— Emilio— entrelazó sus manos y recargó su barbilla en ellas —Gracias.

— No es nada; lo mereces — dicho eso comencé a cantar.

"Caminando por la Avenida de las Flores
aún recuerdo un diciembre diecisiete
una chica que llegaba a pintarme de colores
tan mágica cual calor del invierno
cual notas de mi música
cual pétalos de flor"

Era una melodía que empezaba lenta pero después aumentaba la velocidad; su nombre es "Notas". A la mitad de la canción me pareció ver un par de lágrimas rodando por las mejillas de Adari.

"Así, sin prisas, sin avisos llegaste
Diciendo nada una sonrisa regalaste
Arriesgándome contigo a volar sin alas
Remando en busca de algo que desconocemos
Intentando juntos esquivar las balas"

Al terminar de cantar, mi amiga no dudó en correr a abrazarme, se enganchó con sus brazos en mi cuello y sus ojos aún estaban cristalizados.

Más tarde decidí salir al pequeño jardín.

— Oye, qué bonito cantas— una chica interrumpió mis pensamientos. Era compañera de Adari en la Universidad.

— Gracias. Mmmm, Natalia ¿cierto?— di un par de palmadas en la banca que estaba invitándola a tomar asiento conmigo.

— Exactamente— sonrió mientras aceptaba mi invitación. Era un poco más baja de estatura que yo, cabello demasiado lacio en color negro, ojos en un tono café oscuro que dejaban apreciar unos pequeños destellos no sé si de su brillo o fue por la luz de las lámparas, mejillas algo regordetas que te daban ganas de apachurrarlas, labios delgados y con un lunar junto a ellos.

— Y bueno... ¿Qué haces por aquí?—

— ¿Aquí? ¿En la fiesta de mi amiga? Oye, no lo sé— ambos soltamos una risa. Qué sarcástica, Nat.

— No me refería a eso, sino para qué saliste o qué—

— ¿Quieres la verdad?—

— Pues... sí—

— Es que desde que llegué pensé que eres un muchacho muy guapo y cuando cantaste... ¡Dios, qué increíble!, ya sé que aún no nos conocemos pero yo no tengo ningún problema en intentarlo—

— Qué directa— reí nervioso jugando con los cordones de mi sudadera.

— Perdón, pero si no lo decía venir a buscarte sería una pérdida de tiempo, entonces... Y perdón por no saber mucho de ti, digo, escuchaba tu música pero no sé más, no conozco tus proyectos pasados—

— No, no hay ningún problema— fijé mi mirada en la suya la cual parecía querer ver hasta mi interior.

— Emilio— colocó su mano sobre la mía— Quiero conocerte.

— Supongo que basta con poner mi nombre en el buscador de Google para saber quién soy—

— No me refiero a eso, quiero conocer lo que hay aquí— levantó mis manos y a la par de las de ella las colocó sobre mi pecho.

— Eres la primera persona que viene así y me habla de una manera directa a lo que quiere. Pero está bien, yo tampoco tengo ningún problema en conocerte— a decir verdad la chica era muy bonita, su voz era muy suave que daba ternura pero a la vez tenía un aire misterioso que aún duda daban ganas de descubrirlo.

Y vaya que lo hice, la conocí, creo que incluso descubrí partes de su persona que no quería o que no necesitaba ver, simplemente porque no fueron de mi agrado, es tan triste que ella tuviera esos pensamientos. Pero, es una historia que le queda mucho por contar, no la terminaré hoy pero sí la conocerán. Lo prometo.

After [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora