Untitled Part 157

24 8 5
                                    

Aamón le mira y Raguel cambia el peso de pie... tragando saliva.

—A-Al fin... solos.

El demonio le sonríe. Raguel es humedece los labios sintiéndose... como un adolescente. Recarga la espalda en el marco de la puerta.

—¿Cómo estás?

—Sentado —sonrisita de lado.

—Oh, ¿de verdad? —sonríe un poco... y es que cada vez que habla con él unos cuantos segundos, vuelve a pensar en lo mucho que le ha echado de menos.

Se acerca a la butaca en la que está, sonrojándose un poco porque... trae ropa nueva,y no sabe si le gusta y... parecía nervioso hacia un rato, todo tenso. Ahora quizás el tenso es él, solo porque... es que quiere abrazarle otra vez y no debería pedírselo de nuevo.

—Sí, no soy realmente así de bajo, aunque lo parezca.

—Pensé que te habías encogido —sonríe un poco más y vacila dónde sentarse. ¿Junto a él? ¿En la otra butaca?

—Solo cuando estoy contigo me hago más pequeñito.

Raguel levanta una ceja... sentándose en la otra butaca después de pensárselo bien

—Anda ya... ¿es la idea que te da?

—Sí... ¿a ti no?

—Lo que te haces es dulce —le sonríe y el demonio pone los ojos en blanco

—Aunque me pongas esa cara —risita.

—Tú te haces más irascible.

—Eso todos sabemos y hemos confirmado que es cierto... así que ten cuidado —igualmente se sonroja y gira la cara.

—Uy, que se pone chungo.

—Exacto, no tienes idea de las cosas que podría hacer.

—¿Cómo qué?

—Cosas terribles, inimaginables —le mira, y sonríe un poco, pensando inocentemente — Cosas violentas.

—¡Violentas!

—Brutalmente violentas —asegura, asintiendo—. Casi hasta se podría decir que... anomalísticas. Irreconocibles. Brutales.

—Todas esas son solo palabras que no hacen la idea clara.

—Ah, ¿quieres una demostración? ¿Te recuerdo la última vez?

—Me acuerdo de ti llorando por años y años sintiéndote culpable.

—Aún me lo siento... así que calla —se sonroja un poco más.

—Lo... suponía —vuelve a sonreír.

—Y no pretendo volver a hacerlo, he aprendido mucho autocontrol en lo últimos años

—Ah, ¿sí? Algunas lecciones se aprenden por las malas —mira hacia otro lado, entrecruzando los dedos sobre sus piernas cruzadas. Raguel le mira y baja un poco la cabeza.

—Lo siento... no nos pongamos otra vez tristes

—No, no... Vale. Solo digo... —le mira—. No te lo estaba echando en cara, de hecho me compadecía de ti un poco.

Raguel traga saliva

—Yo he aprendido a la más mala... algunas cosas. Pero...

—¿Pero?

—Pero lo he aprendido. Hay cosa que no repito.

—Yo... también.

—¿Qué... que ha aprendido tú? —Raguel traga saliva con esa declaración de peso.

Sin CityWhere stories live. Discover now