Untitled Part 6

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Es una nota en papel blanco de alto gramaje escrita en letras doradas con caligrafía cuidada que bien podría ser una invitación a una boda real, salvo porque el texto no habla de ningún código de vestimenta o da la dirección de un restaurante, si no que se lee:

Misión: Matar al demonio Crowley.

No está firmada.

Bien, al menos valió la pena preparar el té, que sale DESPEDIDO de manera hermosa por los aires como si de uno de los aspersores de Crowley se tratará.

MATARLE! MA TAR LE! Es que no cabe del maldito asombro. Son... son... SON! Es inefable lo que está pensando sobre ellos.

Si hace falta vendrán a instalarte un grifo de agua bendita.

¡No! ¡No quiere... no! ¿¡Pero qué clase de... MONSTRUOS son?!

Estás teniendo esta conversación del modo equivocado.

¿¡Cual es el modo correcto?!

Pues con tu estúpido marido. Por cierto, no puedo creer que hayas subido al cielo con el anillo en el dedo. Tremendo.

Estaría hablando con Crowley si no... ¡Si no estuviera a saber Dios dónde!

Crowley acelera de nuevo por la calle, enfadado porque esto va a ser un desastre y si el bloody ángel lo puto escuchara alguna vez no tendría ahora que estar haciendo planes para beberse toda una colección de una bodega de quién sabe cuánto de antigua malditamente SOLO.

No ha sido su culpa... ¿qué es lo que... no ha escuchado?

El coche y la ropa se vuelven negros otra vez con un chasquido de dedos, también las gafas dejan de ser de corazones mientras sigue conduciendo como ja-ja alma que lleva el diablo. De hecho vuelve a llevar manga larga por que el puto clima de Londres.

No ha tardado ni un minuto de blanco. Qué poco aguante.

—Dispíditi mijir di mi —le imita en falsete para sí mismo, enfadado además porque querría haberle dado un beso. Sí, otra vez. Pero tenía miedo de que eso vaticinara una despedida definitiva, así que lo había vuelto a mandar a la muerte con un "fuck you." Bloody hell, la eternidad iba a ser horrible con ese maldito sentimiento de culpa.

Ya, ya... Es una despedida un poco dura. Sí

Para el coche literalmente delante de la barra del primer bar que encuentra, haciéndolo atravesar las puertas de madera y cristal de un modo extremadamente dramático y luego lo repara todo con un chasquido de dedos para que nadie se cuestione como ha conseguido mantener entero un coche desde el veintiséis cuando hace esas entradas a los sitios.

Amas el drama, Crowley.

Será mejor que empiece con la ginebra antes de que se dé cuenta de lo que está haciendo.

Y pasa una cantidad de tiempo indefinida, la verdad, antes de que... Hastur aparezca en alguna tele de por ahí que estuviera pasando el fútbol.

—¿Qué haces, Crowley?

Crowley, que estaba ya sentado a la barra amorrado a otra botella de algo porque... dafuq con los personajes británicos y sus incipientes problemas de bebida. Todos con ese problema. Hasta el ángel. Deben ser las islas...

What the fuck are you doing, Crowley? —es más aproximado a la pregunta correcta.

—Bebo en un bar. Soy un adulto y bebo en un bar, Hastur. ¿A ti qué coño te parece que hago? —protesta Crowley porque además está haciendo esto en un lugar público con más gente mirando la televisión atónita.

Sin CityWhere stories live. Discover now