Extra: Alana

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CAPITULO UNICO

No hay más preciosas y nunca lo habrá. Quizás pequeños datos o detalles en alguna otra historia relacionada y más nada. Alana es el único capítulo y fin/finish/finito.  Confío en que nadie gaste sus huellas digitales (con tanto lavado de manos ya las ando perdiendo, así que cuídenlas) para pedir imposibles. Besossss. 

Alana miró con aprensión la pequeña caja de madera de cerezo rojo con su nombre tallado en ella en resplandecientes letras doradas debido al baño de oro. Esta tenía de igual forma grabado el símbolo representativo del país entrelazado con uno que desconocía, supuso que hacía referencia a las dos dinastías que se unían en matrimonio. La Magnifica caja no era otra cosa que una invitación a la boda de una princesa, muy apropiado pensó nerviosa cuando intentó abrirla levantando la tapa, al no poder recordó que debía poner cuatro dígitos en la pantalla imperceptible del costado derecho. Los dígitos le habían sido entregados al momento de confirmar su identidad para que pudiera abrir el contenido de la elegante caja. Cuando hacía unas semanas había recibido la llamada de Baasima princesa de Durban y alguien a quien ella conocía pues le había dado clases de danza árabe, había pensado que bromeaba cuando le decía que estaba invitada a la boda de la princesa Azima.

- ¿Es una broma? –preguntó sorprendida.

- Claro que no. –escuchó la risa de Baasima. –A partir de Nueva York todo cambió para nosotras. Tengo hermosos recuerdos de tus clases y de esa presentación que hicimos.

- Saliste corriendo.

- Mi sombra... es decir mi guardaespaldas me seguía y bueno, debía correr. -recordó con voz risueña. –Menos mal me alcanzó. –añadió soñadora.

La conversación le había parecido irreal. Baasima sabía de su pasado en Durban. Sí que sabía lo suficiente como para considerar que a ella no le gustaría volver.

- Ha pasado mucho tiempo. – Le había dicho la princesa.

- No lo creo...

- Nadie te reconocerá. Puedo casi asegurarlo.

Era ese "casi" el que ahora la tenía en una tensión constante desde esa conversación. El recibir la invitación no había ayudado a disminuirla por supuesto. Con manos temblorosas tecleó los dígitos y la caja se abrió. Dentro había pequeñas cajas del mismo material rodeando un pergamino al centro, lo extendió y leyó que había sido invitada a la boda de la princesa Azima y del Jeque Azzam. Un poema se leía en ella y aunque lo demás iba en inglés, el poema estaba escrito en árabe por lo que lo pudo leer sin problemas. Era corto, pero en tan pocas palabras reflejaba un amor intenso. Le gustó tanto que, pese a su nerviosismo, lo busco en internet para saber del autor, pero no halló información alguna. Bajo el pergamino había un elegante sobre que detallaba lo que las demás cajas contenían.

Un elegante brazalete que parecía ser de oro blanco debía portarlo para acceder a palacio a las celebraciones previas. Estas durarían una semana y serían antes del enlace no posteriores, lo que le llamó la atención pues, por lo general la fiesta continuaba después de la boda. En este caso, todo acabaría al casarse la pareja.

Examinó el brazalete con atención, por lo visto este indicaba que sería de las que se hospedarían en palacio. Gruñó al tiempo que cerraba los ojos pidiendo fuerzas. Un elegante reloj como regalo aparecía en una de las pequeñas cajas. En otra se encontraba un delicado prendedor que podía usarse tanto en el cabello o la ropa, su nombre estaba inscrito en el en letras diminutas, las pequeñas piedras preciosas brillaron a la luz de la lámpara con que lo examinaba. Joya ideal que combinaría con cualquier color pensó. Debía portarlo para acceder a la boda. Tanto este como el brazalete seguro serían escaneados para comprobar su identidad. Y ella había sido ya investigada y aprobada. No le cabía la menor duda.

Princesas de DurbanWhere stories live. Discover now