Capítulo 10

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   Quedé admirando aquel bellísimo dibujo, en el que había creado un rostro semejante al mío, más hermoso aún. El diseño de mis clavículas, bien marcadas; una sonrisa dulce, nunca forzada, era sincera y transmitía paz y confianza; con una mirada serena que apaciguaba el alma, parecía poder seguirme con ésta, pero eso no me asustaba, me tranquilizaba que alguien "así" me protegiera; y el cabello, parecía real, con su brillo y sus mechones distraídos y revueltos. Era magnífico.

   Tenía ganas de llorar a causa de la alegría y la euforia que me causaba el pensar que Xander había perdido su tiempo libre, y por libre me refiero a que no tiene que estar cuidándome y vigilándome, dibujando mi rostro; y quién sabe sí aquella espalda no era también de mi propiedad.

   Escondí con cuidado el dibujo bajo el colchón, lugar donde no llegaba nunca la luz del sol; y tras guardarlo en el interior, me lancé al fichero a observar el resto de dibujos, apartando todos los anteriores hasta encontrar el que salía una espalda, supuestamente la mía. Con miedo y el corazón acelerado, pasé la página para, de nuevo, encontrarme a mi mismo, pero en otra postura; está vez encontré mi rostro sonrojado, era la imagen de cuando me hizo beber aquel horrible brebaje. Aún no puedo entender como le he perdonado después de haberme hecho aquello, me entraron ganas de rasgar el dibujo para no tener que verlo.

   Pero no lo hice, seguí contemplándolo hasta cambiar de perspectiva y dejar de pensar que él se veía débil; ahora sentía que yo era fuerte y por ello debía defender a tal ingenua y vulnerable criatura ¿Era eso lo que sentía Xander acerca de mi? ¿Que debía protegerme?

   Continué observando las imágenes; unas adorables, como una en la que salía mirándolo tratando de cubrir una sonrisa inútilmente; otras cómicas, como una en la que me encontraba dormido sobre el sofá, con una pierna y un brazo sobre el regazo del sofá, con la cabeza casi fuera de éste y con a boca abierta; y otras aún más vergonzosa, como en la que salía yo con aquel disfraz, después de lo de los mellizos, sin peluca y con la ropa destrozada. Esa última me hizo sentir lo mismo que con la primera. Pero al final todas eran lo mismo, una verdadera obra de arte, fotografías a lápiz, me enfermaba pensar que Xander escondiera toda aquella belleza por ¿vergüenza quizás?

   — ¿Qué crees que haces, cretino? — Preguntó Xander en mi espalda, apretando los puños con rabia y con irá en las palabras.— ¡Te dije que no los vieras! — Exclamó completamente rojo, acercándose a mí, arrancándome los dibujos de las manos.

   — Xander, son preciosos, no te avergüences de ellos, son magníficos — Le halagué en un tono calmado; quería que se relajara.

   — ¡Me da igual! ¡Te dije que no lo hicieras y has pasado de mí! — Exclamó más enfadado aún, estaba rojo de tanto gritar y sus ojos se cristalizaban ¿Iba a llorar?

   Después de guardar todos los dibujos en el fichero, tornando su sonrisa a una mueca de rabia y tristeza, la guardo en la mochila y la cerró ¿De verdad estaba llorando? Mejor dicho ¿Él podía llorar?

   — ¡Xander, espera! — Exclamé acorralándolo contra mi escritorio, él se apoyó en éste porque yo me había inclinado demasiado hacía él mientras le agarraba de la tela que cubría sus brazos.

   Llevaba pintada una mueca de sorpresa, con los ojos llorosos y con senderos de lágrimas que recorrían su rostro hasta sus carnosos labios o hasta el final de éste, su barbilla.

   — ¿E... Eres idiota o te... Te faltó oxígeno al nacer? — Hubiera sido ingeniosa y divertida su frase sí no fuera porque la dijo entrecortada y no con su tono de superioridad, ahora tenía un tono de sumisión.

   — Xander, a mi... Si quieres, yo — Comenzaba frases que no sabía terminar, hasta que finalmente hallé la correcta.—... Supongo que te es difícil tener que memorizar mi rostro y postura para después pintarlo ¿no?

¡Estúpido niñero! (yaoi-gay)Where stories live. Discover now