Capítulo 23 "Respira"

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Habían logrado salir de allí una media hora después. Azima había cocinado una rápida sopa improvisada para los chicos que había dejado cociendo en el fuego de la fogata pese a las protestas de Azzam por salir lo más pronto posible de allí, pero ella no había tenido corazón para no dejarles al menos una comida medianamente decente. Sabía que podían irse porque nadie se los impidió. Nahel había cumplido con su palabra aunque en realidad no había un ganador definido. Agradecía que no se hubiera detenido en los detalles del resultado de la pelea.

No habían pasado ni diez minutos después de iniciado el viaje y Azzam consumido por la pelea y los fuertes analgésicos se había quedado profundamente dormido. Esta vez ella había dejado el aire acondicionado de su Jeep encendido. Era el único vehículo funcional como le había dicho él, solo habían trasladado sus cosas al Jeep de ella.

No era momento para discutir un dato importante pero le rondaba en la cabeza junto con muchos más. Azzam había dicho que la había mandado secuestrar pero, las secuestradoras habían dicho que eran tres quienes les habían pedido exactamente lo mismo ¿eso era cierto? ¿O solo habían intentado confundirla? Tenía que averiguarlo, pero por lo pronto debía resolver la situación que tenía encima. Buscó con la mirada el teléfono satelital que sabía tenía Azzam consigo porque lo había visto en el asiento trasero de su auto y posteriormente en una pequeña maleta donde él lo había echado. Sin dejar de conducir extendió la mano y lo sacó no sin cierto trabajo. Comprobó que dormía profundamente e hizo una llamada a la única persona que consideraba podía sacar a Azzam de esta ecuación liosa.

- Quizás necesita un médico. No, no quizás. Creo que sí lo necesita. –dijo Azima nerviosa a los hombres que llevaban a Azzam y lo metían a sus habitaciones.

Habían llegado a Andora cuando el sol estaba ya en lo alto del cielo. La habían reconocido enseguida y habían entrado a la ciudad, una a la que pensaba no iba a volver nunca. Iba nerviosa y preocupada ya que le había dado analgésicos a Azzam y además una pastilla para dormir después mientras aun conducía cuando él había despertado sediento. Al parecer el cóctel de pastillas lo había terminado de noquear. Temía le hubiera administrado de más y se le hubiera pasado la mano.

- Princesa ¿Qué pasó? –preguntó el hombre que la había recibido la primera vez.

- Yo, me perdí. Él me encontró. –se limitó a decir sin perder de vista a Azzam. –Por favor, un médico.

- Enseguida.

Su estatus había hecho que no fuera interrogada por la seguridad de Azzam. Le habían pedido esperara afuera y dado que no la unía ningún lazo al Jeque había tenido que obedecer para guardar las apariencias. Se paseaba de un lado a otro cuando una media hora después salió uno de los médicos que trabajaba en la ciudad y específicamente para el Jeque.

- ¿Está bien? –corrió a preguntar.

- Oh sí. Lleno de golpes y moretones pero nada que no sane en unos días. Varios a decir verdad pero nada de gravedad.

- ¿Por qué no despierta?

- Quizás tenga que ver con todo lo que le dio princesa.

- Sólo quería que no tuviera dolor. –dijo apenada.

- Bueno, lo logró. Ha sido curado, lavado y cambiado y no ha sentido nada. Aunque me temo que sentirá de todo una vez despierto pero le administraremos lo necesario para paliar el dolor.

- Gracias.

- Quizás debería ahora lavarse y descansar. –le dijo Fadua quien había estado cerca de ella y a quien le había rechazado el ofrecimiento porque no quería moverse hasta saber de Azzam.

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