Capítulo 33

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   Hoy es domingo, último día de libertad en la semana, por lo que pensé que no habría otro momento tan idóneo como este para solucionar aquel problema padre-hijo. A pesar de eso, decidí que sería mejor ir para la cena, pero estaba tan impaciente que me precipité y fuí un par de horas antes.

   Llamé al timbre un tanto impaciente, Xander no sabía nada acerca de nuestro plan, tan sólo hablé con Theodor de que vendría aquel día, y creo que él no se lo ha comunicado. Como era de esperar, Theodor me abrió la puerta y me invitó a pasar al salón, mientras que yo buscaba con la mirada el rostro del rubio, que para suerte de ambos, no estaba.

   Pude fijarme que, en el medio de de la pared que se encontraba frente al sofá, reposaba una gran chimenea encendida que llameaba y calentaba el interior de la sala apartándome del frío del exterior.

   — Alexander está en su habitación — Comentó dejándose caer sobre el sofá. No me había fijado hasta entonces, pero se veía bastante nervioso, sus manos temblaban de una forma sobrecogedora, mientras que de manera apresurada las pasaba bajo su flequillo para recoger pequeñas gotas de sudor.

   — Vamos, relájate — Pronuncié sentándome a su lado y colocando mi mano sobre su hombro, presionándolo con fuerza y dándole calidez y apoyo.—; todo saldrá bien.

   — Eso espero — Suspiró para, tras soltar un largo exhalo, dirigirme una débil sonrisa junto a una cálida mirada. Aparté mi mano del lugar donde se encontraba para colocarla sobre su mano y apretarla con cariño.

   — Voy a subir a hablar con él, luego te doy yo la señal para que vengas — Le expliqué besando su mejilla mientras soltaba mi mano para encaminarme a la planta superior, donde supuse que Xander se encontraría en la habitación en cuya puerta se encontraba colgado un pequeño letrero en el que ponía no molestar.

   Toqué con delicadeza y suavidad la puerta para después cuando me dispuse a abrirla encontrarme al otro lado a la figura de Xander, que había pegado un bote al sentir la puerta mientras terminaba de guardar apresuradamente una especie de pequeño cuaderno bajo la cama.

   — ¿Qué haces, imbécil? ¡Sal de mi cuarto! — Me ordenó mientras se recomponía de su acto acelerado a causa de un susto que yo le había causado. Cuando se giro y su mirada se cruzó con la mía, su rostro se volvió pálido, tanto como el mío o incluso más; pero aún así mostraba una falsa y débil sonrisa que, a pesar de que era justo lo que él no me quería demostrar, me daba a entender que ahí ocurría algo malo que me involucraba de lleno.— ¡Klaus! ¡No te esperaba! — Pronunció tartamudo, tratando de ocultar la desesperación que bien escondida permanecía en su mirada, pero yo era capaz de encontrar el más mínimo sentimiento en ellos. Parecía verdaderamente preocupado, debía haber hecho algo de lo que estaba realmente arrepentido.

   — Claro, te quería dar una sorpresa — Le comenté sonriente acercándome a él para depositar un beso en su frente. Aún de encontrarse mal, lo sentía próximo, dejaba que me aproximara a él y tocara su cuerpo ¿Qué más podía pedir?

   Me senté sobre la cama sin distanciar mi mirada del rostro preocupado de Xander, que permanecía atento a todo movimiento que hacía ¿Se encontraba así por lo que había escondido antes? ¿A caso le preocupaba la idea de que pudiera encontrarlo?

   — ¿A qué has venido? — Pregunto preocupado, parecía deseoso de que me marchara; pero aunque sólo fuera por Theodor, debía continuar con esto.

¡Estúpido niñero! (yaoi-gay)Where stories live. Discover now