Untitled Part 142

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Le pone una mano sobre la de él y luego... desaparece con el rayo.

Y van a ver el PÁNICO al primer coche que vea. Gabriel le abraza un poco

—Dios mío, ¡que es este RUIDO!

—¿Qué ruido?

—¡Ese que se oye!

—Hay muchos ruidos.

—¡SÍ! ¿Qué pasa?!

—Nada, es la ciudad.

—¿Pero qué les han hecho a las ciudades? Con razón ahora vienen algunos con problemas...

—¿Problemas?

—Pues tú sabes ese asunto del "stress". Me lo ha contado Azrael —se medio asoma a ver—. ¡Por Dios! ¡Este sitio no se parece en nada a lo que era!

—Tranquilo, es normal... las ciudades ahora son... se mueven mucho más rápido.

—N-No sé si... quiero esto.

—¿Y qué quieres?

—Encontrar a Aamón... vale, vale... —se separa un poco y traga saliva mirando alrededor—. E-Ehm... no sé ni cómo determinar dónde estaba... el lugar.

—Pues menos lo sé yo —mira alrededor—. No podemos preguntar a nadie por algo de hace dos mil años.

—Y ahora no puedo sentir... nada de este sitio. Había un riachuelo que se dividía en dos... ¿recuerdas?

—No...

—Pero si tú venías aquí, la casa de Jesús estaba solo a unos bloques más arriba.

—¿Tú crees? Yo diría que eso era más al este.

—No tengo ni idea... ¿qué hora es?

—En Londres, las seis de la tarde

—Ay, es cierto que tienen diferentes horas.

—Tal vez deberíamos ir a la tumba de Raquel. Eso estaba aquí también entonces, ¿no?

—Ah, sí, sí... —parpadea porque no tiene idea de hacia donde

Gabriel saca su teléfono con google maps y decide pedir un taxi.

—¿Sabes cómo encontrarla?

—Este joven nos llevará en su coche —le explica abriendo la puerta.

—¿Debo meterme ahí? —Raguel vacila...

—Sí, venga, yo entraré tras de ti.

Entra con dificultades y ahí va Gabriel también, como ha prometido, diciéndole al chofer a donde hay que ir.

Raguel casi le hace un agujero en la pierna cuando se sostiene de ella al arrancar el coche.

—Au! No aprietes tanto —protesta Gabriel.

—Perdona, perdona... esto... va rápido.

—Pues es un coche.

—Ya, ya lo entiendo. Los acabo de conocer.

—¿En serio?

—Sí —le mira de reojo.

—¿Por qué?

—No los tenemos ahí arriba... y no había bajado en todo este tiempo.

—Ya...

—¡Que desarrollo!

—Sí, es divertido.

—Divertido... —mira por la ventanilla—. Es casi imposible que le encontremos.

Sin CityWhere stories live. Discover now