Untitled Part 129

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Raguel se le acerca esta vez y le da un beso también, acariciándole con los labios con suavidad, respirándole otra vez encima y provocándole un escalofrío. Le da otro besito suave ahora atrás de la oreja y le pone una mano en el pecho y siente su corazón.

—Esto te gusta —declara.

—¿A ti no?

—Sí que me gusta... —le da besitos, uno tras otro—. Lo que más me gusta es lo que sientes cuando te los doy.

—¿Q-Qué... siento? —casi jadea.

—Amor... puedo sentirlo —le da un besito más hacia el hombro.

—No hay manera de... no estar expuesto contigo.

—No puedo no hacerlo... —Es lo único que sí siente, no siente la lujuria al menos y sigue hablándole casi encima.

—Ya... ya...

—¿Qué sientes tú?

—¿De ti? Nada. Si no haces... eso, no siento nada.

—Mmmm... —otros besitos—. ¿Qué sientes cuando hago esto?

Aamón le mira con cara de un poco... sobresaturado de esta emoción nueva que es... un poco asfixiante pero completamente adictiva y que no le deja apenas pensar con claridad.

—¿Quieres que pare?

Niega. Solo está abrumado.

—¿Quieres que siga con los besos? No sabía que a los demonios les gustaran tanto —asegura moviéndose para poder besarle el otro lado del cuello y le sonríe un poquito, de lado.

—Rara vez nos damos besos —asiente

—¿Entonces es un gusto recientemente adquirido?

—Todo tú, lo eres —le sonríe sonrojándose un poquito.

Raguel se ríe un poco, levanta la cara y le da otro beso en los labios. Se lo devueeeeelve.

Eso... es mucho decir. Todo tan suavecito. Es decir... no hay mucho que... es... todo bastante casto. Labios sobre los suyos

Pues abre la boca a por él y e toca con la lengua los labios. Después de un par de veces entre abre los labios, la verdad para hablar pero Aamón le captura el de abajo, entre los suyos y se lo toca un poco con la punta de la lengua antes de soltarle.

Raguel levanta un poco las cejas porque esto... es distinto a cualquier beso en los labios que haya dado pero no se quita, como pretendía hacerlo. Quizás así se besaban los demonios. Le da un escalofrío con ese último movimiento.

—A-Así no nos besamos en el cielo... —susurra.

—Demos gracias de no estar ahí entonces.

—¿Cómo son los besos en el infierno? Ah... no... que no son en los labios... —Raguel se ríe un poquito con esa respuesta.

—Casi no hay besos en los labios.

—¿Usan la lengua? Eso es... un poco... —le mira a los ojos, a pocos centímetros de su boca—. No lo sé...

—¿Qué? ¿Por qué no? Es suave...

—Lo es... sentí algo... distinto cuando me tocaste el labio con ella —anda, anda, la curiosidad siempre nos lleva por buenos caminos.

—Ven... acércate otra vez y saca la tuya un poco para tocar la mía.

Tenemos doce años por lo visto.

Pues en este tema...

Raguel le mira y... es que no le parece tampoco que sea una cosa especialmente mala. Sonríe un poquito y saca la puntita de la lengua, acercándose.

Sin CityWhere stories live. Discover now