Capítulo 39: Princesa Mireilla.

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—¿No sabes dónde están?

— Discúlpeme, su alteza real Mireilla. Los animales escaparon al reino de Everdow durante la guerra. Después del golpe mágico contra la barrera no podemos proteger a todos correctamente.

—Hmmm... Supongo que no queda opción— la jóven, de cabellera azabache suspiró aburrida ante tantas complicaciones.

¿Por qué era tan difícil ser la princesa al trono? Cuando era niña, su madre solía decirle que solamente tendría que escuchar problemas y firmar documentos. Ahora, con su padre al borde de la muerte, entendió que ser heredera al trono no era una tarea tan complaciente como se lo hicieron ver.

Khalenberg era un reino peón, un pequeño país al sur de la costa donde la mayoría vivía de la pesca. Sin embargó, tenían ventaja en cuanto a producción de armas. Mireilla era la única princesa de su reino, inteligente pero orgullosa. Muchos la llamaban la princesa del fuego por sus ojos rojos como rubíes.

—¿Qué hacemos, su alteza?

—No queda de otra— rápidamente, tomo su pluma con tinta escribiendo sobre un papel en blanco. Selló la carta con la marca de la familia real de Khalenberg entregándosela a su subordinado— envía esto al emperador Fabián.

—Princesa...— él jóven abrió los ojos sorprendido, pedirle ayuda a un emperador con el estatus de princesa era bastante extraño. Estaría revelando la condición de su padre indirectamente.

—Los rumores corren más rápido que el río, aunque mantenga en secreto la enfermedad de mi padre será solo cuestión de tiempo que los rumores salgan a flote— Mireilla se levantó de su asiento, mirando por la ventana de cristal detrás de ella— algo extraño sucede en Everdow si se rompió la barrera. Es algo que nos corresponde a los dos reinos hacernos cargo.

—¿Qué hay del otro pilar?

—Vallenova normalmente no se involucra en guerras, y con la reputación que tenemos no me conviene contactar al príncipe después de la propuesta de matrimonio— hizo una mueca, recordando cómo su compromiso con el príncipe de Vallenova se había roto por culpa de una simple plebeya.

El príncipe Koshar se había enamorado profundamente de Evelyn, una jóven panadera de su pueblo. La conoció cuando hacía su recorrido por el pueblo y con los días, una linda historia de amor surgió de ellos dos.

Desde pequeña, me habían dicho que probablemente sería su esposa. Iría a vivir con él y juntaríamos los dos reinos creando una potencia mucho más grande que Belghot, pero me gano una sucia pueblerina.

Koshar y yo éramos amigos de infancia, pero me hizo a un lado como peste. Y cuando intenté hacer algo en contra de su enamorada para volver a ser lo de antes, termine con una amenaza y perdiendo su confianza.

Primero muerta antes que dejar mi orgullo de lado para pedirle ayuda. Por esa razón, no me quedaba más que jugar con el viejo emperador de Belghot. Había enviado espías para saber de su situación, y aunque no tenía mucho de lo que sentirme orgullosa, había información jugosa que había encontrado en unas cartas escondidas de una simple concubina.

—Con que Princesa Liliam, ¿Eh? Fuiste lo suficientemente estúpida como para intentar eliminar a la emperatriz, como sí ella no fuera perteneciente a la orden de la sabiduría. Idiota.

Liliam podría ser una princesa amada por su gente, pero al igual que cualquier noble tenía su doble cara. Ella había estado colocando pastillas anticonceptivas en los té de su majestad Katherine, y seduciendo constantemente a su majestad Fabio. Tremenda zorra nos salió.

Había enviado cartas a su padre pidiéndole tiempo. Su familia no era tan tonta, más de una vez rogaron que olvidará a su amor de infancia y volviera a su hogar con sus dos hijos, pero ella permaneció ahí y por consecuencia a su idiotez consiguió una muerte lenta y dolorosa.

Pero... Las cartas dónde enviada información a su familia no fueron del todo "destruidas" fue lo único que hizo bien. Con su hija siendo la guardaespaldas de el príncipe Fabio, fue fácil entrar a sus antiguos dominios y registrar toda la cabaña. En una pequeña grieta del suelo escondida entre la madera, todos los sucios secretos de la familia real estaban escritos con temor y lágrimas de angustia.

Sonreí con burla, leyendo las cartas una y otra vez con satisfacción. La familia real, considerada la más poderosa de todas por sus dones de magia había desaparecido mediante el reinado del emperador Fabián. Tanto el don del Dios fundador de su reino como la magia imperial se perdieron. Padre e hijo eran solo ordinarios humanos comunes con sangre real, y el segundo príncipe que había heredado la magia había muerto en la guerra como un gusano.

Bueno... Ni tan príncipe, jamás lo reconocieron en la fuente sagrada de su templo, Liliam era la única que llamaba a sus dos hijos príncipes. Y mira dónde terminaron, uno muerto y la otra como exclava del hijo de la asesina de su madre.

—Oye, tráeme ese pergamino otra vez— ordené.

—¿Quiere releer el oráculo?

Asentí.

El oráculo representaba muchas cosas en el reino. Pronóstico, predicción, profecía, auspicio, presagio, vaticinio, augurio y adivinación. Podían verse de distintas formas, pero aquí, era la posesión más valiosa de la familia imperial. Nosotros no teníamos magia, pero si objetos llenos de ella. Muchos de ellos fueron botines de guerra o traídos de Belghot. Hasta ahora, el oráculo es el único que me es útil.

—Aquí tiene, alteza— me lo entregó el sirviente, y de inmediato lo desdoble en el escritorio leyendo una y otra vez su predicción.

La magia es peligrosa
Cómo bien sabes
Le han estado mintiendo.
La historia de aquí es más sombría de lo que dicen
Necesitas respuestas
Ojo en quién confías
Hay una guerra en el horizonte
¡Para esto nos preparamos!

Merecen saber quién soy.
Lo que sea que vayas a hacer, voy contigo.
Siempre supe que tu camino sería diferente
Y quiero ver quién serás
Cuál es tu elección.

— Cuál será tu elección...— susurré.

Las predicciones no eran del todo ciertas, a veces eran mensajes futuros o simples acertijos para adivinar nuestros caminos. Hace un mes apareció un nuevo escrito que nos tenía a todos comiéndonos la cabeza, y yo estaba dispuesta a descubrirlo.

Después de todo, tenía mucha información. Y sabía que la ruptura de la barrera era una señal bastante clara.

Me levanté colocando una túnica alrededor de mi cuerpo. Los ojos del sirviente me siguieron caminando detrás de mí.

—Princesa, me informaron que los monstruos de guerra llegaron a Belghot, están cerca de la frontera contra Everdow, en un pequeño pueblo a las afueras.

—Bien.

— Usted... ¿Planea hacer algo?— preguntó, algo curioso y no tan angustiado. Si la barrera se rompía era algo que no nos convenía resolver, nadie puede contra la propia naturaleza.

—Ir a Belghot. Si pude encontrar información confidencial con solo mandar espías, no quiero saber lo que encontraré si voy yo misma.

Y estaba segura, de que esa predicción no era algo para el reino de Khalenberg.

Sería algo interesante ver cómo seguía surgiendo su historia.

La elección de la diosa Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt