Untitled Part 181

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Así que, Uriel... Ejem.

Ah, sí. Ejem. Está... remoloneando un poco porque... sabe que tiene que... terminar con... Ugh! Y si vuelve a... UGH! No le gusta hacer esto NO LE GUSTA NADA. Da un par de vueltas en su despacho intentando rezarle a Dios para ver si le da fuerza y se abraza fuerte s su tablet como tabla de salvación, apretando los ojos, tomando aire y recordándose que esto no tiene nada que ver con ella, es un demonio y además pues el demonio de la lujuria, claro que... claro que va a hacer eso. Le pasaría a cualquiera. Incluso a Gabriel. De hecho probablemente Gabriel la está mandando a ella porque le pasa a él también y no le gusta. Pues claro que no le gusta ¡¿a quién coño le va a gustar?! Ugh ugh ugh calma, calma...

Claro, claro... sí le pasaría. De hecho le pasa. Pero no por él. A ti te pasa más.

No, a todos les pasaría lo mismo. Suspira frente a la puerta de la celda.

Ya, ya, eso te gusta oír.

¡Es la verdad!

Anda, anda.

Traga saliva y toma el pomo de la puerta... la verdad, deseando que alguien la interrumpa para hacerla ir a otro lado a hacer otra cosa.

Debes SENTIRLO a través del pomo de la puerta.

Uuuuuugh. Es que lo suelta como si estuviera electrificado

¿Has sentido el toquecito ahí entre las piernas?

¡Pues en todo el cuerpo! Ugh! ¿Por qué le preguntáis estas cosas? ¿Por qué os está respondiendo? ¡No vamos a... no vamos a volver a describir nada!

Venga, cálmense y vuélvete adentro.

Pues no vais a saber si entramos o no porque no vamos a describir.

Ohhh, venga yaaaa, Uriel!

¡Jum!

Urieeeeeel

¡JUM!

Vengaaaa. No nos hagas rogarteeee.

Vale, pues abre la pueeerta. Asmodeo está echado, bebiendo vino de la botella.

Uriel se humedece los labios, mirándole y suspira otra vez, entrando.

—Allò.

Cierra la puerta a su espalda sin desviar la mirada. El demonio le sonríe, levantándose un poco.

—No... No te levantes. Solo vengo a... terminar.

—Oh... ¿de curarme? O...

—¡O nada! De curarte.

—Vale, vale...

Traga saliva aun mirándole.

—Me quedo aquí, quietecito

Le mira y... le da un escalofrío.

Vale, no decimos nada. Asmodeo levanta los brazos.

—¿Por dónde ibas?

Traga saliva y se le va la mirada al... lugar de autos.

Asmodeo baja la mirada y le sonríe. Ella se... sonroja un poco

—Espero no molestarte demasiado con que vengas aquí.

—Sí me molesta. Todo lo relativo a esto me molesta.

—Oh... que mal. A mí me... me alegra que seas tú quien haya vuelto a ayudarme

—¿Por? ¿No preferirías uno de esos ángeles idiotas a los que les dais tanta curiosidad y al que poder pegarle alguna de esas que yo te curé, como Aziraphale?

Sin CityWhere stories live. Discover now