Capítulo 13

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   Realmente no sabía cómo actuar, le estaba dando la espalda, aunque qué más da, no es que pueda saberlo sí estamos a oscuras y sí ambos debiéramos estar dormidos.

   Era incómodo saber que la persona que me amaba, que me quería, se encontraba justo detrás mía y que yo le estaba dando la espalda. Parece una sutil y cruel metáfora ¿no?

   — Klaus — Susurró mi nombre sobre mi nuca.—... Klaus — Su voz era tímida, precavida; realmente parecía un ruego.

   Trataba de ignorarle, de hacer como sí no le pudiera escuchar, tal vez de hacer que estaba dormido. De nuevo escuché ese profundo silencio, que tan incómodo debía de serle y de lo plácido que a mí me era.

   Sentí la yema de sus dedos recorrer mi espalda; al igual que la suya, desnuda; de arriba a abajo con delicadeza y calidez.

   — Klaus — Volvió a suspirar apoyando su frente contra mi espalda. Era tan débil su voz, tan sumisa y frágil.—... No te alejes... Ahora no...

   Hice un leve movimiento para darle a entender que su caricia me estaba despertando, hasta molestando. Xander apartó su frente de mí, con delicadeza, para después apartar su mano de mí espalda de manera minuciosa aunque un poco costosa; parecía dolerle tener que desprenderse de mí.

   No se cuanto tiempo pasó hasta que Xander se giró y empezó a soltar esos ruidosos bufidos llamados ronquidos. Pero, a pesar de que eran aparatosamente pronunciados; esta noche los describiría como débiles, sin fuerza, sin aire para soltar.

   Giré la cabeza para encontrarme a Xander hecho una bola, mirando a la pared, dándome la espalda ahora él. Palpé su almohada, la zona donde había pasado media noche apoyado, para hallarla como yo ya suponía que se encontraría. Húmeda. Mojada, tibia, empapada en lágrimas.

   Quería ayudarle, pero la única manera de hacerlo era aceptar su propuesta; algo que, por el momento, me negaba a aceptar. ¿A qué pensaba esperar? Puede que a qué nos conozcamos mejor, es decir, ni siquiera se sus apellidos ni su cumpleaños; también a conocer a mis supuestos "suegros", porque él se podría decir que ya conoce a los suyos.

   Ahora que empieza a salir a la luz el tema de su familia ¿Tendrá algún otro pariente cercano a parte de su hermana? ¿Cómo sería su casa? Sé que no debería preguntarme esto, pero ¿La actitud maleducada y perversa habrá nacido a raíz de su tratos con sus familiares?

   *   *   *

   — Xander, ¿te ocurre algo, mi niño? ¿Estás muy pálido? — Preguntó mi madre, que ya se había encariñado tanto con el rubio como para dedicarle un apodo que era de mi propiedad.

   — Sí, es sólo que no he pasado un buena noche — Pronunció mientras que pasaba su puño por su ojo para hacer desaparecer las lágrimas que le aparecieron tras bostezar.. No he podido pegar ojo en toda la noche.

   — No puede ser — Interrumpí dejando la cuchara de nuevo en el cuenco.—. Te oí roncar.

   — Tal vez no fueron ronquidos — Explicó con una sonrisa frágil y vulnerable. ¿No eran ronquidos? ¿Tal vez fueron... Sollozos? — ¿quién sabe?

   Agaché la cabeza y continué con el desayuno, la conversación cada vez estaba más forzada. Así continuó toda la jornada, con esa mueca insana en Xander y con ese dolor helado que se esparcía por mi pecho.

   *   *   *

   — Hola Xander — Saludé abriéndole la puerta, con simpleza y sin apenas inmutarme al ver aparecer su rostro entristecido pero con una tenue sonrisa falsa.

¡Estúpido niñero! (yaoi-gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora