Capítulo 9 "Si te embarazo, mejor"

8.5K 946 117
                                    


Baasima se estiraba como gata desde hacia sus buenos minutos, si algo hacía siempre era levantarse temprano, la tormenta se había ido así que se levantó y fue al rudimentario baño, se lavó la cara y los dientes y mientras pensaba que rayos estaría pasando debido a su desaparición, algo parecido a la culpa sintió, luego agitó la cabeza, seguro Azima se encargaría de todo, además Ian se lo merecía ¿no? Escuchó un sonido familiar un tanto mermado, prestó atención y su cerebro registró que se trataba de un helicóptero, pegó un pequeño brinco y como loca empezó a dar vueltas, ¿ir hacia la salida? No, solo había una ¿Quién era? Su corazón le dijo que había muchas posibilidades de que se tratara de Ian ¿Quién más si no? Entonces... ¿se metería ella a las pozas para no ser vista? Que tontería... la cama... ¡sí! Fingiría estar dormida. Corrió y se lanzó de un brinco, se acomodó lo más naturalmente posible y practicó ejercicios de relajación mentalmente para bajar su ritmo cardiaco.

Era él, algo le decía que era él, sino, estaría en serios problemas. Lo sintió abrir y subirse a la cama, su aroma la envolvió así que cuando su mano tocó su cara no pudo menos que dejar ir una pequeña sonrisa.

La conversación se reducía a:

- No te hagas la tonta, sabes que estoy enamorado de ti...

- ¿Sí? –dijo ella en un susurro sin podérsele creer, era obvio que se gustaban pero que él la quisiera, pensó que en el fragor de la tormenta quizás se había desprendido un trozo de roca y le había dado en la cabeza y ahora ella alucinaba, sí, seguro era eso.

- Y no voy a dejarte ir.

- ¿No? –Bueno, ella no quería ir a ninguna parte o despertar en todo caso. Que precioso sueño se dijo.

- ¿Solo vas a usar monosílabos para responderme? –preguntó él entre exasperado y divertido.

- Sí... No. –En los sueños al menos debía poder demostrar que no quedaba reducida a papilla por tenerlo cerca, pero noooo, hasta soñando quedaba como una boba.

- Mejor no digas nada. –Y la besó.

Baasima no había sido besada, hasta que él lo había hecho pero antes no era algo que  le había preocupado nunca, como si hubiera estado esperando ese momento toda su vida y no había sido necesario practicar antes. Él abrió con ternura su boca y la saboreó lentamente, ella suspiró, pero cuando la recostó en la cama y se puso encima, una alarma se prendió en su cabeza...

- Espera. –pidió con voz entrecortada y agitada, se hubiera avergonzado de su debilidad ante Ian pero él estaba en igualdad de condiciones.

- ¿Qué pasa? –inquirió él con suavidad.

- Bueno, nosotros... tú, yo... esto. –barbotó como tonta, escuchó la risa de él y le dio un leve golpe en su pecho. -¡No te rías!

- No voy a irme a ninguna parte, volviendo a palacio y después de que el rey te mande a los calabozos por unas horas y se le pase el enojo le pediré tu mano. –aclaró pensando que esa era la causa de la indecisión de Baasima.

- ¿Qué me mande a los calabozos? – preguntó ella con voz aguda. Lo oyó reír de nuevo, él se puso a su lado y la observó apoyado en un codo.

- Compartiré con gusto el castigo contigo. –Le dirigió una mirada picara.

- ¡Qué generoso! –arrastró las palabras.

- Y luego nos casamos. –sentenció.

- No me has pedido nada. –lo oyó suspirar al tiempo que se desplomaba en la cama mirando al techo.

Princesas de DurbanWhere stories live. Discover now