Capítulo 33: Juego de banderas.

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Sinnah había mordido el piso en los juegos.

En equitación quedó en el puesto número díez. La verdad es que tenía la intención de dejarla ganar desde el principio, pero cuando ví como todos esos hombres la dejaban atrás no dude ni un segundo en tomar la delantera. Digo, yo literalmente vivía con caballos, que me ganarán en equitación era ridículo.

Quedé en el primer puesto de la primera ronda. La cadena de plata con un zafiro de agua hacía peso en mi pecho. Era la cadenita que me había regalado Sinnah con tanta facilidad, tal vez para ella no valía nada, pero para mí lo era todo.

En la segunda ronda sorprendentemente quedó Nerea de primera. Fue puntería con arco y flecha. La condenada se destacó dejando a todos en ridículo sin incluirme obviamente. Ella vivía de la caza, era de esperarse.

En resistencia todos empezaron a desesperarse, era la penúltima ronda y una de las más difíciles. Era un campo de juego lleno de trampas y obstáculos. Tuvimos que pasar la cuerda, escalar el muro, nadar en aguas frías, levantar a otro compañero y llegar a la meta. Sinceramente no fue tan difícil, es como el entrenamiento que nos dieron en la frontera del reino.

Mi compañero en todo momento fue Edgar, y aquí si puedo decir que no pensé en nadie, solamente estaba concentrado en dejar a todos vueltos mierda.

Más de lo que ya son.

Quedamos de primer lugar y muchos perdieron las esperanzas para la siguiente, los nuevos estudiantes estaban sacando el polvo reluciendo como prodigios de élite.

Fuerza.

Era una tarima en todo el centro, aquí nos llamaron a todos y la puntuación sería individual, una simple prueba. Fueron por orden mientras el profesor los llamaba a todos, y me quedé embelesado en cuanto ví a Sinnah con su uniforme. Un pantalón y su camisa de mangas ajustada en la cintura. Se veía malditamente sexy.

—Bueno, que empiece el espectáculo— dijo Nerea a mi izquierda, con los brazos cruzados.

Sinnah estaba apunto de pelear con Angelic, esa perra tramposa que no tenía nada que hacer en el departamento de combate. No sabía cómo se las había apañado para entrar, pero si sabía que los motivos eran cobrarle todo a Sinnah.

—¡Ahora!

Angelic lanzó el primer golpe que fue esquivado perfectamente por Sinnah. Tenían los brazos levantados arrojando golpes sin control una y otra vez, obviamente ella también recibió entrenamiento pero todos sus golpes quedaban en el aire.

Sinnah hizo una maniobra agachándose de espaldas con una flexibilidad increíble, para luego pegarle una patada con sus botas en toda la barbilla. Hasta a mí me dolió ver cómo esa mujer cayó de espaldas sorprendida.

La pelirroja no perdió tiempo, la sostuvo con sus piernas lanzando un golpe directo a su rostro, la sangre le empapó los nudillos con los gritos enloquecidos de todos admirando la pelea. Comenzaron a contar en cuenta regresiva al ver que Angelic no se defendía débil en el suelo. Pero de un momento a otro paso.

Sinnah se levantó dejándola libre para sorpresa de muchos, ¿Se estaba cobrando una venganza? no lo sabía, pero Angelic no perdió tiempo levantándose y arrojando un golpe al abdomen de Sinnah sacándole el aire.

Sinnah cayó al suelo con los ojos abiertos, apreté los puños al entender que sucedía y sin pensarlo mucho corrí a la tarima dispuesto a detener el acto.

—¡Detente!— me grito Edgar a mis espaldas, pero no preste atención.

Arriba, tomé a la mujer por el brazo apartandola de un solo golpe arrojándola al suelo en un golpe sordo. Sí algo no me gustaba era la gente tramposa.

La elección de la diosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora