Capítulo 51: Golpe al corazón.

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—Su alteza, ¿son invitados suyos?— preguntó el guardia que custodiaba la puerta que daba al palacio.

Athenea, como siempre con una expresión que decía: “me importas muy poco" le respondió:

—Son conocidos míos, los invité para una tarde de té.

Sí, como no...

Balder, Levi, Edgar, Dastan y Nerea estaban parados firmes con porte noble, lo más gracioso era ver a Nerea vestida como toda una noble, con uno de esos vestidos rosas que llevaban mil y un adornos.

—¿Tiene autorización para una fiesta en estos momentos?

La pregunta fue suficiente para hacer que Athenea le dedicará una mirada fulminante al pobre guardia. Eran tiempos difíciles, el segundo príncipe estaba encerrado, la princesa heredera confinada al ser puesta en peligro y el primer príncipe lleno de trabajo mientras su padre... bueno, últimamente no se sabe mucho del emperador.

—¿Te atreves a desobedeceme? — preguntó, haciendo que el hombre tragara grueso.

—Adelante— dijo, bajando la cabeza.

—Bien.

No la había conocido por tres días, pero ya sabía que era reconocida por su temperamento. Además, es una excelente espadachín, sabe arquería, disparo, y estrategia militar. No por nada se ganó el título de guardaespaldas real. Aunque fuera una princesa.

Si lo vemos desde otro punto, normalmente los hijos con linaje real fuera del matrimonio son mandados a trabajar o a vivir aislados, ella se había ganado un título y con honores, tanto como para hacer tratos y viajes diplomáticos.

—Balder— llamó— tú vendrás conmigo, Nerea y Levius irán al ala oeste, precisamente a la residencia de la princesa heredera, vigilarán sus movimientos— los dos asintieron— Dastan, Edgar y Sinnah, el príncipe se encuentra en los calabozos profundos, uno de ustedes distraerá a los guardias mientras los otros dos se adentran para sacarlo de ahí, ¿quedó claro?

— Entendido— dijimos todos a la vez.

—Cuento con ustedes.

Cada uno tomo un camino diferente con su respectivo compañero. Esto era arriesgado, te atrapaban y serías considerado un criminal, me sorprendió ver a Dastan aquí, dado que no era cercana a él, pero había olvidado que tanto él como Balder eran amigos desde hace años, al igual que Edgar y Levi, con quién sorpresivamente me llevaba un poco mejor comparado con los otros dos.

Cada uno llevaba ropa lujosa y extravagante, cosa de que si nos preguntarán éramos visitantes. Por eso, teníamos que poner a prueba una de las cosas que nos enseñaron en el departamento de caballería: camuflaje y sigilo.

Después de entrar al palacio gracias a Athenea, caminábamos tranquilos cruzando nuestro camino con algunos empleados quienes nos miraban curiosos, pasamos las habitaciones principales para luego bajar por el salón de trono.

—Bien, ¿Ahora cómo llegamos a las escaleras?— me refería a las que conducían a las mazmorras— conté cuatro guardias vigilando las puertas, ¿Ideas?

—Puedes seducir a alguno— sugirió Edgar.

—Bien, ahora una idea que no sea tan estúpida— volví a preguntar, ignorandolo.

Debimos hacer un plan antes de entrar de forma tan apresurada, pero las mejores ideas vienen en los momentos indicados, ¿no?

— No podemos utilizar magia, tienen una barrera protectora, debe ser por el príncipe...— observó Athen— digo que uno de nosotros haga un escándalo para distraerlos, luego dos podrán bajar y seguir con el plan.

La elección de la diosa Where stories live. Discover now