12. Pensando en problemas.

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HAVZEL POV

Salgo de la tienda y vuelvo a donde todos para poder hacer la práctica y sacar un diez.

Tomo el bisturí y comienzo a cortar la planta. Estoy sola ahora, Kilian está sentado en un tronco mirando desde lejos.

La maestra pasa junto a mí para inspeccionar mi trabajo.

—Buen trabajo, Havzel—dice con una sonrisa y luego se aleja.

Y el idiota de Kilian decía que lo estaba haciendo mal.

Pasaron los minutos haciendo la práctica, la maestra revisó cada una de ellas, nos puso una calificación y finalmente nos dejó libres.

Limpio todo lo que ensucié y voy hasta Noah.

—Hola— le abrazo.

—Hola, Havz.

—¿Quieres ir al lago? —pregunto.

Él asiente con una sonrisa, lo tomo del brazo y comenzamos a caminar.

Al llegar no hay muchas personas, la mayoría se fueron a sus tiendas a seguir durmiendo, pero conozco a Noah y me conozco a mí, una vez que nos despertamos es imposible volvernos a dormir.

Nos sentamos en unas rocas.

—¿Te ha llamado la atención algún chico de la escuela? —pregunto con emoción.

Noah piensa un poco y luego me mira.

—No, es complicado. En mi antigua escuela había muchas personas bisexuales, homosexuales; pero aquí, parece que no hay nadie, y no pienso enamorarme de alguien que sea homofóbico.

—Eso de que no hay chicos homosexuales o bisexuales, es fácil de explicar.

–¿Y a qué se debe?

—El padre de Ian...

—¿Ian, Ian Allen? —pregunta.

Asiento—sí, su padre es la persona más homofóbica que conozco, tiene mucho dinero, así que se toma la tarea de saber quien no es heterosexual, le paga una cantidad a la escuela para que saquen a esa persona, ya que no quiere que su hijo estudie con "fenómenos", como él los llama. Muchos dicen que Ian le dice a su padre quien es de otra orientación sexual, y también dicen que posiblemente Ian es igual de homofóbico que su padre.

—¿Entonces nadie se tiene que enterar que soy gay?

Niego lentamente.

—Al menos no Ian, sí eso pasa te pueden sacar de la escuela, te separan de mí, y luego no te vería tan seguido de nuevo, además moriré de tristeza.

—No seas dramática—ríe—¿ya no has hablado con Tyler?

Niego.

—Pues ya lo harás, aquí viene— eleva las cejas.

Estoy a punto de contestar, pero la voz del deportista me detiene.

—Havzel—me llama Tyler.

Giro a verlo, lleva una playera negra, sobre ella una camisa de cuadros roja suelta, unos vaqueros y tenis negros. Se ve bastante guapo.

—Tyler— sonrío de manera amable.

Él voltea a ver a Noah.

—¿Puedo tomar mi turno ahora?—pregunta con amabilidad.

Noah me mira y luego vuelve su mirada a él.

—Claro, es toda tuya.

Dice como sí nada y después de va.

El Día Que Te Amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora