Capítulo 8

106K 8.9K 4.5K
                                    

   — ¡Guapa!— Exclamaba siempre alguien acercándose a mí y tras apoyar su mano debajo de mi falda, continuaba diciendo:— ¡Haber que tienes en la bandeja!— Esa era excusa suficiente para seguir acariciando mi trasero sin que yo opusiera resistencia.

   Iba de un chico a otro, de vez en cuando una chica atractiva se cruzaba en mi camino; y cuando me sonreía, por momentos pensaba que me tiraba los tejos, pero más tarde me daba cuenta de que era una sonrisa compasiva, les daba lástima.

   También me cruzaba de vez en cuando con un peculiar trío de hermanos, aunque sería más correcto definirlos como trillizos; de un pelo completamente liso pero aún así deslumbrante, de un negro blanquecino, parecían tiras de plata, cortado sobre sus orejas formando una media esfera. Sus ojos eran apagados, de un color verde que devoraba el azul que en verdad era.

   Finalmente, y aunque no sé por qué deseaba tanto este momento (tal vez porque me llamaron más atención que el resto de asistentes), me llamaron para que acudiera a entregarles alguna bebida. Estaban muy sincronizados, parecía tratarse de un baile o un ritual, estaban completamente armonizados y sabían cómo moverse a la par. Realmente daban miedo.

   — ¿Cómo te llamas? — Preguntó el que se podría denominar "el del medio", también parecía ser el que dirigía a dos hermanos. Me quedé mirándolo fijamente, yo parecía haber olvidado cómo se movían la lengua y los labios para pronunciar.

   — ¡Estamos hablando contigo! — Exclamaron los otros dos hermanos, que sus lazos eran tan fuertes que parecían una sola persona frente a su reflejo. Ambos chasquearon los dedos delante de mi cara para hacerme despertar.— ¡Responde!

   — Yo... Soy Klau... Claudia — Les respondí temerosa (¿por qué digo "temerosa"? ¡Soy hombre! O los restos de lo que uno era). De nuevo levanté la mirada para cruzarla con los tres chicos, de uno en uno, todos tenían una bella sonrisa atrayente que me hacía pensar que se habían equivocado de dama.

   — ¿Por qué no tomas un descanso?— Pronunciaron ahora los tres a coro, ladeando la cabeza a la vez; eran realmente siniestros.

   — No creo que deba— Le respondí rechazando su grata oferta con una amable sonrisa, mientras que con la bandeja cubría el trasero, colocándome en una postura realmente adorable.

   — Insistimos— Repitieron el muchacho y su reflejo mientras me sujetaban por debajo de los brazos y me encaminaban disimuladamente hacía mi propio cuarto.

  De un empujón me dejaron caer sobre la cama, y mientras yo me incorporaba le dio tiempo al muchacho y al reflejo a sentarse a mi lado, mientras que el otro hermano se arrodillaba frente a mí y colocaban sus manos sobre mis rodillas.

   — Eres muy bonita— Musitaron los que se encontraban a ambos lados de mi cuerpo, mientras que uno besaba y mordía mi oreja y el otro hacía lo mismo con mi hombro.

   — Mi niño bonitoEscuché esa voz a la que le tenía tanto miedo ¿Que pasaba? ¿Por qué la voz de ese monstruo?— Dame un beso...Escuchaba a mi derecha, parecía proceder del muchacho que se divertía con mi oreja, pero no, no era su voz.— ¡Vamos! ¡No hagas que me enfade!No quería llevarle la contraría, a él no, le tenía demasiado respeto ¿Respeto? No, miedo.

   — Papá— Gemí entre dientes, puede que no lo suficiente alto como para que ellos me oyeran, aunque así mejor. Sus manos acariciaban mi cuerpo ¿caricias? No, esas manos me apretaban, eran lujuriosas, sólo querían poseer mi cuerpo.— Papá— Mascullé, ahora en voz alta, al sentir como el que se encontraba frente a mis rodillas se había adentrado a través de ellas y había mordido mi muslo.— ¡Para, papá! ¡No quiero! ¡Ya es suficiente! ¡Papá, basta!

¡Estúpido niñero! (yaoi-gay)Where stories live. Discover now