Capítulo 28: Dos amantes manipulados por las mentiras.

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—¿Todo listo?

—En completo orden, la boda es solo una tapadera para poder acabar de una vez con la corona.

—Fue una suerte que el príncipe acompañará a su prometida, no pensé que tú corazonada funcionará.

— Todos esos años de humillación viviendo como una simple plebeya, todos esos años llenos de planes...

— Hoy por fin acabaremos con todo— finalizó el hombre de traje elegante, con un brillo malicioso en sus ojos oscuros.

La protagonista de la noche, utilizando un hermoso vestido de novia cerró el trato fingiendo ser alguien que no era. Sonrió con malicia mirando al jóven con el que por tantos años hizo planes.

Él era el mejor amigo del que se convertiría en su esposo, ella era la prometida de su mejor amigo. Una pareja llena de pensamientos oscuros que fingían ser algo frente sus compañeros pero que juntos eran una máquina llena de planes maquiavélicos.

—¿Qué vas a hacer con Dastan?

—¿Ese imbécil? Estuve aguantando sus patéticas charlas y besos por mucho tiempo, lo que le pase después no me importa.

—Vaya... No desearía ser él, que lo traiciones el mismo día de la boda es bastante cruel.

—¿Y qué? En este mundo solo los más listos sobreviven, le haré un favor al abrirle los ojos— la chica se acercó al cuerpo del joven, acariciando lentamente con sus manos su pecho. Él al ver esta acción ladeó el rostro con una sonrisa pícara, pasando sus manos por su cintura con lentitud. Ella susurró su nombre con delicadeza:— Balder...

—Sinnah.

—Al fin, nuestra venganza se completará...— dijo, para juntar sus labios con el del jóven en un beso apasionado y lleno de secretos.

Lo que ninguno de los dos sabía, es que el segundo protagonista de la noche estaba observando todo pasmado. Con una rosa blanca en su mano, aquella cayó al suelo bajo su mirada pasmado y dolida. El jóven albino sintió como sus piernas perdían la fuerza al ser traicionado por la mujer a la que consideraba su amor verdadero.

Dastan observó el beso de su mujer con aquél al que llamaba mejor amigo. Para luego soltar la primera lágrima. Luego fue otra, y otra... Era una agonía observar aquella escena, era masoquista de su parte seguir mirando como un estúpido. Pero quería ver, quería darse cuenta de la verdad.

Esos momentos, esas sonrisas y esas noches frente a una fogata, no fueron más que mentiras.

Y pensar que hoy, cuando dijo “acepto" frente a todos sus familiares y amigos, él imaginó una vida felíz a su lado. Con una promesa en aquél anillo de plata que con tanto esfuerzo escogió.

Se sintió extraño, sentía algo en su cuerpo que le hacía elaborar acciones que ni él mismo entendía. Era como estar borracho en un mar de sueños, incluso cuando le preguntaron si aceptaba a Sinnah como su esposa, se quedó paralizado y miró al público como niño perdido. Pero a pesar de todo, la boda se había dado sin ninguna complicación.

—Así que al fin cumplió su objetivo— una voz femenina habló en el silencio de la noche, haciendo que me asustará pensando que fuí descubierto por los dos amantes— tranquilo, no voy a decir nada.

—Señorita Halia...— suspiré nervioso por la compañía— ¿Qué hace usted aquí?

—Lo mismo que tú— Halia señaló hacía la pareja de enamorados. Volteó a mirar como Balder y Sinnah se marchaban a un lugar más privado, lejos de las interrupciones y miradas curiosas— es bastante lamentable.

La elección de la diosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora