Habiba "Epílogo"

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- ¿Así que esto es tuyo? –Habiba contempló el lugar a su alrededor, era muy parecido al que tenían al otro lado del océano y en el que se habían colado ella y las chicas con ayuda claro. Observaba todo sin perder detalle sentada en el regazo de Zaím desde la zona VIP en el segundo piso. La música retumbaba por todo el lugar y era tan pegajosa que ella quería salir a bailar pero las manos de su esposo la tenían firmemente pegada a él.

- Y tuyo también. –le dijo Zaím besando su cuello provocándole cosquillas. –Bueno, la mitad es mío. La otra es de Azzam. Y así con los que tenemos.

- ¿Cuántos son? –preguntó curiosa.

- Los suficientes como para que con ellos únicamente te pueda mantener como toda una princesa.

- Soy una princesa. –le sacó la lengua y él ni tardo ni perezoso tomó su boca para deleitarse, pero la curiosidad de Habiba ganaba y eso la llevó a separarse primero.

- ¿Y todos se llaman Pasión?

- Todos. –mordisqueó su oreja. -Pero con diferente numeración este es el número 1. -Zaím le había contado de sus días de estudiante con Azzam y como un día habían pensado en invertir en algo distinto que no fueran las inversiones tradicionales y así habían surgido lo que ahora se denominaba Pasión con sucursales en muchos países.

Habían llegado a Londres el día anterior para la boda de Baasima que sería en unos días. Todos estaban en la residencia de León y Gaby los cuales descansaban en ella, Gaby había manifestado el deseo de ir a Pasión pero aun tenía algunos malestares y había quedado reposando. Baasima estaba abajo pegada a Ian bailando al sensual ritmo de la música, Azima bebía de una rara y elegante copa con un liquido oscuro cerca de ellos y también miraba a las pistas abajo le pareció verla fruncir el ceño.

- Quiero otro oasis. –dijo entonces ella mirando su copa vacía del delicioso liquido.

- Le puse así por ti. Por como nos conocimos.

- Oh, ¿en serio? Eso es tan romántico cariño. -le dio besos por toda la cara. -¿Y ese como se llama? –señaló el trago de Azima.

- ¿Ese? –miró hacia su prima política –creo que por el tipo de copa se llama Diosa de la noche.

- ¿Ustedes le ponen nombre a todos las bebidas? –preguntó Azi.

- No, solo a algunas.

Azima vio su bebida y su ceño se frunció aun más.

- Quiero bailar. –dijo Habi.

- No creo sea buena idea menos con esos pantalones. –Zaím pasó una mano por sus piernas enfundadas en unos ajustados pantalones grises que se pegaban a su trasero como una segunda piel.

Era soberanamente agradable el poder vestir como occidental y que él no pusiera trabas. Si ahora se las ponía para bailar es porque al llegar les habían caído los hombres como moscas a las tres y pese a la seguridad a él y a Ian, no habían podido controlar la situación rápidamente. Así que por eso únicamente Baasima bailaba allá abajo. Custodiada por su esposo y seguro sus 50 sombras.

- Busquen una habitación por el amor del cielo. –les dijo Azima divertida.

- Hay una arriba. –le susurró Zaím a Habi. –Una muy grande.

- ¿Tuya o de Azzam?

- Somos los dueños, cada uno tiene la suya.

Por lo que se había encargado de averiguar, Azzam estaba en Francia y no estaría allí esa noche, así que tenían a Azima a salvo. Pese a que tanto ella como Baasima habían tratado de impedir que Azi fuera a Andara, ella se había negado en redondo a abandonar su comisión. Decía que era parte de sus funciones como embajadora cultural y pese a que no estaba obligada había ido y pasado allí dos semanas. En esas dos semanas no habían sabido mucho de ella y después no había dicho mucho tampoco, y eso era raro pero sobre todo era malo, malo, malo.

Princesas de DurbanWhere stories live. Discover now