de mezclilla color azul marino y una camisa manga corta a color blanco. Desde nuestro lugar pude ver cómo llegaban a elegir el mejor asiento para el homenaje, Silvia, René, Ana, Gaby, Polo, etc. Y sí, Joaquín Bondoni también asistió, de nuevo con Nikolás y Renata.
Adari estaba cerca mío, apoyándome y dándome fuerzas para seguir afrontando la pérdida.

El homenaje comenzó con un par de amigos de mi padre hablando de lo que él representó en sus vidas, de algunos momentos que habían pasado juntos, de lo que mi padre les había enseñado y lo que habían aprendido juntos. Pronto el lugar se envolvió de sonrisas acompañadas de nostalgia por las anécdotas que contaron.

Culminó con un experto en tanatología con un discurso sobre la manera adecuada de afrontar la muerte de un ser querido.
En todo momento me mantuve con la carta de mi padre en mis manos y pegada a mi pecho cerca del corazón; me hacía sentirlo presente y le daba un valor aún mayor al homenaje.

Estaba sentado a lado izquierdo de mi amiga y Joaquín unos asientos más adelante. No habíamos intercambiado palabra alguna pero sin duda sentía su apoyo, sabía que estaba ahí, tan distante pero a la vez tan cerca.

Después del tanatólogo llegó mi turno, pude dedicar unas pocas palabras a mi padre, fue corto mi discurso no porque no quisiera hablar más en su honor, sino porque después de leer su carta no sabía exactamente cómo hacerlo, no sabía qué decir sobre él. Aún así, durante toda mi participación estuve abrazado a la carta, recuerdo a mi amiga sentada en la silla más próxima a donde yo estaba hablando.

Le pedí me acompañara a todas partes porque era mi soporte; quizá muchas personas no entendían el valor que ella era tenía para mí y lo importante que era tenerla cerca, pero nosotros lo sabíamos y con eso era suficiente. Quizá también otras personas creían que lo de nosotros no solo era una amistad pero eso ya no nos importaba.

Terminé de hablar y unos minutos más tarde los presentes comenzaron a irse no sin antes dedicarme un último sincero pésame e indicarme estaban ahí si algo necesitaba. Agradecí a todos los que se acercaron aún sabiendo que yo solo esperaba a una sola persona; seguido de eso pasé nuevamente a tomar asiento junto a mi mejor amiga quien al ver que yo seguía con la hoja de papel en las manos solo pudo externarme una pregunta.

— ¿Le vas a contar de la carta? —habló manteniendo la mirada al frente.

— ¿A quién? —

After [Emiliaco]Där berättelser lever. Upptäck nu